Cuba

Una identità in movimento

Del bardo al bambú

Graciela Guerrero Garay – Fotos: Alexis Peña López



La vuelta de la alborada. Foto: Alexis Peña López

¡Oh Venid; mis compatriotas;
A los montes de Las Tunas;
Donde al alba en las lagunas
Suelen volar las gaviotas:
Venid a escuchar las notas
De mi rústica trovada;
Y en la florida llanada
Decid al son de mi lira:
- Dichoso el que en Cuba admira.






El Cucalambé

Y en efecto, Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé, es uno de los pilares más emblemáticos de la cultura tunera y la figura principal de la espinela en la Cuba del siglo XIX. Con él, la décima cubana tiene sabor a guajiro, a campesino, a monte, a pajarito sinsonte. En fin, a la riqueza silvestre de nuestros campos, la tibia neblina de sus amaneceres, la policromía de la flora y la fauna silvestres y la gracia natural de esos millares de compatriotas nuestros que, aún ahora con luz eléctrica, agua potable y casas de mampostería, invaden nuestras zonas rurales y forman un "guateque" a ritmo de laúd, taburetes de cuero y el "macho asado" empinando el verso hasta convertirlo en armónico ritual de sus ancestros.

Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé)El Cucalambé hizo el milagro de la perpetuidad, quizás sin proponérselo. Nacido un primero de Julio de 1829 en esta oriental tierra de Las Tunas, en una familia de blancos ricos, dueños de tierras y de un ingenio, El Cornito, que hoy mantiene sus raíces históricas en las afueras de la ciudad convertido en un campestre motel donde el bambú se mezcla con la trova siboneísta legada por el bardo.

No es casual que aquí, en esta instalación turística-recreativa, se celebren las ya tradicionales y populares Jornadas Cucalambeanas, las fiestas legítimas del campesinado cubano y Meca de todos los profesionales y aficionados, tanto del país como del extranjero, que unen sus inquietudes criollas, literarias, repentistas, humorísticas y danzarias para homenajear al poeta y hacer sentir que la décima no ha muerto a pesar de que un Nuevo Milenio con tecnología de "punta", fenómenos tan discutidos como la clonación o tan promisorio como el mapa del genoma humano abran aristas impredecibles al telescopio del mundo.


Un aparte con el poeta

Las ruinas de El Cornito. Foto: Alexis Peña LópezLos padres de Juan Cristóbal, Manuel Agustín Nápoles Estrada y Antonia María Fajardo, tuvieron otros hijos: Manuel (autor del primer libro impreso en Las Tunas, "Flores del alma"), Antonio José (también poeta), Antonia, Ismaela, Manuela, Ana Gertrudis y María de la Concepción Cleofas, sin contar otro indefinido número que tuvo el padre con esclavas de su propiedad.

Desde pequeño dio señales de tener aptitudes superiores al resto de sus hermanos poetas. En 1856 ya escribe su libro "Rumores del Hórmigo", un clásico de la poesía cubana, al tiempo que también incursiona el mundo del teatro y deja, en 1859, "Consecuencias de una falta", que tuvo éxitos en las tablas de la época en las provincias de Santiago de Cuba y Camagüey.

Elemento de ambientación. Foto: Alexis Peña LópezSu seudónimo, El Cucalambé, es el nombre de un baile traído desde África, y su décima ilustra las costumbres campesinas con marcado sentimiento de cubanía. Su más consecuente investigador, el tunero y presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en Las Tunas, UNEAC, Carlos Tamayo Rodríguez, lo describe sorprendiendo a las noches con canturías interminables y durmiendo en las casas de los campesinos, para despertar como el poeta de los amaneceres. Desapareció en Santiago de Cuba a fines de 1861.



El Cornito en Imágenes


Columna Taina, del escultor Pedro Vega. Foto: Alexis Peña López     Retrato de Juan Cristóbal, del escultor Pedro Escobar. Foto: Alexis Peña López

 El indio Jibacoa, por aquel entonces cacique de Holguín, observando hacia dicha provincia. Foto: Alexis Peña López     

Carpeta del Motel El Cornito. Foto: Alexis Peña López      Trovador campesino, del escultor Ángel Iñigo. Foto: Alexis Peña López

   El indio Maniabo, que mira hacia El Cornito, junto a Jibacoa; obra escultórica de Tony Fuentes que demuestra la rivalidad trival de la época. Foto: Alexis Peña López    Un puente de madera, a la usanza de antaño, preside la entrada a la Instalación. Foto: Alexis Peña López



Con el espíritu del Vate

Mi Hogar
A la orilla de un palmar
Que baña el fértil Cornito;
A la sombra de un caimito
Tengo mi rústico hogar.
Esbelto como un pilar
Domina montes y llanos;
El viento arrulla los guanos
De su bien hecha cobija;
Y esta habitación es hija
De mi ingenio y de mis manos.
El Cucalambé
La Primavera
Ya vino la primavera
Sobre nuestros campos bellos
Y el sol fulgurante en ellos
Fuertemente reverbera.
En la selva y la pradera,
Cantan ya los ruiseñores,
Los zorzales trinadores
Alzan alegres el vuelo,
Y ya se entapiza el suelo
De hierbas, planta y flores.
Susurran los platanales
Al pausado son del viento,
Y con blando movimiento
Se oyen murmurar los mares.
Ostentan ya los palmares
Verde pompa de esmeralda,
Y del cerro allá en la falda,
Para mayor hermosura,
El limpio arroyo murmura
Y el sol las peñas escalda.
Nubes de varios colores
De tarde en el firmamento,
Vagan a merced del viento
Formando dulces rumores.
Los humildes labradores
Siembren las tierras que abonan
Sus cosechas se amontonan,
Gozan de dúlcidas calmas,
Y a las sombras de las palmas
Alegres trovas se entonan.
Las guajiritas hermosas
Tan sencillas como ufanas,
Corren por esas sabanas
Detrás de las mariposas.
De las flores más hermosas
Contemplan los ramos bellos,
Y mientras juegan con ellos
Y hacen preciosas guirnaldas,
En sus trigueñas espaldas
Lucen sus negros cabellos.

Ya sonríen nuestros prados,
Florece el guao en las costas
Y en las veredas angostas
Rebraman ya los ganados.
Ya los montes escarpados
Verdes y bellos se ven,
El Cauto undoso también
Un grato murmullo forma,
Y mi Cuba se transforma
En un delicioso edén.
Frutos ostentan las jaguas,
Los atejes y mameyes,
Reverdecen los jagüeyes
Y óyense crujir las yaguas.
Fuertes y copiosas aguas
Fertilizan los terrenos.
Cristalinos y serenos
Están ya los lagunatos,
Y de noche algunos ratos
Se escuchan lejanos truenos.
Todo seduce y encanta
Bajo nuestro sol ardiente,
Cuba hermosa y esplendente
Su regia frente levanta.
Vegeta la estéril planta
De la sabana en la orilla,
La pura atmósfera brilla,
Pare el corojo en las sierras,
Brotan flores de las tierras
De nuestra feraz Antilla.

Ya vendrán las noches bellas
En que después del aguaje
No empañe ningún celaje
El fulgor de las estrellas.
Se escucharán las querellas
De las aves nocturnales,
Crujirán los colosales
Árboles del bosque umbrío,
Y oiremos crecido el río
Sonar en los pedregales.
También vendrán las mañanas
En que la neblina densa,
Extienda su capa inmensa
Sobre las verdes sabanas.
Las ceibas americanas
Se alzarán sobre los montes,
Los melodiosos sinsontes
Cantarán acá y allá
Y el sol iluminará
Los cubanos horizontes.
Yo recorreré cantando
Los terrenos que poseo
Y de mi tiple el punteo
Será delicioso y blando.
Subiré de vez en cuando
A la elevada colina,
Y la flor más peregrina
Sabré coger diligente
Para engalanar la frente
De mi adorada Rufina.
¡Oh, deliciosa estación!
¡Época de dulce encanto!
Yo te bendigo y te canto
De mi dura lira al son.
Gratísima inspiración
Siento bullir en mi mente
Al cielo elevo la frente,
Tus mil bellezas admiro,
Y me gozo cuando aspiro
Tu fresco vernal ambiente.

El Cucalambé



Fuente

Órgano Informativo de Radio Victoria, Las Tunas, Cuba


Cuba. Una identità in movimento

Webmaster: Carlo NobiliAntropologo americanista, Roma, Italia

© 2000-2009 Tutti i diritti riservati — Derechos reservados

Statistiche - Estadisticas