Cuba

Una identità in movimento

Las sociedades de tumba francesa en Cuba

Olavo Alén



1. La inmigración francesa y haitiana

La época comprendida entre los años 1790 y 1868 constituye uno de los períodos más complejos de la historia colonial de Cuba. En él se puede enmarcar una serie de etapas cronológicas atendiendo a la posición política predominante de cada momento y detectar cómo, en la búsqueda de la solución a las contradicciones económicas, las luchas políticas alcanzaron variados matices como fueron el reformismo, el anexionismo y el independentismo.

Es en este período en el que se inserta la inmigración haitiana y francesa en Cuba, y con ella aspectos característicos de su cultura. Las fiestas de la sociedades de tumba francesa, vigentes aún hoy, constituyen un aporte cultural llegado con estos inmigrantes, cuyo desarrollo en Cuba ha influido de diversas formas en la definición de un arte cubano, y de forma más particular aún, en el de su música.

Se les llamó franceses a los negros criollos haitianos llegados a Cuba, esclavos o libres, que ya traían una cultura resultante de un primer proceso de transculturación. Incluso su lenguaje había dejado de ser el francés para convertirse en creole o patois, producto de la confluencia de idiomas diferentes que se había desarrollado en la zona dominada por los franceses de la isla de Santo Domingo. Las generaciones posteriores de estos inmigrantes, ya nacidas en territorio cubano, mantuvieron el apelativo de franceses e incluso como idioma el patois, que, al igual que el resto de los rasgos característicos de la cultura que trajeron, fueron sometidos a un segundo proceso de transculturación determinado por las nuevas relaciones socioeconómicas que les ofrecía el territorio de Cuba.

El apelativo de francés no sólo se aplicó a los hombres en sí, sino a todo el ambiente que les circundaba, así sus bailes, instrumentos, e incluso sociedades y agrupaciones, llevaron siempre este sello distintivo. Con él pretendían, por una parte, aparentar un rango social superior; por otro lado, el apelativo de haitiano hubiese sido peligroso para sus relaciones con las autoridades coloniales de Cuba, pues Haití era de hecho, en la última década del siglo XVIII, un centro de subversión, para las potencias coloniales europeas, en América. Además, es evidente que estos inmigrantes estaban más cerca de la aristocracia francesa de las cortes de los Luises que de los ideales de libertad, igualdad y fraternidad de la revolución burguesa, o de los ideales libertarlos de la insurrección de esclavos de Haití.


1.1 Causas y consecuencias económicas de la inmigración

En el aspecto económico, España buscaba sustituir con la producción cafetalera de Cuba a Haití en la hegemonía del mercado mundial de café, sobre todo después de la ruina económica de esa colonia como resultado de las luchas internas que allí se desarrollaron a partir de la última década del siglo XVIII.

El 22 de noviembre de 1792 se dictó un real decreto donde se autorizaba la

... exención de todos derechos, alcábalas y diezmos, por tiempo de 10 años al algodón, café y añil de las cosechas de aquella isla(1).

No es pura casualidad que la producción de estos tres productos ocupara el grueso de las exportaciones que efectuaba Haití antes de la década de 1790. Incluso, posteriormente, fueron declaradas estas exenciones como perpetuas.

La trata de negros era también vital para mantener la producción incrementada del azúcar y del café para el mercado mundial. Por ello es posible que coincidiendo con el inicio de los movimientos revolucionarios de Haití, lograse el reformista cubano Francisco de Arango y Parreño, como una de las mayores concesiones de España, que fuera promulgada la libre introducción de esclavos por seis años. Entre 1790 y 1820 se introdujeron en Cuba alrededor de 227.000 esclavos africanos(2).

Es precisamente entre estas dos fechas de 1790 y 1820 que se produce la llegada y asentamiento de la inmigración haitiana en Cuba. Si bien es cierto que preferentemente se alojaron en las zonas cafetaleras de la antigua provincia de Oriente, incrementando allí la producción de café mediante las técnicas de cultivo que ya conocían desde Haití, y además mediante el incremento real de la mano de obra, con la fuerza de trabajo que ellos constituían, no es menos cierto también que pronto se fueron efectuando desplazamientos hacia las provincias occidentales, preferentemente por los negros ya libres que salían en busca de mejoras dentro de su vida social. Todavía hoy, informantes descendientes de estos afrohaitianos, nos relataron del regreso a tierras orientales de sus abuelos o padres desde Vuelta Abajo.

Es de señalar que durante gran parte del tiempo anterior a 1800, Cuba apenas había podido sostenerse por sí sola, y no se había contado con que pudiera contribuir a los ingresos de España(3). Sin embargo, a partir de 1790 se produjo una intensificación en el proceso de crecimiento de la agricultura comercial. En esta época no sólo aumentaron las exportaciones de azúcar, sino que aparecieron

... nuevas exportaciones como el café y más tarde, aunque sólo momentáneamente, el algodón(4).

No fueron factores casuales que estos dos últimos productos constituyeran las exportaciones básicas de la destruida economía de Haití y que gran parte de su producción en Cuba fuese estimulada por la emigración de franceses y haitianos provocada por el triunfo de la revolución de Haití.

El ritmo de ascenso del cultivo del café lo indica el hecho de que

... mientras en 1803 había sólo unas 108.000 matas en la región montañosa oriental, en 1807 pasaban de 1.100.OOO(5).

La razón por la cual la inmigración francesa permanece en su mayor parte en la región oriental de Cuba, parece hallarse plenamente justificada por la posibilidad de adquisición de terrenos muy baratos, en comparación con el occidente, donde debido al desarrollo de la industria azucarera, los terrenos apropiados para este cultivo habían alcanzado precios exorbitantes.

Le Riverend, en su Historia Económica de Cuba, recoge opiniones que datan de 1796 de algunos vecinos principales de Santiago de Cuba, en las cuales ellos manifiestan

... que los emigrados franceses de Haití debían quedarse en aquella región pues la caballería de tierras valía unos 100 pesos mientras era La Habana no bajaba de 1.000.

Además, tenemos el dato de que:

La gran hacienda Santa Catalina (Guantánamo), perteneciente al Marqués de Jústiz, estaba en venta desde 1802 a razón de 20 pesos la caballería y rápidamente se pobló de colonizadores franceses emigrados de Haití(6).

Por tanto, aquí se quedaron gran parte de los emigrados franceses con sus dotaciones de esclavos, dándole un impulso decisivo al cultivo, fundamentalmente del café. Es importante señalar que, desde el punto de vista internacional, la posición de Cuba como exportador era mucho más fuerte en cuanto al café que en relación al azúcar.

Es sabido que la colonia de Cuba, hasta 1830 contribuyó frecuentemente con mayor proporción de café al comercio mundial que de azúcar. Por otra parte es fama que en algunas plazas europeas Cuba llegó a imponer los precios del café, fenómeno que no se produjo repecto del azúcar hasta por lo menos el último tercio del siglo XIX(7).


1.2 El equilibrio racial, un factor social a favor de la inmigración

No sólo los factores económicos favorecieron la inmigración de franceses, sino también un poderoso factor social habría de jugar un papel importante para ellos. Francisco de Arango y Parreño, el ideólogo de la clase terrateniente criolla de Cuba, abogó a favor de la inmigración como medio de contrarrestar el aumento de la población negra producido por la entrada ilimitada de esclavos que coincidió con este hecho. El aumento de la población negra era un factor que preocupaba no sólo a las autoridades españolas sino a los criollos grandes propietarios de esclavos que, viendo los sucesos de Haití, temían una sublevación general de caracteres similares a los de la colonia francesa. Arango y Parreño, gran observador analítico de los problemas de su época, fue comisionado en marzo de 1803 por Someruelos, Capitán General de la Isla de Cuba, para trabajar cerca de las autoridades francesas de Haití. Después de esta misión, como producto de la terrible situación que pudo observar de cerca, no le quedaron dudas a Arango y Parreño sobre la urgente necesidad de reforzar la población blanca de Cuba, sobre todo en la zona oriental.

Como producto de la paz de Basilea entre España y Francia, España se había visto obligada a ceder la parte que ocupaba en Santo Domingo a favor de Francia, pero el traspaso aún no se había efectuado. En 1801 Toussaint L'Ouverture, en nombre de los derechos franceses, exigió a los españoles la entrega formal de Santo Domingo, no quedándoles más remedio a estos últimos que acceder. Esta retirada definitiva de las tropas españolas, así como el terrible fracaso del general Leclerc, encomendado por Napoleón para restablecer la autoridad de los franceses sobre sus antiguos esclavos en Haití, produjeron la emigración, primero de gran número de familias españolas de Santo Domingo y posteriormente de familias de origen francés de Haití, asentándose gran parte de éstas en la zona oriental de Cuba.

Se calcula que el total de personas que pasaron a Cuba fuera de más de 30.000(8). A pesar de las recomendaciones hechas por Arango y Parreño para que éstas permanecieran en la región oriental, así como por los factores económicos ya señalados, no pocas familias se radicaron en otras partes de Cuba, llegando incluso a la provincia de Pinar del Río algunas de ellas.


1.3 La unificación del grupo

No todos los esclavos de estos inmigrantes franceses formaron parte de la membresía de las sociedades de tumba francesa. Muchos se fueron apartando de las fiestas iniciales y se incorporaron de una forma más directa a la población cubana, perdiendo así los vínculos con las tradiciones culturales traídas desde Haití y abandonando incluso su lengua materna, se insertaron, y con ellos sus descendientes ya nacidos en tierra cubana, a otros sectores poblacionales de la sociedad colonial. Sin embargo con las nuevas generaciones de aquellos que constituyeron los primeros grupos de tumba francesa, así como con los muchos criollos cubanos que se acercaron y se fueron incorporando progresivamente, sobre todo a las actividades festivas que éstos realizaban, se produjo un desarrollo acelerado de las mismas, cuya época culminante podemos trazar entre las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del presente.


2. La fundación de las sociedades

Las sociedades de tumba francesa constituyeron y constituyen aún hoy, una fuente constante de elementos culturales de ese folklore primario o antecedente cuya inte acción conformó los primeros rasgos de la cultura cubana. Fundamentalmente la música y la danza, que caracterizan a este sector, han llegado no sólo a constituir en sí un razgo peculiar de la cultura del pueblo de Cuba, sino, además, han influido directa e indirectamente en otras manifestaciones pertenecientes a las áreas denominadas por Argeliers León como

... factor urbano primario y factor urbano elaborado(9).


2.1 Aportes a la cultura cubana. Intercambio de elementos culturales con el medio ambiente

Un aspecto a señalar aquí es la influencia indirecta sobre géneros musicales pertenecientes al factor urbano primario, e incluso habría que ir más allá, hasta la misma música popular cubana. Tanto en las comparsas de Santiago de Cuba, entre ellas la Carabalí, como en las improvisaciones sobre el quinto en un guaguancó, se pueden oír, con mayor o menor grado de procesamiento, algunos elementos rítmicos básicos de los toques en los tambores de las tumbas francesas. Este aspecto tiene sus antecedentes directos en los hechos reales de que:

    a) Hasta hoy las sociedades de tumba francesa mantienen sus fiestas con estructuras muy análogas a las sociedades de antaño, y con ellas. sus bailes y los toques de sus tambores.

    b)Tanto en el caso de los bailadores como en el de los tamboreros, son integrantes que se mantienen en contacto con el medio exterior, y por tanto son receptores de los géneros musicales de moda. Sobre todo de aquellos gáneros que a partir de combinaciones de tambores, como es el caso de la rumba, llegan a síntesis musicales más actuales con la realidad social de Cuba.

Es frecuente oír durante una fiesta, a algún miembro, sobre todo de los más viejos, señalar que tal paso del bailador o tal ritmo en uno de los tambores, está tomado del guaguancó. También es frecuente que el composé, quien canta antiguos cantos de estas sociedades o los improvisa al estilo de éstas, sea miembro de algún otro conjunto musical de caracteres diferentes.

De esta forma podemos comprender la oscilación de elementos musicales entre los diferentes géneros y estilos, sobre todo en el caso en que son interpretados por una misma persona. En este sentido, debemos señalar que ha sido frecuente para el músico popular cubano, el hecho de que se dedique al cultivo simultáneo de varios géneros musicales diferentes. El origen de esta cualidad multifacética de la interpretación, que demás está decir exige un alto grado de vocación por parte del intérprete, lo podemos encontrar en un factor puramente económico, impuesto por los oscilantes vaivenes de la moda musical en la sociedad burguesa, a los cuales tenía que adaptarse el intérprete para poder subsistir económicamente(10).

El proceso de intercambio de elementos con el medio circundante no sólo ocurrió en la música, sino que, de forma más general podemos decir que las costumbres de los integrantes de estas sociedades fueron poco a poco penetradas y algunos de sus rasgos fundamentales sufrieron las modificaciones que les impuso la evolución social cubana.

Durante la colonia, a fines del siglo XIX, se ordenó empadronar todas las agrupaciones de esclavos (cabildos) bajo la Ley de Asociaciones, forzándose así a la invocación religiosa también a estas sociedades que en la práctica excluyen toda creencia dentro de su seno. De aquí que la mayoría de sus nombres aludan a santos católicos como Santa Catalina de Riccis, San Juan Nepomuceno, La Caridad y otros. Además con el advenimiento de la República, se sustituyeron las denominaciones jerárquicas de Rey y Reina por las de Presidente y Presidenta, que en el fondo no hacían más que reflejar la nueva distribución jerárquica de la seudo-república.


2.2 Objetivos y caracteres de las agrupaciones

Las sociedades de tumba francesa tenían como finalidad la de ayuda y socorros mutuos entre sus miembros, y además la de propiciar la recreación. Algunas sociedades incluyeron posteriormente la instrucción (véase como la ayuda económica para la educación de los hijos de sus integrantes), aunque en este aspecto no hemos podido recopilar datos concretos de que se haya verificado en la práctica. En este sentido de la ayuda mutua, se puede afirmar que tuvieron las mismas motivaciones que los cabildos de nación, donde los esclavos de un mismo origen se agrupaban en su lucha por sobrevivir en un medio que no sólo les era totalmente adverso por su posición en la estructura de clases, sino también por verse forzados a asimilar y comprender un medio socio-económico que al principio les era totalmente ajeno.

Estos grupos se desarrollaron con las características de lo que podríamos denominar microsociedades cerradas, por su carácter de exclusividad, aunque este término no se le puede aplicar en sentido absoluto. Es sabido que las condiciones de vida de los esclavos que trabajaban en los cafetales eran relativamente mejores que las de los esclavos que trabajaban en los ingenios y plantaciones de caña de azúcar. El peor castigo que podía recibir un esclavo que trabajaba en un cafetal era que su dueño lo enviara al ingenio. Esta condición situaba a los esclavos de los cafetales en una posición ventajosa, que se reflejaría en sus costumbres y hábitos, e incluso en el carácter de sus fiestas. Hasta el idioma del grupo era distinto y ellos se empeñaron en su afán de mantener estas diferencias.


2.3 El patois como idioma de sus integrantes

Su lucha por sostener el francés, ya desde Haití les había llevado a un patois o creole que una vez en Cuba recibe la influencia y penetración de vocablos del español, alejándolo aún más del idioma madre, aunque no por ello perdiera el significado que tenía para sus integrantes. El patois siguió siendo para ellos francés, aun después de la ingerencia de los vocablos hispánicos. Al igual que el idioma, las sociedades en su conjunto sufrieron un proceso que las llevó a la asimilación y posteriormente también a la trasmisión de los elementos culturales propios del medio ambiente cubano.


2.4 La actividad fundamental: las fiestas

Los grupos crecieron mediante la incorporación de individuos (esclavos o negros libres, cubanos o africanos) a las fiestas y actividades de recreo que ofrecían los mismos, y además con los hijos de aquellos esclavos que incluso guardaron el apellido del amo francés que poseyó a sus antepasados. Es entendible pues, que el centro de la actividad recreativa, es decir, las fiestas características para determinados días u ocasiones, fuera el móvil fundamental que mantuviera vivos hasta hoy sus elementos folklóricos, a través de todo el proceso de transculturación en tierra cubana.


3. La inserción y desarrollo de las tumbas francesas en Cuba

A pesar de que nosotros coincidimos con la hipótesis planteada por Elisa Tamames de que estos grupos "... vinieron ya con sus ritmos y pasos perfectamente formados en Haití y así se han seguido practicando(11), sí creemos que el desarrollo posterior a su llegada a Cuba, los llevó a adoptar diferentes estructuras como grupo, hasta cristalizar en la forma en que se nos presentan hoy las sociedades que quedan.


3.1 Las primeras fiestas. Su desarrollo en la primera mitad del siglo XIX

Las primeras fiestas de estos afrohaitianos debieron de haberse bailado en los cafetales que ocuparon los inmigrantes franceses entre Santiago de Cuba y Guantánamo. El primer documento que hemos encontrado que nos puede servir como testimonio, es una descripción de un baile de esclavos en un cafetal ofrecida por Emilio Bacardí en su novela Vía Crucis. Por los elementos de baile y de música que se describen, no cabe duda de que se trata de un baile de tiimba francesa, pero desarrollado en un cafetal y no en un local de las sociedades. Esta última aclaración nos lleva a pensar que la sociedad como institución fue posterior y de origen cubano.

Los franceses fundaron sus colonias de esclavos y cafetales alrededor de mansiones que se hicieron construir, muchas de ellas famosas por el lujo que ostentaban. En estas mansiones se mantuvieron las costumbres y la ética de la sociedad francesa así como sus rasgos culturales, su música y sus bailes. Lo que hizo posible el hecho de que continuara la influencia de la cultura de dominación francesa en el territorio cubano, manteniéndose así la aportación de elementos franceses en el proceso de transculturación que sufrirían sus esclavos en Cuba. Esta situación se mantuvo casi constante hasta mediados del siglo XIX, siendo los productores cafetaleros una gran fuerza económica en el sostén de la esclavitud. Sin embargo la quiebra de los mismos tras 1848 fue un factor más, adverso al desarrollo de la esclavitud en Cuba(12). Este dato, que encontramos también dado por Paul Estrade sobre las actividades en descenso del café desde 1850, nos indica una de las causas de la descomposición de la estructura social a partir de esta época en muchos cafetales.

Posteriormente, esta situación se generalizaría durante la Guerra de los Diez Años, sobre todo en la región de Guantánamo donde la táctica de la tea incendiaria se convirtió en una nueva concepción de la guerra a partir de 1871, en los momentos en que Gómez lanzaba la invasión a esa rica zona cafetalera. Además, la dispersión de las dotaciones de esclavos fue un hecho frecuente en las zonas azotadas por la guerra a partir de 1868. Tal hecho era seguido de la incorporación de muchos esclavos a las fuerzas revolucionarias o de su huida al campo libre(13). Un tercer elemento lo constituye el hecho de que la Guerra de los Diez Años trajo como consecuencia la liquidación de la burguesía agraria criolla de las provincias orientales y su transformación en pequeña burguesía rural(14).


3.2 La época después de la guerra. Reorganización de las fiestas y fundación de las sociedades

Sin embargo, el hecho que vino a acabar definitivamente con esta relación de clases, fue la abolición total de la esclavitud en Cuba en el año 1886. Con este paso se transformaron en obreros asalariados más de una cuarta parte de la población. El desplazamiento de los esclavos procedentes de los cafetales franceses que quebraron económicamente antes de la guerra del 68, o que fueron incendiados durante la guerra, o simplemente que liberaron sus esclavos en el año 1886, se efectuó, en gran parte, en dirección a las zonas suburbanas más cercanas, donde les fue posible llegar y encontrar trabajo.

A nuestro juicio, es éste el momento en que se reorganizan las fiestas de tumba francesa pero con un modelo distinto de organización que respondería a sus necesidades económicas inmediatas. Es evidente que al crecer el sector del negro liberto se debieron de hacer inminentes las necesidades de agruparse en asociaciones de tipo mutualista. De aquí que su carácter variara y sus elementos culturales, desprendidos de las fiestas en los cafetales, sirvieran como centro de atracción en sociedades llamadas de recreo y ayuda mutua, cuyos fines eran los de permanecer como sectores poblacionales cerrados donde continuar sus costumbres, su idioma, y donde encontrar un apoyo económico en caso de necesidad urgente.

Sobre la organización de las sociedades en esta época hemos encontrado pocos datos. En 1972 hubimos de entrevistar en las cercanías de Guantánamo a un informante de 104 años, Emilio Guly, quien nos afirmó que

... antes de la guerra había tumbas francesas en Jamaica y en Boquerón (de Yateras), ahí habían bastante.

Se refiere antes de la Guerra de Independencia, donde él peleó como mambí. Sin embargo no parece ser que en esta época hubiesen alcanzado las sociedades el grado de organización que obtuvieron después de esta guerra.


3.3 Desarrollo durante la Guerra de Independencia y a finales del siglo XIX

Un dato que pudimos localizar es el hecho de que durante la Guerra de Independencia se bailó "francés" en los campamentos. De esta época pudimos entrevistar a varios informantes, entre ellos al propio Guly que nos relató que

... durante la guerra hubo tumba en el campamento de La Piedra, pero cuando la cosa se puso dura de verdad, ya nadie más fue a bailar allí.

Andrea Herrera, de 87 años, actual reina de la sociedad La Pompadú, nos informó que

... en el monte los mambises tocaban y bailaban. Ese mismo francés que se baila ahora, se bailaba en el monte. Después que se acabó la guerra se formalizó.

Ante otra pregunta nuestra la propia Andrea nos contestó:

En el monte tocaban en cajones, en latas. No había sociedad ni había reina, sólo se ajuntaban los grupos.

Sobre el campamento La Piedra, otro mambí, Manuel Sánchez nos relató:

Allí mandaban Bejerano, Mestre, Mauri y Silverio Guerra. Benito Duvergel era tamborero y tocaba en la Guerra.

Al preguntarle por los bailes nos respondió:

... ¿que si se bailaba antes?, llegamos al colmo, que se bailaba en el campamento.

No hemos encontrado datos sobre bailes de tumba francesa en los pueblos durante la Guerra del 95, lo que no necesariamente quiere decir que no hubiera, pues muchos de sus miembros permanecieron en las ciudades, aunque todo parece indicar que una mayoría se fue para el monte durante ese tiempo, y regresaron al final de la misma.

Es en este segundo regreso a las zonas suburbanas que adquieren las sociedades de tumba francesa su forma definitiva, adaptándose de inmediato a los cambios acaecidos con la fundación de la República.


3.4 Desarrollo durante la República

A principios del presente siglo, con el fortalecimiento de las relaciones de producción capitalistas en Cuba, producto de una gran inversión de capital extranjero y de la estabilización y enriquecimiento de una burguesía nacional, se produjeron profundos cambios en la estructura económica del país. la dependencia del comercio con los Estados Unidos iría en aumento y se repetirían muchos moldes de la estructura de clases de ese país. Así fueron transformadas en mercancía muchas manifestaciones artísticas y folklóricas, con el fin de incrementar algún capital nacional o extranjero. Desde la contratación de artistas para el fonógrafo, la radio o después la televisión, hasta el incremento del turismo y del juego en centros donde se pretendía unir la cultura con la ganancia mercantil, se fueron asumiendo los perfiles de una sociedad en la cual la obra de arte pasó a ocupar el lugar de la mercancía o constituyó simplemente el medio de atracción hacia los propósitos económicos reales que la motivaban.

Las sociedades de tumba francesa no escaparon a esta situación, la cual le sirvió, de hecho, como medio de subsistencia durante la época republicana.

En una conversación sostenida con José Schueg, actual presidente de la Sociedad Santa Catalina de Riccis, en Guantánamo, sobre esta época y los juegos ilegales, éste non informó textualmente:

Todas las sociedades jugaban, eran siete y todas las siete tenían juegos, pero nosotros no; nosotros empezamos a jugar ya en último (momento), porque nosotros con la cuestión del francés no queríamos juego ahí, porque nos interrumpía la cuestión del baile, pa' reunirnos y esas cosas.

Como se puede evidenciar en sus palabras, los juegos ilegales fueron impuestos a todos los centros de agrupación social, dentro de los cuales, los de la tumba francesa no fueron una excepción. Incluso el mismo Schueg reconoce que esto les estorbaba al desarrollo normal de sus bailes, fiestas y demás actividades.

En la propia entrevista nos aclaraba Schueg más tarde:

Nosotros alquilábamos el salón en dos pesos, eso era lo que ellos me daban todos los días, dos pesos. Los de la sociedad no estaban metidos en na' eso de juegos, son gente que estaban de vagos en el pueblo y eso.

A esto continuaron relatos de cómo cuando llegaban las autoridades, los individuos que allí se encontraban jugando, les daban algún dinero y gasolina para el jeep, con el fin de que se retiraran y les permitieran seguir jugando. Este engranaje de corrupción, elemento social que caracteriza la sociedad capitalista y sobre todo en los casos de los países explotados como neocolonias, operó en la evolución de estas sociedades determinándoles para su subsistencia un solo camino: el de la adaptación al nuevo sistema socioeconómico implantado en Cuba en los inicios del presente siglo.

Durante esta época, Schueg era el tesorero de la sociedad, y por tanto fue el que más cerca tuvo que ver con esta situación, ya casi al final de nuestra conversación y aún como quejándose de aquellos tiempos dijo:

Después que está encaminado el juego, si yo pedía la casa el sábado para el baile, no me la querían dar. Así que no se podía bailar. Hasta que vino la Revolución y lo tumbó; eso, quien lo tumbó fue la Revolución.

Es posible, pues, encontrar la causa de la supervivencia de estas sociedades durante la época capitalista, en un factor primeramente económico, proveniente del afán de enriquecimiento de individuos ajenos a ellas y en un segundo factor constituido por el interés real de sus miembros en la permanencia como grupo.


3.5 El triunfo de la Revolución Cubana. Su repercusión en el desarrollo posterior de estas sociedades

En 1959 triunfa la Revolución Cubana, y con ella se invierten los valores impuestos por la sociedad de consumo. Las dos sociedades que llegaron a esta fecha: Santa Catalina de Riccis Reformada (La Pompadú), en Guantánamo, y La Caridad, en Santiago de Cuba, son asimiladas por el antiguo Consejo Nacional de Cultura que, a partir de ese momento se ocupa de sus necesidades inmediatas, así como de cuidar su organización y subsistencia.

Por otro lado, el Ministerio de Cultura se ha ocupado de la divulgación de los valores folklóricos de sus bailes y de su música, transportando sus fiestas a representaciones teatrales en los mejores teatros de La Habana y Santiago de Cuba, así como a otras ciudades del interior del país. Además, se ha trabajado por la asimilación de nuevos miembros o la reincorporación de antiguos que, por motivos personales, económicos o de otra índole, se apartaron antes del año 1959 de estas sociedades.


3.6 La incorporación de nuevos miembros

Otro factor importante sobre el cual se ha trabajado, es la incorporación de miembros nuevos, jóvenes que guarden para sí y para la sociedad los elementos artístico-tradicionales de estas sociedades, que aprendan los toques de sus tambores, sus cantos y sus bailes, con el fin de prolongar la existencia de estas sociedades. Sin embargo, en este sentido, los resultados no han tenido gran éxito. En Guantánamo, el miembro más joven incorporado pasa de los cuarenta años, y sin embargo el grupo piensa haber incorporado a la juventud. Por otro lado, la incorporación ha sido exclusivamente en el baile. Ninguno de los tamboreros posee sustituto; uno de ellos alcanza la edad de ochenta y seis años. Tampoco los cantantes (composés) de la sociedad, dos en total, poseen sustitutos, a pesar de los intentos del Ministerio de Cultura en la búsqueda de una solución, como el de que uno de ellos imparta clases de patois a algunos jóvenes, hijos o nietos de algún miembro, en el local de la sociedad.

La Tumba francesa de Santiago de Cuba ofrece una situación bastante parecida, aunque aventaja a la de Guantánamo en el hecho de que los hijos de su actual reina o presidenta, han aprendido a tocar tambor francés, lo que asegura su música durante un lapso mayor de tiempo.

Sin embargo, a nuestro juicio, de las dos sociedades, la de Guantánamo se encuentra en un estado más puro en cuanto a sus valores folklóricos, quizás sea por ser un centro urbano menos cosmopolita que Santiago de Cuba, o sea por el mismo hecho de haber tenido menos éxito en la incorporación de nuevos miembros. Queda, por lo tanto, el estudio urgente de estos elementos de nuestra tradición, que se encuentra ya ante el peligro real de su definitiva desaparición, como un próximo paso a dar en el rescate de nuestros valores folklóricos.


    Notas

    1. Cuba. Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Historia de Cuba. p. 76.

    2. Ibídem. p. 78.

    3. Foner, Philip S. Historia de Cuba y sus relaciones con Estados Unidos. t. 1, p. 111.

    4. Le Riverend, Julio. Historia económica de Cuba. p. 152.

    5. Ibídem. p. 155.

    6. Ibídem.

    7. Ibídem. p. 192.

    8. Guerra, Ramiro. Manual de Historia de Cuba. p. 212.

    9. León, Argetiers. "Notas para un panorama de la música popular cubana". p. 4.

    10. Alén, Olavo. "Del canto y el tiempo". p. 32.

    11. Tamames, Elisa. "La poesía en la tumba francesa". p. 183.

    12. Cuba. Ministerio de las FAR. Op. cit. p. 143.

    13. Le Riverend, J. Op. cit. p. 168.

    14. Cuba. Ministerio de las FAR. Op. cit. p. 321.

Bibliográfia

    Alén, Olavo. "Del canto y el tiempo". Boletín de Música. Casa de Las Américas. La Habana. no. 25, 1974.

    Cuba. Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Historía de Cuba. 2 ed. La Habana, Pueblo y Educación, 1968.

    Foner, Philip S. Historia de Cuba y sus relaciones con Estados Unidos. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1973. t. 1.

    Guerra, Ramiro. Manual de Historia de Cuba. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1971.

    León, Argeliers. "Notas para un panorama de la música popular cubana", Boletín de Música. Casa de Las Américas. La Habana. no. 24, 1974.

    Le Riverend, Julio. Historia económica de Cuba. 4 ed. La Habana, Ediciones Revolucionarias, 1974.

    Tamames, Elisa. "La poesía en la tumba francesa". Tesis de grado. Universidad de La Habana, 1955.


Testimonios

    Emilio Guly
    Manuel Sánchez
    José Schueg
    Andrea Herrera

Recogidos en investigación de campo dirigida por Argeliers León, Guantánamo, 1972.



Tomado de: OLAVO ALÉN, "Las sociedades de tumba francesa en Cuba", en Santiago. Revista de la Universidad de Oriente, Santiago de Cuba, n. 25, 1977, pp. 193-209


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