Cuba

Una identità in movimento

La batalla de El Hombrito

Luis Ciriano García



El Che dirigió las acciones de El Hombrito

Aunque después de la Batalla de El Uvero, la guerrilla — al decir de Ernesto Che Guevara — había alcanzado su mayoría de edad, aumentó el número de combatientes y obtuvieron una buena cantidad de armamento, todavía mucho tenían que aprender los combatientes, y así lo reconoce, con su característica modestia, el glorioso comandante, en Pasajes de la guerra revolucionaria.

Una de las acciones de las que sacaron valiosas experiencias fue la de El Hombrito, en la que si bien lograron una victoria, los resultados pudieron ser mejores. El lugar es así llamado porque vista la Sierra Maestra desde el llano se ve un par de lajas superpuestas en la cima, que semejan la figura de un pequeño hombre.

La noche del 29 de agosto de 1957 un campesino informó que había una tropa grande que estaba por subir a la Sierra Maestra. El Che ordenó que el pelotón de Lalo Sardiñas ocupara el lado este de la posición donde situaron la emboscada, y castigar con su fuego a la columna cuando esta fuera detenida. Ramiro Valdés, con la gente de menos poder de fuego, por el lado oeste, debía hacer una "hostilización acústica" para sembrar la alarma.

El trillo por donde debían subir los guardias bordeaba la loma por el lado donde estaba emboscado Lalo. Ciro Redondo los atacaría en una forma oblicua y el Che debía dar la orden de fuego con el primer disparo. La mejor escuadra estaba al mando de Raúl Castro Mercader, del pelotón de Ramiro, por lo que fue colocada como fuerza de choque para recoger los frutos de la victoria.
El plan era sencillo: al llegar a una pequeña curva del camino, donde este hacía un ángulo de casi 90 grados para bordear una piedra, el Che pensaba dejar pasar diez o doce hombres y disparar sobre el último en cruzar el peñón donde torcía el camino, de manera que quedaran separados del resto; entonces los otros debían ser rápidamente liquidados. La escuadra de Raúl Castro Mercader tomaría las armas de los muertos, y la tropa se retiraría de inmediato, protegida por la escuadra de la retaguardia, que mandaba el teniente Vilo Acuña.

Al fin corrió la voz de que se acercaba el enemigo. Pasó el primero, el segundo y el tercer soldados, pero iban muy separados uno de otro. Cuando el Che contaba el sexto oyó un grito y vio que uno de los soldados levantaba la cabeza como sorprendido. Abrió fuego, el sexto hombre cayó y el tiroteo se generalizó. En realidad el soldado había dicho: "Esto es un jamón", refiriéndose a lo fácil de la subida.

Eran fuerzas de una compañía de unos 120 hombres, al mando del sanguinario comandante Merob Sosa. El soldado herido resultó ser un sanitario, que solo llevaba una pistola calibre 45; los otros cinco habían escapado despeñándose del camino hacia su derecha y huyeron por el cauce de un arroyo. Al poco tiempo empezaron a sonar los primeros bazucasos disparados por la tropa, que ya se había recuperado algo de la sorpresa.

Los guerrilleros contaban con una ametralladora Maxim, pero esta no funcionó. El Che da orden de retirada a los dos pelotones laterales y luego de su escuadra. Deja la de Vilo para que pasara el pelotón de Lalo. Cuando el jefe de la retaguardia se une a ellos, les comunica que comunica la muerte de Hermes Leyva.

Al ir retirándose, se presenta un pelotón que manda Fidel, al mando de Ignacio Pérez. Se retiran mil metros y establecen una nueva emboscada. Pero el ejército se retira, luego de quemar el cadáver de Hermes Leyva.

"Este combate, señala el Che, nos probaba la poca preparación combativa de nuestra tropa, que era incapaz de hacer fuego con certeza sobre enemigos que se movían a tan corta distancia. Con todo, para nosotros fue un triunfo muy grande, habíamos detenido totalmente la columna de Merob Sosa, que, al anochecer, se retiraba".

Más adelante puntualiza en Pasajes de la guerra revolucionaria "lo fácil que era, en determinadas circunstancias, atacar columnas enemigas en marcha y nacía en nosotros la certidumbre de la bondad táctica de tirar siempre sobre la cabeza de la tropa en marcha". En el ejército se producen luego escándalos porque los soldados rehuían la vanguardia. Así, aprendiendo sobre la marcha, adquiriendo preparación y experiencia en los combates, el Ejército Rebelde fue fortaleciéndose, y finalmente, en dos años y un mes de lucha, logró vencer a las tropas mucho más numerosas y mejor pertrechadas de la tiranía.


Fuente: http://www.5septiembre.cu/


Cuba. Una identità in movimento

Webmaster: Carlo Nobili — Antropologo americanista, Roma, Italia

© 2000-2009 Tutti i diritti riservati — Derechos reservados

Statistiche - Estadisticas