Cuba

Una identità in movimento


El misterio del tambor Ékue

María Argelia Vizcaíno


"... en qué consiste el secreto portentoso
y sobrecogedor que en él se oculta.
¡El obsesionante Ekue, Ekue, Ekue!" (Lydia Cabrera, El Monte)


La Sociedad Secreta Abakuá es una organización creada en Cuba en 1836 por esclavos traídos de Calabar, región que se encontraba entre el Oeste del río Níger y el actual Camerún. Como la mayoría de los africanos exportados al continente americano usaban tambores para comunicarse con sus deidades,y de todos, el que representa el mayor misterio de esta asociación religiosa-mutualista es el tambor Ékue.

El encargado de sacarle sonido a Ékue es llamado Iyamba, que es el sacerdote o la dignidad más alta, quien supuestamente fuera rey en Efor, llamado el Mocongo Obón para los que vienen de la rama Efik, por eso en la organización es el "encargado del secreto", de que "hable Ékue", ya que ellos creen que en este tambor está la voz de sus antepasados en su tierra, por eso es considerado "el objeto sagrado por el que están dispuestos a morir los obonékues" (obón, abakuás, abanekue, monina, okobio, según suelen llamarse sus integrantes).

Para Lydia Cabrera, como vimos en su documentado libro El Monte, a falta del Iyamba, lo pueden tocar otros jerarcas de la potencia como el Isunekue (ayudante del Iyamba, guardián de la Voz), Ekueñón (el matador, encargado de los sacrificios, Ministro de la Sangre), y el Moní Bonkó (el encargado de guardar a Ekue).

Este tambor es tan especial, que no se percute como los demás. Explica el distinguido investigador cubano Angeliers León en su libro Del canto y del tiempo que

"... se ejecuta mediante la fricción de la mano al frotar una varilla que se apoya sobre el parche, actuando el tambor como caja de resonancia".

A esta acción Lydia Cabrera nos informa que se le llama fragayar; para lo que se usa un güín también nombrado yin que en español le dicen Caña de Castilla, y es una varilla vegetal (como ratificó Angeliers), adornada en la punta superior con una pluma blanca, porque el blanco representa la pureza de Sikán que es la protagonista de la leyenda donde se basan los ritos abakuás.

En uno de los mitos recogidos por esta primerísima investigadora cubana nos dice que por el güín desciende la voz de Tanze que es la "materialización del ser Todopoderoso que había asumido la forma de pez", o sea, un pescado mágico que murió por culpa de la princesa Sikán, por tal motivo la sacrificaron para usar su piel en la confección del primer tambor Ékue conjuntamente con los huesos que sirvieron para la base, considerando de esta forma que alcanzaría toda la tribu salud y gloria imperecedera, por eso "se inmola en aras del bien de Efor". Otros relatan que se mató para que no divulgara el secreto de Tanza. Posteriormente, en Cuba, se usó la piel de chivo y la madera de la Ceiba (para algunos fue de la Palma Real), pero los que le siguieron en nuestro país se fabricaron con el tronco de un Cedro ahuecado creándose en la base tres pies que deben estar formados en piezas enterizas comenzando desde la caja donde se pone la piel. Todo esto es porque así se crea el símbolo del pez Tanze que su cola estaba picada en tres partes o por las tres piedras que había a la orilla del río donde se colocó la güira donde se encontraba el pescado que dejó caer Sikán provocando su muerte. Esas tres piezas se atan con cáñamos que representan los intestinos de la princesa y que fue con lo que amarraron los huesos originales.

Al contacto del güín con el cuero del tambor dicen los miembros de la Asociación Abakuá que lleva el alma de Sikán, que de la piel de ella brota la voz de su Dios Todopoderoso al que nombran Abasí. Este ritual se hace en un cuarto secreto llamado Fambá. El ejecutante de Ékue permanecerá escondido junto al mismo detrás de una cortina, y para hacerlo sonar se pone el tambor entre sus piernas, se moja sus dedos en sangre — del mismo gallo que se sacrificó para ofrecerlo antes al tambor — para friccionar la varilla (güín) de arriba hacia abajo con ambas manos. Por supuesto, aquella primera ocasión cuando se creó Ékue con la piel y los huesos de Sikán también se usó su sangre. Según los iniciados de esta asociación secreta se emplea sangre para sacar este sonido tan especial, porque la sangre es la que revive el alma de los antepasados, "lo que da fuerza a la voz".

Nos informó Lydia Cabrera en La Sociedad Secreta Abakuá que:

"El mecanismo que produce este sonido selvático, bestial, que parece emitido por un ser viviente pero ignoto y tremebundo, ya es bien conocido del vulgo".

Y lo comentaban horrorizados en mi pueblo Guanabacoa los vecinos de estas potencias (conocidas también como logias afrocubanas de socorro mutuo, exclusivas para hombres), como la que radicaba en la calle Venus entre Coco y Corrales, o la tan antigua y famosa de la calle Cruz Verde entre San Joaquín y Fuente llamada desde 1898 Erón-Entati, que no admitía en sus inicios blancos entre sus miembros, aludiendo que se consideraba una rama pura de Efik, pero en realidad estaban llenos de odio a los blancos que por tantos siglos los esclavizaron y explotaron, aunque ya en esa época eran libres.

Cada vez que los abakuás tenían "plante" (ceremonia, fiesta) sus vecinos por varias cuadras a la redonda se enteraban por el bramido de Ékue que se hacía sentir con fuerza y la gente temía que después se armara alguna "camorra" entre sus participantes o con sectas rivales, así que optaban por no salir de la casa para evitar un encuentro con sus miembros o con la policía que lo pudiera confundir con uno de ellos, siempre con fama de conflictivos y peligrosos. Después de terminada la ceremonia, el güín se guarda dentro de un bastón llamado Itón que es hueco y forrado con cuero de chivo, para colgarlo en el altar Abakuá.

Entre otros instrumentos akakuás se encuentran el tambor Bakri confeccionado con un cráneo humano casi en desuso en la actualidad; los tambores Sese, el Mpegó, Ekueñón, Nkríkamo, además de los Nkomos; el ekón especie de cencerro, y una maracas llamadas erikundi.

No sólo Ekue es un misterio entre los Abakuá, también todas sus ceremonias, procesos, leyes, que han tratado de mantenerlos en secreto hasta nuestros días, por eso tantos enredos genealógicos igualmente encontrados en todos los mitos y creencias afrocubanas.


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