Cuba

Una identità in movimento


Y siguen dibujando, homenaje a la memoria

Vivian Núñez


Las paredes de la sala Majadahonda, del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, acogieron el 22 de septiembre 49 dibujos infantiles en los que, en lugar de los habituales payasos, globos o pequeñas casitas con soles sonrientes y flores, aparecen aviones lanzando bombas, ambulancias y rostros tristes.

Se trata de la exposición Y siguen dibujando, en la que niños que padecieron la Guerra Civil Española expresan sus visiones sobre un acontecimiento que les cambió la vida para siempre. La muestra llegó a Cuba gracias a la Fundación Puffin y a ALBA, Archivos de la Brigada Abraham Lincoln, ambos de Estados Unidos


"Aquí estamos, rodeados de la memoria, tanto en las paredes como físicamente", afirmó el director del Centro Pablo, Víctor Casaus, en la inauguración de la muestra, a la que asistieron varios "niños de la guerra", que se radicaron en Cuba huyendo del fascismo.


Casaus recordó que ya en el 2001, y también en colaboración con la Fundación Puffin, el Centro fue sede de la exposición El espíritu vive, con 35 fotos de la Guerra Civil tomadas por norteamericanos que participaron en la contienda defendiendo a la República.

Por su parte el profesor de la Universidad de Washington Anthony L. Geist, quien es el curador de esta exposición, agradeció al Centro Pablo la posibilidad que brindó para exhibir estos dibujos en Cuba, y aseguró que a la institución cubana y a ALBA, a la que representa,


"... une el intenso propósito de recuperar la memoria, pues solo conociendo el pasado podemos construir el futuro".


Antony Geist relató que esos dibujos son resultado del trabajo realizado por los maestros en las colonias en las que fueron refugiados muchos niños españoles durante la guerra, situadas en el litoral levantino. "Fue la primera vez en la que se aplicó de forma masiva y sistemática el arte como terapia", señaló.

Durante la inauguración de la muestra -que incluye además ocho fotos, cuatro de ellas de Robert Capa- se adelantaron seis minutos del documental La guerra dibujada, exhibido el 23 de septiembre por primera vez en Cuba en la sala Lumière, de La Habana Vieja, en el que varios de esos entonces niños, hoy convertidos en ancianos, interpretan sus dibujos y narran sus recuerdos.

Para hacer aún más emotiva esa tarde de septiembre en la sala Majadahonda, compartieron sus experiencias de niños lacerados por la guerra la historiadora Áurea Matilde Fernández y el diseñador Rafael Morante, así como Eugenio Posada, hermano del Gallego Posada.

A Áurea Matilde los dibujos que se muestran ahora le recuerdan los hechos por ella cuando vivió días como esos y apuntó que aunque los niños no se explican por qué pasan esas cosas, sí saben lo que pasa.


"Rescatar la memoria no quiere decir avivar la venganza, sino no olvidar", puntualizó.


Morante, por su parte, aseguró que durante esas jornadas de encierro e incertidumbre, con solo seis años, conoció por primera vez el sabor del hambre, y emocionado reiteró un llamado a no olvidar como condición imprescindible para construir un mundo mejor.

Eugenio Posada, en tanto, narró las peripecias que debió enfrentar su familia hasta llegar a Cuba y regaló a Anthony Geist una obra de su hermano. Áurea Matilde también obsequió al visitante un ejemplar de su libro José y Consuelo. Amor, guerra y exilio en mi memoria, de Ediciones La Memoria, sello editorial del Centro Pablo.














Página enviada por Centro Cultural "Pablo de la Torriente Brau"
(2 de octubre de 2009)


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