Cuba

Una identità in movimento


Décimas cubanas

Autori Vari — Varios Autores


Morejón (poeta popular): Sin título
Yo realicé cuanto quise
en los límites del suelo
y subí cantando al cielo
donde no hay quien improvise.
Una décima le hice
a San Juán a mi llegada,
y sin ponderarte nada
fue tanto lo que gustó
que hasta Dios se levantó
tarareando mi trovada.
Si hasta quiso bautizarme
en su parroquia San Pablo
y nadie dijo un vocable
que no viniera a elogiarme.
Quiso San Gil retratarme
Y se formó tal porfía
qua al llegar Santa Sofía
me bañó en su manantial
y la Corte Celestial
tomó mi fotografía.
Yo le canté al Dios Cupido
un punto vueltabajero
y salió hasta sin sombrero
y me abrazó conmovido.
Bajó del cielo escondido
destemplando mi laúd,
dejando a la Plenitud
llena de júbilo y magua,
y del cielo vine a Sagua
a cantarle a Limendú.


Waldo Leiva: También la muerte es torpe
Cierta vez la muerte vino
a buscar mi voz al mundo,
pero demoró un segundo
y no me halló en el camino.
Desde entonces,su destino
es tocar de puerta en puerta;
pero mi puerta esta abierta
y yo la miro pasar.
Mientras tengas que tocar
no hallarás, muerte, mi puerta.
Yo sé que me encontrarás,
que algún viento traicionero
te empujará en el sendero
y por mi puerta entrarás.
Pero, muerte, no obtendrás
ningún triunfo, que tu suerte
será el entrar y caerte
ciega de luz, torpe y vieja,
y yo escuchará tu queja,
queja de dolor, de muerte.
No podrá decirte adiás,
porque yo ful quien te traje,
pero mio es el paisaje
cuando partamos los dos.
Te hablaré, porque mi voz
será para ti el castigo
de escuchar al enemigo
que, aunque marchando a tu lado,
no se siente derrotado,
es él quien se va contigo.


Orta Ruiz: Canturía
Empínase una tonada
y el batey se regocija
bajo la clara cobija
de la noche perfumada.
Mirándose en la cañada
está el cubano retiro,
donde la voz de un guajiro,
rota en emoción, se pierde
por entre el silencio verde
del campo, como un suspiro.
Es noche de canturía,
por lo que en alada queja
lanza una bandurria vieja
sus tojosas de armonía.
El invierno, como fría
ola, circunda el ambiente;
y cantando alegremente
cada trovador cubano
se refugia en el verano
liquido del aguardiente.
Risas de fino cristal
a flor de los labios rojos
de guajiras, cuyos ojos
son azúcar y central.
La controversia habitual
atiza como una hoguera
cantores de guayabera,
sombrero alón y machete,
mientras la luna es jinete
sobre los potros afuera.
Brota el verso campesino
solo, como por encanto,
y van naciéndole al canto
espuelas de gallo fino.
Pedro embiste a Celestino,
Juán quiere a los dos vencer;
goza el bohío con ser
la valla de aquel combate,
y en el fondo... ¡el acicate
de unos ojos de mujer!


Rieumont: Retoño azul del cornito (fragmento)
El ingenio de Espinel
vio tu sonrisa en las rosas
y un sueño de mariposas
revoloteo en su pincel.
En un marino corcel
como de luz de granito,
desde allende el infinito
los diez remos de tu rima
bogaron hasta la cima
caribeña del Corinto...
Décima, ya tu laúd
no quiere cujes ni clavos
donde colgarse los bravos
meridianos de inquietud.
Se fue con más juventud
entre herramientas y hamaca
a cambiar limo y guajaca
Por costales de hormigón
columnas de citarón
el dulce techo de placa.


Hernández: Décima decimada (fragmento)
Junto al arroyo sonoro
(Jesús Orta Ruíz, el Indio Naborí)
Decide tostar su piel
en el clima de mi suelo,
quizás huyéndole al celo
literario de Espinel.
Dejando tinta y papel
respire por cada poro
la libertad y el decoro
de la tradición oral
y es palabra musical
junto al arroyo sonoro.


Chanito Isidrón: Filosofía africana
Casa de campo dotada
de lujo y comodidad,
donde la felicidad
se tiene como alquilada.
La familia acomodada
de don Juán el patrono,
vive allí como en un trono
de esplendor extraordinario;
é1 es rico propietario,
es hacendado y colono.
Su esposa y sus hijas son
piezas de una misma hechura:
tres cuerpos de seda pura
y de piedra el corazón.
Divulgar su religión
es lo que les entretiene,
y la Biblia les mantiene
sus corazones contentos,
aunque de los mandamientos
cumplen lo que les conviene.
Con su pose adinerada
hoy vemos a don Julián
dándole al negro Fabián
clases de Historia Sagrada:
— Mira, negro, no me agrada
que sigas siendo un ateo;
pon atención, que deseo
verte aprender con cuidado
todo este libro sagrado
que como hermano te leo.
Entonces, con sutileza,
se acercó el viejo africano
con un sombrero en la mano
y un pañuelo en la cabeza.
— Mira, Fabián aquí empieza
la lección interrumpida,
la que antes de la comida
repasábamos, Fabián:
pasajes de Eva y Adán,
los que nos dieron la vida.
— De Eva y Adán eres hijo
lo mismo que lo soy yo:
esa pareja pobló
el mundo que es tan prolijo.
Y no mintió el que te dijo
que nuestros padres, Fabián
son ésos: Eva y Adán
y aunque tú eres africano,
ante Dios eres mi hermano
y ante Dios te alabarán.
Entonces movió las manos
y dijo el negro Fabián:
— ¿Quiere decir, don Julián
que usté y yo somos hermanos?
¿Que no hay padres africanos,
cubano, españó ni inglé?
Dígame entonces por qué
usté calza buenas botas
y yo, con las carnes rotas
tengo podrío lo pie?
— Yo vivo en la choza fria
que se cala como un jibe,
y usté, que es mi hermano, vive
en casa de mampostería
¿Dónde tá la herencia mía
de Adán cuando se fue al cielo?
Usté tá viviendo al pelo,
bien comío y abrigao,
y yo con hambre, ripiao,
y con lo pie por el suelo.
— No, Fabián la evolución
del mundo ha sido muy grande,
y no hay razón que demande
igualdad de posición.
El Dios de la creación
que hizo a nuestro padre Adán
puso su mayor afán
en que haya grandes y chicos,
unos pobres y otros ricos:
así es el mundo, Fabián.
— Bueno, tá bien, don Julián
esto usté me lo perdona:
¿el perro de la patrona
también es hijo de Adán?
Pos yo veo que le dan
bistec-filete y congrí
y si perro come así
de lo que a mi me negaron,
¡jum!, a ese hermano dejaron
mejor herencia que a mí.
Don Julián se vio cogido
por la lógica que pesa
y tiró sobre la mesa
el libro descolorido.
Fabián siguió — No he querido
señalarlo con el deo,
pero callarme no pueo,
don Julián y le soy franco:
¡ese libro lo hizo un blanco
'pa meterle al negro mieo!


Maria Teresa Linares: Sin título
Yo he visto un cangrejo arando
Un zorro tocando un pito.
Muerto de risa, un mosquito
al ver un burro estudiando
un buey viejo regañando
a una ternerita flaca
sentada en una butaca
que de risa estaba muerta
al ver una chiva tuerta
remendándose una hamaca.


Maria Teresa Linares: Sin título
Ayer pasé por tu casa
yo por adentro miré
en la sala habia una rana
abrochándose el corsé.
Mas pa' lante habia un ciempies
abrochándose los zapatos
echábase polvo un gato
una pulga vaselina.
Y una rana en la cocina
salcochaba unos boniatos.


Manuel de Zequiera Feijóo: Sin título
Cuenta por fin Heliodoro
Que nació (caso inaudito)
De una liendra un gran mosquito
Y de este mosquito un toro.
Esto publicaba un loro
Muy ufano en Puerto Rico,
Cuando alzando en el Guarico
Alto vuelo un tonmeguín
Fue a parar hasta Turín
Con un camello en el pico.


Anonimo / Anónimo: Décimas de Bilisa al mozalbete que soltó una ventosidad
Con ese tono tan grato
Has dexado complacido
No solamente al oído
Sino también al olfato
A todos un bello rato
Nos has dado al prepararte;
Y si he de significarte
En tal paso mi sentir,
Digo que te puedes ir
Con la música a otra parte.
Pruebas convencientes das
Galán mío en lo que cantas
Que tan sólo te adelantas
En el concierto de atrás.
Si prosigues como vas
Bien merece tu trabajo
Todo obsequio y agasajo,
Aun inferir es forzoso
Que como eres vergonzoso
Te explicas en tono baxo.


Anonimo / Anónimo: Sin título
Este mundo es un carajo
en forma de gallinero
donde él que sube primero
se caga en el que está abajo.
Pero si sube un guanajo
de peso no muy ligero,
puede que se parta el gajo
y entonces van al carajo,
los de arriba, los de abajo,
y aquel que subió primero.


Anonimo / Anónimo: Sin título
Mi mujer se me enfermó
del corazón en la Habana
y el médico una mañana
vino y la reconoció.
El vestido le quitó,
blume, sayuela y refajo;
y yo al ver este relajo
dije: esto no me conviene
porque mi mujer no tiene
el corazón tan abajo.


Anonimo / Anónimo: Sin Título
Aunque soy corto de vista
yo he visto cosas extrañas,
un ratón cortando cañas
y un perro telegrafista.
Un caballo maquinista
con un buey de retranquero
de dependiente un ternero
qua en el mostrador reía
al ver que un jubo venía
para probarse un sombrero.


Anonimo / Anónimo: La calabaza
Señores voy a contar
de la calabaza mía:
la partí y dentro tenía
dos máquinas y un central.
De siembra tenía un frutal
de marañón y zapote
una iglesia, un sacerdote
de monte tenía una ceja,
y en la esquina había una vieja
empinando un papalote.


Anonimo / Anónimo: El poderoso
Pinté la noche de blanco
tiré un cubo de agua al sol
y dentro de un caracol
metí una silla y un banco.
Yo desbaraté un barranco
de un puñetazo violento;
con dos sacos de cemento
hice un castillo en el mar
y a la orilla de un palmar
dibujé el color del viento.


Cuba. Una identità in movimento

Webmaster: Carlo Nobili — Antropologo americanista, Roma, Italia

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