Cuba

Una identità in movimento

Miami paga a los terroristas, pero Roma los desprecia

Félix López



Acela Caner Roman — autora de El muchacho del Copacabana — cuenta a Granma sobre la presentación de ese libro en 16 ciudades italianas y el creciente movimiento de solidaridad con la causa de los Cinco Patriotas cubanos encarcelados injustamente en los Estados Unidos.

Junio sorprendió a Roma y a los participantes en la Cumbre Mundial de la FAO sobre la Alimentación. Una noche antes de comenzar ese evento, en el céntrico Viale Aventino, donde se levanta la sede de la Organización, todo el espacio disponible para la publicidad fue cubierto con grandes afiches que reclamaban la liberación de los Cinco cubanos encarcelados injustamente en los Estados Unidos. Y fueron tantos que todavía la maquinaria de vender sueños no ha logrado taparlos.

Algo similar ha ocurrido en Porta Portese, concurrido mercado de la capital italiana, donde miles de personas se han llevado a casa, junto a sus compras de domingo, unos volantes que cuentan la verdad sobre los Cinco jóvenes cubanos, acusados de espiar en territorio norteamericano, cuando en realidad habían infiltrado a los grupos extremistas y mafiosos de Miami, autores de una interminable lista de crímenes terroristas contra el pueblo cubano.

Las manos anónimas que pegan esos afiches y reparten volantes en solidaridad con Cuba y la causa de los Cinco, se pasan por estos días un libro que se ha convertido en prueba y denuncia... Il ragazzo del Copacabana — en su edición en italiano —, les ha llevado el testimonio de Giustino Di Celmo, padre del joven Fabio, víctima de un atentado terrorista a una instalación turística en La Habana. Acela Caner Román, autora del libro, ha regresado a Cuba con otra historia digna de ser contada.


"El que habla es Fabio"

En el mes de mayo, una segunda edición del libro permitió que se realizaran presentaciones en escuelas y universidades de varias provincias cubanas.

"Esa experiencia — cuenta Acela — fue el preámbulo del recorrido que realicé junto a Giustino Di Celmo por 16 ciudades italianas. Allí, tuvimos la oportunidad de esclarecer, ante un público muy manipulado por los medios, la verdad sobre las agresiones sufridas por nuestro país en más de cuatro décadas".

Cada lanzamiento, explica la autora, partió del hecho concreto de la muerte del joven italiano — el 4 de septiembre de 1997 —, y de la responsabilidad que tuvieron en esa acción el terrorista Posada Carriles y la Fundación Nacional Cubano Americana.

"No hay dudas, dice, de que ese es el ejemplo más cercano que ilustra al pueblo italiano sobre nuestra necesidad de infiltrar los grupos mafiosos que operan en Miami, motivo por el que fueron juzgados, injustamente, los Cinco Patriotas cubanos".

Para Acela, el impacto del libro en la opinión pública se engrandece con la lucha que ha emprendido Giustino para que todo el mundo conozca la monstruosidad de las agresiones contra nuestro país.

"... él, a pesar de su dolor, es capaz de transmitir una gran ternura en sus testimonios, en su mensaje de paz, y en la defensa que hace de la obra de la Revolución. Pero sus palabras son más convincentes cuando aclara a sus interlocutores que quien está hablando es su hijo Fabio".


Los pueblos no se equivocan

En Lombardía, una de las regiones incluidas en la gira, se conformó el primer Comité por la liberación de los Cinco. Giustino fue el primero en firmar una lista que recoge los nombres de 150 intelectuales, diputados, sindicalistas y hombres y mujeres sencillos. Muchos otros continúan sumándose por toda Italia, nación donde siempre ha existido un fuerte movimiento de solidaridad con la Isla.

Una de las más conocidas Asociaciones de Amistad con Cuba, La Villetta, es pionera en la misión de cubrir sus muros exteriores con los carteles que reclaman la libertad de los patriotas cubanos. Presidida por Luciano Iacovino, esta organización de solidaridad nació en Roma, pero con el tiempo se extendió a otras ciudades del país mediterráneo. Y todos los años envían a nuestra Patria a un grupo de sus miembros, quienes aterrizan en La Habana cargados de donativos y cariño.

Cuenta Acela, que los miembros de La Villetta han sido multados en varias ocasiones por utilizar los espacios de publicidad para sus acciones de solidaridad, pero ellos se niegan a pagar un centavo en señal de protesta y como expresión de su inconformidad con la injusticia y con el silencio cómplice de la prensa y el gobierno.

Por Italia, Acela y Giustino encontraron que la lucha de los amigos de Cuba no es solo en las calles. Desde febrero del pasado año, el diputado NiKi Vendola presentó en las comisiones Antimafia y Contra el terrorismo la iniciativa de hacer una investigación parlamentaria alrededor del caso de Fabio Di Celmo. La falta de una respuesta oficial no ha frenado ese reclamo, porque los compatriotas del joven asesinado quieren que los autores intelectuales del crimen respondan ante la justicia.


Epílogo

Pocas veces, eclipsada por lo que ya representa para Cuba la figura de Fabio Di Celmo, Acela Caner ha contado a la prensa cómo se acercó a la familia y la historia del joven italiano.

"Aquel hecho, la muerte absurda de un muchacho que amaba a la Revolución, nos conmovió a todos. Cuando vi a su padre hablar en la televisión lloré y me emocioné mucho" — confiesa Acela.

Unas semanas después, la vida le deparó la suerte de sentarse a conversar con aquel hombre que ya no logrará sobreponerse al dolor, pero que transmite una gran ternura.

"Yo comencé hablando de la víctima inocente, y Giustino me lo mostró vivo y me permitió conocer sus sueños. Esa conversación, conmovedora, me inspiró el libro. Recuerdo que aquella noche no pude dormir, y al amanecer, cuando despertó mi esposo Eugenio, ya había terminado el proyecto de investigación sobre el libro".

Para Acela, lo más importante era hilvanar los testimonios de Giustino, de las personas que conocieron a Fabio en el Copacabana y de sus entrañables compañeros del equipo de fútbol, con las pruebas que desenmascararon a los autores de los atentados dinamiteros contra las instalaciones turísticas de La Habana.

"Cuando el libro estuvo terminado — concluye Acela — Giustino y yo le prometimos a las madres y los familiares de los Patriotas encarcelados en Estados Unidos que haríamos nuestra la causa de los Cinco. Y así lo hemos hecho, porque ellos evitaron que murieran muchos otros jóvenes como Fabio... Lo que acaba de ocurrir en Italia es el mejor ejemplo de que no se puede silenciar un crimen o engañar a los pueblos. Aquellos amigos han reformulado una vieja sentencia: Miami paga a los terroristas, pero Roma los desprecia".


Boletín digital diario. Edición especial. La Habana, viernes 12 de julio de 2002. AÑO DE LOS HÉROES PRISIONEROS DEL IMPERIO


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