Cuba

Una identità in movimento

Juan Gualberto Gómez Ferrer: Memoria y Presencia

Miguel Pulido Cárdenas



Suele la impresión humana tener a mal que
el hombre bueno propague la justicia, y
salude el talento y la virtud, sin subir o bajar más
el sombrero porque el padre del hombre
virtuoso haya nacido en África...
(José Martí)


La vida es fuente indiscutible de las ideas, y la realidad, el nudo gordiano que define el ser social de los hombres y con él su conciencia social. La realidad cubana de la segunda mitad del siglo XIX, con toda la multiplicidad de sus contradicciones, es el fundamento que condicionó, conformó y definió las raíces del pensamiento patriótico y nacionalista de Juan Gualberto Gómez Ferrer, en su relación con los factores familiares, culturales y las corrientes de pensamiento de la época que influyen en su maduración, evolución y radicalización. Comprender y estudiar esta personalidad y reconstruir sobre bases científicas su pensamiento y acción. Es necesario engranar y correlacionar los factores antes enunciados que explican y justifican sus ideas y los basamentos que dan integridad y objetividad a su actuación de acuerdo a los momentos que la realidad le impuso.

Nace Juan Gualberto Gómez Ferrer, el 12 de Julio de 1854 en el ingenio Vellocinio, ubicado en la jurisdicción de Sabanilla del Encomendador, provincia de Matanzas. Hijo de los esclavos domésticos Fermín Gómez y Serafina Ferrer que logran comprar la libertad del niño antes de nacer. Los padres son propiedad del Sr Don Francisco E. Abreus y Doña Catalina Gómez.

El haber sido testigo ocular de los métodos de explotación empleados por el poder colonial para tratar a los esclavos, justifican la huella que en él quedó de la opresión y la discriminación racial, punto focal en las defensas continuadas que realizó desde la prensa o en la vida política en que participó y se desarrolló sobre los derechos de que carecían la población de color, avanzando hacia formas superiores en la necesidad de unir y organizar este sector para exigir y lograr los principios de igualdad, libertad y justicia social.

Papel importante en la formación de su personalidad lo desempeñó el medio familiar. Los padres a pesar del bajo nivel cultural dado la condición de esclavos, forman en él su carácter, tenacidad, resistencia y sobre todo los sentimientos de amor, justicia y libertad. Las cartas enviadas a la madre desde prisión como resultado de la acción fallida del 24 de febrero de 1895, demuestran lo que hemos comentado, al expresarle:

"Madre, no se preocupe por mis sufrimientos, verdad que sufro, pero usted me enseñó a soportarlo y vencerlo... De usted he aprendido a amar".

Cursa estudios primarios en una entidad privada dedicada a enseñar a leer y escribir a negros y mulatos libres. La escuela se nombra Nuestra Señora de los Desamparados, Emperador No. 35, La Habana, bajo la dirección del maestro negro Antonio Medina, conocido por "El Luz y Caballero de Color"..

Asiste durante ocho años al colegio de Medina formándose en él un pensamiento analítico, reflexivo, hábito de lectura, amor constante por la superación, una identificación con la realidad y los sucesos contemporáneos y un sentido del deber para acometer tareas futuras en defensa de la patria, que lo demostraría con la capacidad intelectual revelada durante los años que vivió en Francia junto a Monsieur Brinder, y en su esfuerzo particular para apropiarse del pensamiento ilustrado francés e interpretarlo a partir de la realidad cubana.

En mayo de 1869, parte hacia París Juan Gualberto, con el objetivo de estudiar el oficio de carruajero ayudado por Doña Catalina y los ahorros que poseían sus padres, bajo el abrigo de Monsieur Brinder, contando con 15 años de edad.

El condicionamiento objetivo del medio — familiar, vivencial y el nivel cultural alcanzado — en los primeros estudios, tiene un mayor alcance de influencias dado el papel que sobre él ejerció la corriente liberal ilustrada en Francia de los años 70. En su correlación se fue conformando el pensamiento y la acción de esta personalidad que dieron frutos con la incorporación en las actividades conspirativa de la Guerra Chiquita, Guerra Necesaria, y las acciones periodísticas y políticas en que participó a finales del imperio colonial español en la isla y en el período neocolonial.

Su vida en París de 1869 hasta 1876, transcurre en correspondencia con los objetivos que él se propuso, aprender un oficio y asimilar lo mejor de la cultura francesa de la época. Ingresa en la Escuela de Mungo, centro de preparación para los estudios de ingeniería. razones económicas personales impiden el estudio de esta carrera, no obstante, se reveló en él la afición por las Matemáticas, Historia y Literatura, demostrando ser un articulista analítico, sintético y reflexivo desde el periodismo.

En París, asumió las ideas políticas y sociales que el pensamiento liberal francés había delineado, sobre los deberes y derechos de la población, del ciudadano en la vida social y estatal, la libertad de expresión, de pensamiento y asociación y la democratización de la educación. Dichas ideas están presentes en la evolución y madurez del pensamiento patriótico, social y nacionalista gualbertino, que van trillando un camino cualitativo para transitar de un pensamiento liberal al democratismo revolucionario popular con la influencia patriótica y política de José Martí. Los principios enunciados, son constantes en las acciones periodísticas de la Cuba neocolonial que dan integridad de su permanencia dado la posición que adoptó en la defensa de la soberanía y la autodeterminación nacional en los debates contra la Enmienda Platt y como representante a la Cámara.

Los núcleos conceptuales Patria, Liberación Social y Nacional se hacen realidad en dos postulados básicos: — defender los derechos de la clase de color y la independencia de la patria, demostrable a partir de su identificación con la causa independentista cubana iniciada en 1868. La condición de traductor y representante personal del patriota Francisco Vicente Aguilera en París, durante el año 1872, las defensas realizadas en la prensa a la causa independentista, lo convierten en un articulista de ejemplar cubanismo. Cuenta Juan Gualberto, que este encuentro despertó en él,

"... el amor a la independencia de Cuba, cuya causa abracé desde entonces para siempre".

El amor por la patria, los destinos de la guerra y el deber de los cubanos por defenderla, fue la primera valoración que realizó Juan Gualberto sobre los sucesos del 68, que reafirman en él los sentimientos patrióticos. En la correspondencia que estableció con su amigo Juan C. Alcina expresa:

"Las causas santas... están destinadas a triunfar. Sobre las cenizas de las victimas el altar de la patria se levantará y sobre el cadalso de sus mártires ondeará la bandera de la libertad..., es desgraciado el cubano que no defienda a Cuba".

Su profesión declarada, el periodismo al servicio de la patria, lo inicia en París. El periódico La Republique, contiene un texto titulado: "La Cuestión de Cuba en 1876".

En el que podemos leer la evolución de la guerra en Cuba, precisando la necesidad de la lucha por la independencia frente a la arremetida y los mecanismos del poder colonial para trincar la insurrección. Regresa a Cuba en 1879, en aparente clímax de libertad según "lo establecido" en los acuerdos del Pacto del Zanjón.

Momento importante en su vida es el encuentro con Martí, expresa Juan Gualberto que:

"... nació entre los dos, una relación íntima, estrechó y fortaleció la identidad de nuestras opiniones respecto a los destinos de nuestra patria. Los dos estimábamos el Pacto del Zanjón... no como el desenlace natural y definitivo de la Revolución de Yara, sino como una tregua... que Cuba debía romper tan pronto pudiera...".

Ambos patriotas se incorporan a los clubes revolucionarios que se formaron en la parte occidental de la isla, para los preparativos de la Guerra Chiquita, acción que da continuidad histórica a la lucha revolucionaria iniciada en 1868.Corresponde a Juan Gualberto por orientación de Martí, redactar las proclamas que dan cuenta del inicio de la lucha, en una de ellas se puede leer:

"No es la guerra de Cuba in problema de clase, ni de comarca, ni de grupo, es una guerra por la vida donde no hay más que dos términos: o mancillar una existencia oscura, preñada de males venideros: o recabar una existencia libre, que abra camino para curarnos de estos males... ".

Las actividades conspirativas y la labor periodística marchaban en él en una misma dirección, dado que utilizó la prensa para defender los derechos de que carecían la población de color y contribuir a su reivindicación y dignificación en oposición a la política racista que desarrollaba el poder colonial en la isla, que se registran en su primer periódico de corte sectorial "La Fraternidad". Los esfuerzos los encaminé decía Juan Gualberto,

"... no solo a la conspiración revolucionaria, sino también las cuestiones que afectan a la raza de color: la abolición de la esclavitud y la igualdad de derechos".

El llamado en la prensa a la unidad de la población de color, las críticas constantes al problema colonial, dio legitimad y eficacia a los ideales por él defendidos, al asumirlos de manera consciente y creciente dentro de las perspectivas de un representante del pueblo y la nación cubanas.

Define con claridad el carácter de su prensa como "patrimonio e intereses de la humanidad a través de los principios Paz, Justicia y Fraternidad", razonamiento que expresa el sentido práctico de el ideal defendido., y a la vez, las acusaciones del poder colonial de promover actividades conspirativa de corte insurreccional, detenido y juzgado 1880, enviado a los presidios africanos de Ceuta. Antes de partir publica el último articulo titulado: "Adiós" expresando:

Lejos de Cuba seguiré pensando en ella, y trabajando por su porvenir".

Vive durante diez año desterrado en la metrópolis, permanece dos en prisión al concedérsele libertad condicional, reside en Madrid, incorporándose a la liga abolicionista de la que fue posteriormente director. Desarrolla la actividad periodística, en "El Progreso", publicando el follero "La Cuestión de Cuba en 1884", expresando el origen clasista de los partidos existentes en Cuba, la imposibilidad de la metrópolis para resolver los problemas cubanos, la necesidad de separarse de ella, y, las soluciones propuestas, por la vía de las reformas o la autonomía, con esta última se identificó dado que el independentismo había quedado eclipsado como resultado del Zanjón, no obstante, las ideas independentistas no quedaron apagadas. Cuenta Juan Gualberto, que durante los años de destierro comprendió la necesidad de ir a la independencia...

"... de cualquier modo, antes que seguir siendo míseros colonos por toda la eternidad".

Las ideas patrióticas que defendió y demostró, lo condujo a arremeter contra todos los que aspiraban a resolver la problemática cubana por otra vía que no fuera la independencia, sobre todo contra un grupo de insulares y peninsulares que se inclinaban por la anexión al naciente estado norteamericano precisa:

"Los que están en ese caso, desean... hacer de la Isla un Estado anexo a la Federación Norteamericana..."

La independencia los asusta... — son la negación del cubanismo... En fin la negación completa de la identidad moral de Cuba.... Reflexiones que defenderá apasionadamente en oposición a la Enmienda Platt.

Regresa a Cuba, en 1890, viene decidido a defender por las vías legales el ideal separatista y de justicia social, reanuda "La Fraternidad" y poco después funda "La Igualdad", este timo constituyó el órgano oficioso del Partido Revolucionario Cubano fundado por José Martí en 1992.

Continuidad y permanencia, dan integridad a su pensamiento y actividad patriótica, tanto en la en la Asamblea de Sociedades de Color celebrada del 23 al 27 de julio de 1892, electo como presidente del directorio, fundado desde 1884, así como la labor desarrollada por orientación de Martí en la preparación de la guerra necesaria en Cuba a través de la correspondencia que de establece entre ambos.

La lucha desplegada contra el colonialismo español desde "La Igualdad", se amplia con su condición de cronista en la Revista Cubana bajo la redacción de Enrique José Varona, lo identifican con la oposición al Movimiento Económico de 1892, que aspiraban a reformas coloniales, o insertarse al mercado norteamericano, en una de estas crónicas se puede leer la conjugación de lo patriótico y lo nacional, a partir de la crisis política que vivía Cuba y la imposibilidad del autonomismo y del poder colonial de resolverla, con respecto al primero lo califica de "gendarme de España en la Gran Antilla"; de igual forma declara que:

"En las luchas intestinas todo buen cubano debe tomar partido... como se debe predicar con el ejemplo, al autor de estas Crónicas declara... donde está su deber, y que camino hay que tomar para cumplirlo".

En la correspondencia con Martí como se ha apuntado, se precisan la difícil misión de coordinar los grupos conspirativos en la isla, evitar movimiento fallidos y espontáneos, no olvidar la insidia, la desconfianza y la inseguridad de algunos conspiradores, informar cuando las condiciones estuvieran creadas para el estallido lográndose que la guerra fuera nacional.

Autorizado el levantamiento para el 24 de febrero de 1895, de conspirador pasa a soldado, parte en la tarde del 23 para "La Ignacia" provincia de Matanzas, lugar de reunión de los complotados para marchar hacia Ibarra, sitio escogido para el reinicio de la guerra. Incluye los preparativos del alzamiento la zona "Los Charcones" ubicado en Aguada de Pasajeros, Región de Cienfuegos incluida bajo las órdenes de Juan Gualberto Gómez para el proceso independentista.

La historia de los sucesos deparó para esta personalidad un desenlace no feliz;

"La desidia, la apatía, o la mala fe del jefe occidental, General Julio Sanguily, hizo fracasar el alzamiento habanero, y repercutió en la situación desastrosa de Juan Gualberto Gómez en Matanzas, quien terminó la guerra heroicamente en los presidios africanos españoles".

Durante los años de prisión, los destinos de la para fueron constante en él, no olvidó, los principios

"... de la Revolución de Yara — por la ventura y la felicidad de la patria".

Los sentimientos patrióticos los reveló desde prisión a través de la poética en unos de sus poemas titulado "Cacarajicara" podemos leer:

Sobre las faldas de la abrupta Sierra
el baluarte cubano de levanta, y alrededor
de su bandera santa se agrupan los que
luchan por su tierra...

No cabe dudas, que la personalidad de Juan Gualberto Gómez Ferrer, cuenta en su haber con una gran hoja al servicio de la patria, parte constitutiva de nuestra herencia cultural y nacional, hoy defendida por todos, en el próximo número trataremos los enfrentamientos a la Enmienda Platt y la defensa de la soberanía nacional en la vida de la república neocolonial.


Fuente: http://www.5septiembre.cu/historia7.htm


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