Cuba

Una identità in movimento


Kennedy quería negociar con Fidel Castro

Frank Martin



WORLD DATA SERVICE, 26/11/2003

Un documento oficial divulgado en Washington prueba que el asesinato de John F. Kennedy en Dallas en noviembre de 1963 cercenó la posibilidad de que el presidente norteamericano comenzara un diálogo con el gobierno de Cuba encabezado por Fidel Castro.

El dato respalda denuncias de investigadores isleños según las cuales Kennedy fue víctima de una conspiración en la que participaron cubanos anticastristas enojados con el mandatario por su supuesta "debilidad" y errores hacia Cuba en el propósito de destruir la revolución que había triunfado en la Isla en enero de 1959.

De acuerdo con el documento divulgado por el Archivo de Seguridad Nacional (NSA) — transcripción de una grabación de una charla entre Kennedy y su asesor de Seguridad Nacional, McGeorge Bundy el 5 de noviembre de 1963 en el Despacho Oval de la Casa Blanca — el mandatario asesinado pocos días después autorizó la visita a la Isla de un representante de su administración.

Se trataba del diplomático William Attwood, el segundo del embajador ante las Naciones Unidas Adlai Stevenson, quien fue durante la conversación descrita, autorizado para viajar a La Habana a celebrar una entrevista con Castro.

Kennedy indicó en esa conversación que debería suspenderse al embajador de la plantilla de sueldos del gobierno, de manera que la Casa Blanca pudiese negar toda responsabilidad si el encuentro salía a la luz pública.

Sin embargo, menos de 20 días después de ese encuentro en la Casa Blanca, el presidente fue asesinado en Dallas y la visita de Attwood a La Habana nunca llegó a efectuarse.

Un conjunto de documentos divulgados junto a la grabación prueban además de que las gestiones secretas entre Kennedy y Castro habían comenzado con anterioridad. Uno de los memorandos fechado el 4 de marzo de 1963, ahora publicado, revela que John F. Kennedy estaba interesado en negociar con Cuba. Según ese documento, el entonces presidente de Estados Unidos ordenó a sus colaboradores que "empiecen a pensar de forma más flexible" sobre la Isla.

Otro memorando citado por despachos de prensa desde Washington, está fechado el 11 de abril de 1963 y describe opciones sobre Cuba preparadas por Gordon Chase, entonces especialista en América Latina del Consejo de Seguridad Nacional. En este se recomendaba

"... la consideración seria de la otra cara de la moneda, cortejar en silencio para traer a Castro a nuestro lado".

Otra revelación es que en las labores de intermediar entre La Habana y Washington en esa época jugó un papel la periodista Lisa Howard, de la cadena norteamericana ABC de televisión.

"Fidel Castro está dispuesto a considerar un acercamiento", dijo el 1 de mayo de 1963, Howard en una conversación con el entonces subdirector de la Agencia Central de Inteligencia, Richard Helms.

En septiembre de ese mismo año, Howard ofreció una fiesta en su apartamento en Manhattan a la que asistió el embajador cubano ante la ONU, Carlos Lechuga, y en la cual se discutió la posibilidad de conversaciones formales entre Washington y La Habana, según la documentación.

Los documentos dejan claro que el asesor de Seguridad Nacional de Kennedy informó a Attwood el 13 de noviembre sobre la autorización otorgada por Kennedy para su reunión secreta en La Habana, aunque el presidente prefirió que el encuentro se hiciese en la sede de la ONU "donde había menos probabilidades de que llamara la atención de la prensa", según las revelaciones.

El especialista del Consejo de Seguridad, Chase, envió un memorando el 19 de noviembre al asesor presidencial Bundy sobre los arreglos para la reunión secreta que debía realizarse en La Habana con los cubanos. Incluso tras la muerte de Kennedy, Chase insistió ante Bundy sobre las posibilidades de continuar los contactos con La Habana.

Otro dato de interés que revelan los documentos publicados es que el 12 de febrero de 1964, la periodista Howard comunicó a la Casa Blanca un mensaje de Fidel Castro al gobierno de Lyndon Johnson en el cual el líder cubano expresaba su esperanza de que Cuba y Estados Unidos puedan, eventualmente,

"... dialogar en una atmósfera de buena voluntad y respeto mutuo para negociar nuestras diferencias".

El gobierno cubano, históricamente, siempre ha afirmado que está dispuesto a discutir sus diferencias con Estados Unidos siempre que exista respeto mutuo. Sin embargo, las administraciones norteamericanas posteriores a la de Kennedy — exceptuando quizá la de James Carter en la década de los años 70 — decidieron ignorar esa posición cubana y continuar con una cadena de presiones y acciones agresivas en el marco de un bloqueo que se prolonga ya por más de 40 años.

En el caso de Kennedy, dirigentes e investigadores cubanos han reiterado que los cubanos anticastristas más extremistas y residentes en Estados Unidos habían acusado al presidente de traicionarlos en sus intentos de derrocar a Castro.

Las rencillas de esas personas contra John F. Kennedy había crecido con el fracaso del ataque de Bahía de Cochinos, el cual no recibió un apoyo final total militar de fuerzas estadounidenses, y por el resultado de la Crisis de los Cohetes, o de Octubre, en 1962, que pese a sus soluciones complejas y controvertidas, no llevó a Kennedy a invadir la Isla.

Los documentos de esta manera fortalecen las denuncias cubanas sobre el asesinato de Kennedy en Dallas, Texas.

Un nuevo libro cubano anunciado en La Habana la semana pasado al cumplirse 40 años del magnicidio sostiene que ese atentado fue el resultado de un complot en el cual participaron

"... oficiales de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), mafiosos y cubanos contrarrevolucionarios".

El volumen titulado 1963 El Complot, del general retirado de la Inteligencia cubana Fabián Escalante y que será distribuido en diciembre próximo sostiene que la CIA, entonces, proyectaba asesinar al líder cubano, Fidel Castro, e inculpar al gobierno isleño del magnicidio en Dallas, Texas.

Según declaraciones de Escalante ese último pretexto

"... sería utilizado para justificar una invasión militar a la Isla".

El autor sostiene que los fracasos del gobierno de Kennedy en derrocar a Castro mediante la invasión militar de Bahía de Cochinos (Playa Girón), el desenlace de la Crisis de Octubre y finalmente el cambio a Estados Unidos por alimentos para niños de los cubanoamericanos participantes en la invasión de Girón

"... fueron el detonante para que los dirigentes del exilio contrarrevolucionario cubano, declararan al presidente Kennedy traidor a su causa, particularmente aquel año en que éste proyectaba, ante los fracasos sufridos, una alternativa no militar al conflicto que ya duraba cuatro años".

RL/FM



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