Cuba

Una identità in movimento

Flora Fong: el paisaje como un estado de alma

Isván Manuel Cano Hidalgo



Grande, esto es, que Progresa.
Que Progresa, esto es, que llega lejos.
Que llega lejos, esto es, que Retorna.
(Tao te King, Lao Tse).


La isla emerge de las aguas envuelta en palmeras que el "Aire Fresco" acaricia y hasta embiste con furia. Es la isla de la artista. La isla de los manglares, de los plátanos, de los gallos y los amaneceres. La isla que casi en su justo medio parió a la mujer que pinta el trópico desde la filosofía que le legaron sus ancestros.


Los inicios y un poco más

Flora FongFlora Fong llega al mundo en una ciudad tocada por el encanto seductor de las leyendas y un ángel propio que invita a descubrirla: Camagüey. Es aquí que inicia sus estudios de pintura hasta llegar al nivel medio en la Escuela Provincial de Artes Plásticas.

Plataforma insularEl año 1966 marcaría la separación de su ciudad natal y a la vez la continuación de su superación artística en la Escuela Nacional de Arte de Cubanacán, en la Ciudad de la Habana.

Cuatro años más tarde se gradúa y comienza entonces una larga carrera pedagógica en la Academia de Artes Plásticas de San Alejandro.

Ciclón Lily, 1996, óleo/lienzo, 130x190 cmFlora ha manifestado que al pintar expresa lo que siente y es precisamente esa forma de creación la que transmitió a sus estudiantes durante 19 años, en los que ayudó a formar artistas en la reconocida y emblemática institución.

No sólo ha cultivado la pintura y el dibujo, sino que también ha incursionado en la cerámica, el diseño de tejidos en telas, el vitral y en la confección de papalotes con técnicas orientales. Además ha realizado ilustraciones para diferentes publicaciones nacionales y extranjeras.[1]


En su recuerdo: Camagüey

Retorno, es el movimiento del Tao.[2]

Bahías No. 4, 1995, óleo/telaEl regreso a Camagüey no es sólo físico, también se regresa con la memoria. Los recuerdos, la añoranza provocan el reencuentro y surgen alerones, ventanales, bicicletas, vitrales bajo una noche estrellada.

La ciudad que la vio nacer, la recibe siempre con orgullo.

Amanecer en Baracoa, 2001, óleo/tela, 89x145 cmCon ese orgullo de madre que aunque su hija esté lejos se regocija con su éxito, con saberse partícipe del talento y el virtuosismo que emanan en los lienzos de su Flora.

Así en 1999 el Gobierno de su querida tierra de los tinajones le otorga la distinción "Hija Ilustre" de la Ciudad de Camagüey y poco después el Sectorial Provincial de la Cultura, la honra con el reconocimiento "Espejo de Paciencia", máxima distinción que entrega esa institución en el territorio agramontino.[3]


El paisaje es un estado de alma

VentanaTodas las Cosas se apoyan en el Yin y las circunda el Yang.[4]

Como una "Ventana al Nuevo Día" emerge Flora Fong, con una sonrisa dibujada debajo de los ojos rasgados por su legado oriental.

Girasoles, 1995, óleo/tela, 89x145 cmDe las aguas emerge la isla, de ese principio femenino que establece una estrecha relación con su contraparte y configura un ciclo, una armonía entre los opuestos. Flora personaliza la simbología oriental y nos lega un mensaje caribeño de espiritualidad, de esa abundancia exuberante que caracteriza lo tropical, sólo posible por lo fecundo de su naturaleza.

El Licenciado Pável Alejandro Barrios Sosa, especialista del Centro Provincial de las Artes Plásticas en Camagüey, resume lo que la artista representa.

"Flora patentiza una obra de elevado contenido cultural, es dueña de un ruralismo espiritual, de un paisaje sensitivo o paisaje latente que no aparece sólo como vivencia o recuerdo sino como imagen inmediata, aunque develada embellecida, del concepto. La búsqueda de la esencia, del alma y del trasfondo de las cosas amplifica sensaciones de una realidad aludida, enarbola el hálito espectral de su continencia y de la convivencia de imagen topográfica identitaria y traducción cultural de tal imagen. Es recurrente en la historia del Arte cubano la incesante búsqueda de lo peculiar, de lo nacional personalizado. Flora representa esa insularidad transculturada, esa mixtura cultural-artística asentada en la apreciación y representación de sus pertenencias, imagen de sus estados de alma".

El platanal, 1995, óleo/telaHoja de plátano, 2001, óleo/tela, 120x140 cmFlora confiesa con sonrisa cómplice que no puede vivir fuera de su Patria, porque es fuente de inspiración la Isla que emerge de las aguas, la isla donde los amaneceres traen las musas para pintar el alma de un trópico cautivador.








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