Cuba

Una identità in movimento


La Habana se transforma en una nueva plaza para la defensa de la Arquitectura Vernácula

Lohania Aruca Alonso


La inauguración de la Cátedra Gonzalo de Cárdenas, en La Habana, presidida por su titular Daniel Taboada Espiniella, notable arquitecto conservador habanero, resultó un trascendental acontecimiento para el mundo científico y cultural cubano, caribeño, e iberoamericano en general.

Del 29 de marzo al 1º de abril del 2004, se reunieron en la Biblioteca Rubén Martínez Villena, en la Habana Vieja, alrededor de cincuenta especialistas de reconocido prestigio internacional para debatir conferencias y comunicaciones sobre un tema de actualidad, relacionado con la identidad y la conservación del patrimonio urbano y arquitectónico universal: la arquitectura vernácula.

A pesar de la gran riqueza cultural del patrimonio tangible e intangible que existe en el mundo para reflejar la expresión propia de cada país, que es lo vernáculo, ocurre que, en el caso de la arquitectura, sus conjuntos no son suficientemente apreciados, como sí sucede, por ejemplo, en el caso de la música popular, caribeña, cubana, o de otro lugar, sin detrimento alguno de la llamada música culta. Sin embargo, reitero que en el campo de las edificaciones, hasta el momento, solamente se reverencia a la llamada arquitectura culta, o de escuela, que por lo general responde a modelos internacionales previamente aprobados por los focos metropolitanos de la Cultura, las academias o, simplemente, por la moda y sus evaluaciones de corte mercantilista. ¿Por qué se establece esta diferencia de enfoques?

El edificio de vivienda, negocios, u otros diseñados para usos públicos, además de cumplir su función constructiva básica, se convierte en la imagen más reveladora de un cierto status social. A tal imagen, la sociedad le rinde un culto prácticamente ciego. Esto se exacerba en aquellos países y culturas donde existen y se resaltan las diferencias sociales entre sus habitantes, sobre todo a causa de la riqueza material que cada uno posee, y de la cual se hace ostentación con miras a demostrar un rasgo o posición de superioridad, de forma muy evidente y hasta espectacular (a veces llega a ser escenográfica), sobre otros.

Entre las opiniones cargadas de prejuicios que descalifican las edificaciones vernáculas como un legado cultural legítimo, de gran interés para las futuras generaciones y que atraen al público local o foráneo, se esgrimen con gran frecuencia las siguientes: son frágiles, por la pobreza de sus materiales y el poco desarrollo tecnológico que poseen; no son obras originales por su producción, sino que casi siempre forman conjuntos, de muchos modos reiterativos; usualmente están vinculadas al modo de hacer de la población con menos recursos económicos, por tanto su imagen es la de la pobreza, la de una civilización estancada, que ¡no progresa!; son productos que no compiten en los mercados internacionales de arquitectura.

Algunos de esos aspectos, aparentemente negativos a lo vernáculo, fueron destacados críticamente por la Profesora Patricia Green, de Jamaica, durante la conferencia especializada que impartió en torno a la panorámica caribeña del tema. Su exposición estuvo fundada en un estudio bien documentado y de carácter comparativo, aderezada con los más variados ejemplos de construcciones de madera u otros materiales "pobres", localizadas tanto en la zona insular como en la costera continental de la región caribeña. Demostró rotundamente el comportamiento real de dicha arquitectura, su durabilidad en medio de huracanes, sismos, lluvias e inundaciones — maremotos inclusive —; su capacidad de adaptación y posibilidad de perfeccionamiento tecnológico frente a los desafíos del uso y sobre uso, aún se obtendría más de ella si se conservara y recibiera un adecuado mantenimiento.

Además, reveló como la verdadera diversidad cultural que encierra la arquitectura vernácula se desarrolla explícitamente, gracias a los elementos ornamentales que contienen significados propios, correspondientes con cada lugar, cultura local (según posean influencias religiosas o no, de origen no occidental), o se asocien a la historia del grupo social que la genera, y que se constituye en su usuario principal, ellos son quienes dan vida al artefacto habitable.

El repertorio cubano en esta materia — desde el histórico bohío y sus variantes hasta las casas de madera, de embarrado, o las "viviendas de placa" rurales y urbanas de los últimos años —, sus valores patrimoniales y estado actual, fueron analizados, amplia y profundamente, por los arquitectos conservadores provinciales. Las comunicaciones presentadas abordaron con gran talento y total dominio del tema, las obras maestras cubanas comprendidas en esta tipología. Destacados por sus esmeradas exposiciones fueron Omar López (Santiago de Cuba), Irán Millán (Cienfuegos).

También participaron en esta Jornada profesores y académicos. Mencionaré solamente algunos para agilizar el comentario: Orestes del Castillo, Asesor de la Dirección Patrimonial de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, Alicia García Santana (Matanzas), Lourdes Gómez Consuegra (Camagüey), Roberto López (Las Villas), Mario Coyula Cowley (Ciudad de La Habana) y Angela Rojas Ávalos, presidenta del ICOMOS (Cuba).

Fueron invitados a esta primera reunión de la Cátedra expertos extranjeros, los arquitectos e historiadores Luis Maldonado Ramos, catedrático de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, Hernán Montesino Barrientos, conservador de Chiloé, en Chile, y Fernando Vela Cossío, de la Escuela de Arquitectura de Madrid, alumnos de postgrado y otros profesionales jóvenes interesados en este campo de investigación científica y artística.

La necesidad de atención, estudio y desarrollo científico tecnológico de la tierra, como material de construcción de viviendas, o de partes de estas, fue uno de los temas que motivó mayores reflexiones entre los arquitectos jóvenes, y pasará, sin dudas, a la agenda de nuevos encuentros.

La Cátedra Gonzalo de Cárdenas celebró esta Jornada inaugural en conmemoración del centenario del arquitecto cuyo nombre la distingue. Nacido en León (1904-1954) España, fue hijo de Manuel de Cárdenas y Pastor de igual profesión y nieto del habanero Ramón de Cárdenas y Padilla, descendiente directo de Nicolás de Cárdenas y Castellón (1735-1799) primer marqués de Prado Ameno, de larga prosapia en su ciudad natal y miembro de la nobleza criolla titulada en la Isla de Cuba.

La Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, su director el Dr. Eusebio Leal Spengler, y la Fundación Diego de Sagredo de España, dignamente representada por el arquitecto y catedrático Javier de Cárdenas y Chavarri (hijo y sucesor de Gonzalo de Cárdenas), presidente de la Delegación de Madrid de la citada Fundación, auspician esta feliz acción a favor de la Cultura universal y de su Historia. El objetivo primero de esta nueva plaza por la defensa de la arquitectura vernácula merece toda nuestra aprobación y respeto, así reza:




Fuente: Cubarte





    Lohania Aruca Alonso
  • Investigadora.
  • Lic. Historia.
  • M.SC. Estudios en América Latina, el Caribe y Cuba.
  • Colaboradora periodística del Portal de la Cultura Cubana.
  • Miembro de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) y de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).


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