Cuba

Una identità in movimento

En el laberinto de la toponimia cubana

Acela Caner Román



El sonoro y corto nombre de Cuba,
primó sobre los topónimos que quisieron imponerle a nuestro país,
tanto su descubridor Cristóbal Colón,
como el rey de Aragón, Fernando El Católico
y los conquistadores españoles, cartógrafos y marinos.
(Antonio Núñez Jiménez)[1]


Sobre el primer y los primeros nombres de una isla

Orgulloso y combativo el "sonoro y corto nombre" de Cuba se ha mantenido a través de la historia enfrentando y venciendo a todos aquellos nombres geográficos que quisieron imponer los españoles a la mayor de las islas antillanas. Así, el topónimo Cuba coexistió y venció entre otros, a los distinguidos nombres de un príncipe y de un rey, al de la primera letra del alfabeto griego y al nombre del más adorado de los santos españoles.

Muchas interrogantes surgen cuando se analiza la toponimia cubana. Pudiéramos preguntar, por ejemplo, ¿cuáles fueron las motivaciones que determinaron la existencia de diferentes topónimos para denominar, en la época del descubrimiento y colonización, a esta verde y cálida isla?, ¿cuál es el verdadero origen del vocablo cuba y qué significación tiene?, ¿cuál es la procedencia y la historia de cada uno de los nombres que pueblan la geografía cubana?

Las respuestas a estas preguntas no son simples ni fáciles, en ellas se mezclan realidades, hipótesis y leyendas en proporciones tales que a veces resulta imposible deslindar hasta dónde llega la realidad y hasta dónde llega la fantasía en el origen y significación de este o aquel nombre geográfico. En estas páginas sólo se intentará dar respuesta a esas interrogantes presentando una síntesis que nos acerca a los estudios y criterios más conocidos o interesantes en el laberinto de la toponimia cubana.

El nombre indígena de Cuba, en su forma de COLBA, aparece anotado por primera vez en el Diario de Navegación de Cristóbal Colón, el 21 de octubre de 1492. Apenas habían transcurrido nueve días de su llegada a las Indias y ya expresaba su deseo de conocer estas tierras, cuando escribió:

(...) y después, partir para otra isla grande mucho, que creo debe ser Cipango, según las señas que me dan estos indios que yo traigo a la cual ellos llaman Colba.[2]

El 23 de octubre parece que Colón pudo identificar con mayor nitidez el nombre que los indígenas de las islas Lucayas daban a ese país, y escribe correctamente en su diario la palabra Cuba en vez de Colba:

Quisiera hoy partir para la isla de Cuba.[3]

Colón arribó a las costas cubanas el 27 de octubre de 1492 e impresionado por sus bellezas naturales declaró que era esta la tierra más hermosa que ojos humanos habían visto, bautizando a la isla recién descubierta con el nombre de Juana, en honor al Príncipe Juan, hijo de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, los Reyes Católicos que habían apoyado su riesgosa empresa.

¿Cuánto tiempo Cuba se llamó Juana? En realidad fue muy corto el tiempo que a Cuba se conoció con la variante femenina del nombre del Príncipe Juan. Poco después de fallecida Isabel La Católica, su esposo, Fernando de Aragón, dictó una Real Cédula de fecha 28 de febrero de 1525, para cambiarle el nombre a la isla por el suyo propio en la forma de Fernandina. Este nuevo nombre tuvo poca suerte y fue rechazado hasta por los cronistas oficiales de Indias que mostraban así su repulsa ante la decisión del egocéntrico rey aragonés.

A partir de entonces la isla comenzó a llamarse por diferentes nombres. Pedro Mártir de Anglería se refiere a Cuba y a Fernandina como si fueran dos islas diferentes. También la llamó Alpha, retomando el topónimo que Cristóbal Colón diera a la punta de Maisí a la que denomino Alpha y Omega, nombres de la primera y de la última letra del alfabeto griego que, utilizadas en sentido figurado, indicaban el principio y el fin del territorio descubierto.

La mayor isla del archipiélago cubano fue conocida, además, por los nombres de Fernandina del Puerto Príncipe, Isla de Santiago de Cuba, Isla de la Habana y también como Isla de Santiago y del Ave María. Pero el nombre de Cuba siempre se mantuvo y al final se impuso sobre los diferentes topónimos con los cuales quisieron bautizar a esta tierra.

Pero, ¿qué representaba el vocablo Cuba en lengua de sus primeros habitantes?

Realmente existen muchas dudas acerca del contenido semántico del vocablo cuba, a pesar de las innumerables investigaciones sobre el tema. Conozcamos algunas de las hipótesis más reconocidas sobre el significado de este topónimo.

El sabio cubano Fernando Ortiz, en su obra Cuba primitiva. Las razas indias, afirma que las palabras Cuba y Ciboney tienen una misma raíz: la voz ciba equivale a piedra, montaña, cueva y brinda una profunda argumentación para fundamentar su consideración.

José Juan Arrom, en su interesante discurso de ingreso a la Academia Cubana de la Lengua titulado Historia y sentido del nombre Cuba, declaró que existe en Suriname la palabra da Kuban equivalente a mi campo, mi terreno. Es opinión de este autor que:

(...) Koba o Kuba debe ser por consiguiente, la voz que Colón oiría y eso vendría a explicar la vacilación del Almirante al registrarla abriendo o cerrando la vocal de la primera sílaba, primero como Colba y luego como Cuba (...).[4]

También el vocablo Cuba existe en otras lenguas americanas, en chibcha es piedra; en arahuaco de la Guyana significa está; en la faneca de México es cerro; y en mapoyo de la Guyana Venezolana es laguna.

El intelectual y expresidente dominicano Juan Bosh escribió, en su magnífico libro De Cristóbal Colón a Fidel Castro. El Caribe Frontera Imperial:

Es casi seguro que ese nombre de Cuba no designaba la totalidad de la isla. Los indios de las Antillas Mayores no formaban pueblos unidos; a lo más tribus; y debemos pensar que cada tribu denominaba al territorio que ocupaba no el de otras tribus. El nombre de Cuba debió ser usado por la tribu que señoreaba el lugar donde tocó Colón (...).[5]

Ciertamente, los aborígenes americanos, con la excepción de los Incas, carecían de nombres que indicaran grandes extensiones de terreno. Cuba para los indios lucayos debió ser un nombre local y no el nombre de todo el territorio de la mayor isla antillana.

Pensemos ahora, Colón conoció de la existencia de Colba o Cuba cuando aún se encontraba en las costas arenosas de las Bahamas. ¿Qué significaba realmente esa palabra oída a los indígenas?, ¿era esta isla el lugar del que hablaron los indios lucayos?, ¿siguieron las carabelas el rumbo exacto para llegar al sitio indicado? Tal vez esto no se pueda conocer con certeza, sin embargo, son incógnitas que no han dejado de inquietar a los estudiosos del tema a través de todos los tiempos.

El historiador alemán Sophus Ruge estimula estas dudas en su obra La época de los descubrimientos geográficos cuando relata que en Tabasco, el 25 de marzo de 1519, oyó Hernán Cortés el nombre de Culhua para indicar a Cholula, una de las más florecientes ciudades de la cultura mexicana. Según este autor:

(...) Bernal Díaz del Castillo en su obra dice haberla oído mentar ya con la pronunciación de Culba antes de la expedición de Cortés; y es muy posible que cuando a Colón indicaron los naturales de las Antillas el nombre Colba hubiesen querido significar la ciudad mexicana de Cholula, pues que existía poca o mucha comunicación entre las islas y el continente (...).[6]

Piedra, montaña, cueva, mi campo, mi tierra o terreno, cerro, está, laguna y Cholula, no son los únicos significados que se atribuyen al nombre de Cuba. Existen otras hipótesis que buscan el origen y significación de esta palabra en lenguas del Viejo Mundo, como puede apreciarse en los ejemplos siguientes:

Llegar a conocer la verdad absoluta sobre el origen del nombre de esta isla es tarea muy difícil, aunque no imposible. Para nosotros los cubanos el nombre de Cuba, por encima de toda investigación etimológica, significa patria, amor, vergüenza, soberanía, dignidad, compromiso irrenunciable, razón de ser.



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Webmaster: Carlo NobiliAntropologo americanista, Roma, Italia

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