Cuba

Una identità in movimento


"La habitación Ambar". Poemas de Hermes Miguel Entenza Martínez

Hermes Miguel Entenza Martínez


".... no intentes viajar por el país de la muerte
de espaldas a la Reina del Leopardo..."
(Gastón Baquero)


I
(El muro)

A juzgar por la textura y el color del ladrillo, el muro que se alza en el centro de la plaza tiene más de 400 años.
Esto se demuestra al ver lo gastado del cemento, las piedras que enterradas, fungen como basamento original de la construcción; el color del tiempo: Temporadas de musgo ya muerto, capas negras de polvos y carruajes.
La cal que se uso en la mezcla y hasta el olor de la misma, es otra prueba de los años.
Todo indica que en lo alto se empinaba un arco de sólida construcción que incluía un sistema de techumbre de raro estilo, casi sin ejemplos en la actualidad.
Quizás el espacio intermedio entre la pared central y la esquina que aparentemente cortaba lo que hoy es la avenida principal, fue en un tiempo la entrada a un sótano; se debería excavar en esa dirección y es posible que aparezcan datos reales sobre la fecha de la construcción.
No quedan rastros de puertas ni ventanas, pero algunos especialistas han descubierto en varias partes restos de madera; todos coinciden en que si se demuestra que estas fueron las originales, entonces se podría tras una investigación a fondo, saber la edad exacta de este muro que se empina solitario en la plaza central de la ciudad.

II
(El Patio)

En mi patio nadie ha muerto. Sábado, pasa el bullicio de los infantes y la trementina se revuelve entre la seda. La casa es una sombra en los bajos de una tienda cara. Los esclavos y los peces creen en las fiestas de los sábados.
En el teatro murió alguien cuando la diva comenzaba a reír de miedo, pero en mi patio nadie ha muerto. Sábado, trazan círculos de tiza en los corredores de una catedral en ruinas. Los policías se muerden sus defensas en las vidrieras de una tienda cara donde alguien ha muerto, pero en mi patio nadie muere. Sábado, la cara de los médicos da asco. El gusto de la esclavitud por la música de cámara es un descubrimiento provinciano. Alguien muere diariamente y no conozco ni el nombre ni la causa, pero nadie ha muerto en mi patio donde comienzo a comprender que mi patio no es buen lugar para morir, que los sábados son como la catedral en ruinas, que la música de cámara es una esclavitud para los policías de provincia y las divas se muerden sus defensas, de miedo.

III
(La fiesta)

Siempre estará oculta la finalidad del cónclave. Los eruditos proclaman un estado de conciencia superior para aquellos que asienten al sonido y la reverberación.
Inoculada está la sospecha de un futuro cercano con mejor suerte: Mandalas, acertijos de salón, atisbos de fuego respaldado por una melodía siniestra.
Nada falta.
Un nuevo crédito, un trazo en la pared que da al norte del jardín. Los emisarios tuvieron una semana atroz. Marcharon llevando las nuevas a los barrios pobres de la ciudad, ahora son testigos de una comunión con otras vidas que pretenden encontrar felicidad en viejos costales. Pero no sucede nada, el limbo interior de los participantes humedece cada átomo del convite, lugar donde nadie sabe que decir, pues todos al unísono piden silenciosamente una gracia que los haga libres.

IV
(La muerte)

Aparentemente hay algo más allá. Las muestras, los desechos de un cuerpo frágil y trascendente no dejan dudas de una segunda convención que debe resolver los antiguos pánicos: habladurías, pequeñas cosas que poblaron un espacio y tiempo que ahora se desvanece.
Manos, dedos, pies cansados, algo nos dicen estas proporciones de lo que fue real.
De ser así, los días para esos pies pasaron; se podría pensar que aún caminan por las puertas de un jardín inmenso o sobre la lluvia cálida de un hemisferio prohibido.
Y las manos, años buscando y sosteniendo cosas, parece que ahora posan para la eternidad en un museo de cera. Quizás estén abrazando un árbol gigante o acariciando otras manos desconocidas, vedadas para nosotros que no vemos cómo los objetos animados responden a una finalidad que va más allá de esta cama donde aparentemente un cuerpo yace bajo el dogma que llamamos muerte.

V
(La familia)

La familia tiene un padre y una madre como todas. Seis hermanos hastiados del sol y la jornada de cal, la ceremonia.
Hay además dos niños y una esclava que soporta las atrocidades de esas fieras voluminosas y carnívoras. La esclava tiene un plato, una cuchara, también tiene un cuchillo debajo de la cama.
Las seis esposas de los seis hermanos cuelgan día a día de una soga, la casa no soporta la herejía de esas noches muertas.
De las seis esposas cuatro aman, las dos restantes beben.
Hay un perro de turno, un peleador sin nombre que sueña con los pastizales donde alguna vez corrió.
Infortunado padre que no encuentra una poción para hacer sus días más altivos.
La familia está cansada; las paredes de la casa parece que oyen y hablan un lenguaje vedado a los nativos, soportando historias tan dispares como esta que ahora vive en solapada comunión.
Hay frío y silencio

VI
(La risa)

Cambios, desgarramientos de la piel. La risa de Casal mostró que no hay camino recorrido sin sangre y laberinto.
El maestro sonrió en la cruz al ver a los suyos tratando de cambiar el rumbo de de una fe.
La risa fue sembrada en los abrevaderos. La primera funcionó como obediencia, después fue el caos al creernos que somos dioses de fuego.
Julián del Casal convocó a sus pupilos y un día su destino cambió por la risa pálpito, risa guerra, risa candidez del cuerpo y del espíritu.
Detrás de nuestra puerta hay una carcajada siniestra que espera por la llave para su libertad.

VII
(El miedo)

Súmase al cuerpo cual férula que arde. Aparece en los momentos insospechados, cuando soñamos que soñamos. Lo demás no lo saben. La calle es ancha como este papel que me tocó decir en el mismo relámpago en que suena el altavoz.
Los más dichosos dicen que surgió una noche de lluvia mientras en cualquier pensión apaleaban a la madre de todos. Otros como yo le temen; cual cadena desenroscada que conduce tramas de tiempo, la reacción es la misma del comienzo: El grito, el pálpito allá donde los pálpitos son lanceros prestos a herir. El miedo al miedo es el vidente ante el espejo.
Bromas, enmiendas al ritual y profanaciones en el lugar sagrado.
Todo indica que será necesario un día más para batir las marcas.
No hay doctores ni gente común capacitada para evadir el hollín que nos eterniza y nos sacude.

VIII
(Un sueño)

Muchas veces sueño que he matado, los colores son distintos y la paz interior se acaba.
En el sur de la isla hay unas playas invisibles. Desnudos y bajo la lluvia estival, recogemos señales de otras vidas. La música alta, bandadas de ladrones merodean por los muslos de la pelirroja.
Un asesino es como un médico. Dos vasos de alcohol y una pasada por la ladera de la gacela son el premio.
La ley la inventaré yo solo cuando entre las barcazas del puerto anuncie el fin de la estación.
Los muslos de la pelirroja están llenos de sal, con los ojos y la lengua arrebato aquello que fue mío. De niño creía en las apariciones y en las cartas de viaje. Mi pecado es poseer lo que siempre tuve guardado en mis gavetas.
Entre los ladrones y la pelirroja hay una historia de sangre. He matado.
Siempre sueño que he matado.
Ella duerme, yo limpio la sangre con la seda asustada de sus muslos.

IX
(La patria y los amigos)

Hay un puente entre la patria y los amigos. Amigos estupendos y felices que una vez quemaron sus ropas; lucían delgados y solitarios a la luz.
Patrias desordenadas y castas, como los filmes antiguos vistos en hora de siesta con hambre de linterna y posadas abiertas hasta el amanecer.
Debajo de la mesa hay muchas patrias, pero estas tienen las puertas clausuradas.
Los amigos nunca duermen, sueñan con puentes ambarinos y con días de cosecha abierta.
Hay un puente y un espejo entre los amigos y la patria que sueña.

X
(La Virtud)

Nimiedad el asentir a los hábitos del censor.
Palabras perdidas o soñadas en otra dimensión de fe y templanza.
La suerte la discuten otros. El caminante decide no opinar en el cenáculo de historiadores donde se acabó el oro que hizo fácil los días pasados.
Háblame otra vez — diría el virtuoso orador — habla nuevamente ante todos y demuestra que toda dádiva es cara, que toda devoción por los padres naturales en esta nueva revisión de vida son un atentado a la virtud, pues esta se ofrece solapada detrás de la puerta principal de nuestras vidas.
Y así, los llamados esperan la llegada del invierno sin espacio a dudas y tiestos cadenciosos de otra historia. Se desvanece las costumbre de ceñir la espada cuando alguien evoca el viejo código.
Virtud de madre, virtud de hijos de la suerte y de la ley.
Los espejos mueren en la cruz.

XI
(El Huerto)

Una fuerza encima de la tierra. Tierra fértil.
El jornalero se dobla entre hierba y nogal, agua y piedra que esparce el agua sobre la tierra fértil.
Líneas serranas como una guillotina cósmica.
El jornalero enciende la luz, la venta comienza a manifestarse en cada sablazo sobre el tallo.
Nadie cree en el jornalero cuando en la tarde confiesa su cansancio.
Nadie corre a saldar las cuentas que el pobre dejó entre los surcos en la hora de la siesta, cuando soñaba que era dueño absoluto de la tierra y los cuchillos que ahora afila nuevamente para la próxima jornada.

XII
(El Circo)

Fuera de la ciudad hay un lugar cubierto por las mantas. El circo asoma por las estacas encendidas y los gritos del pueblo cuando todo comienza.
En el ruedo los olores se entremezclan con malsana alegría.
Dicen que una vez cayó un avión sobre la carpa, matando a todos menos al payaso.
En la función hombre y animal pretenden ser iguales en el goce primitivo de selva y sapiencia.
Vamos, vamos al encuentro de los niños y los leones hambrientos que odian tanto como ese domador que añora matar.
La luz aplasta a la corista del centro con extraña y relativa calma.

XIII
(La Fe)

Cuerpo que se quema y vuela a la deriva. Cáñamo hirviente en la garganta del tigre. Amor, misericordia a la causa primera desde el instante en que el romero floreció ante el pueblo.
¿Quien le temerá al trueno después de ser salvo por la férula?
Así la tentación de otro lugar u otra vida queda deshecha en el umbral de los sueños: El que corta la carne en el mercado, el escriba y el borracho, todos saben de otra dimensión, todos esperan la dádiva profética... Y es que en toda contrición hay recompensa, en todo mar hay un velero solitario que espera por un seguro ancladero.
El escriba, el borracho y el que corta la carne en el mercado conocen los pilares donde está fundada la confianza, una cualquiera, una fe perdida en la vida, la suerte o las prebendas de un mejor despertar... esperan.


Letanías

Casi gris.
Casi siempre gris como las manos.
Las siervas de la vindicación consumen
sus días con la semilla muerta.

Reúnes tus atuendos,
los papeles que nunca quisiste
enseñar.
Casi gris
recoges tus palabras ante
el gremio.

Sales temprano a coleccionar
sentencias.
Manos.
Trigo.

Lo que tengo en mis manos es el trigo.
Manos grises tus manos.

Gris tu trigo,
tu vida.

Te marchas de lugar para siempre.
Siempre quieres regresar
a ver tus manos
como
solas,
grises.

Quieren continuar
viviendo.


Un forjador de espadas de Lichtenhainer

Cuando en la nieve todos querían calentarse, el sol llegaba solamente hasta mi choza. Los nobles y sus mujeres de nácar me observaban con envidia.
Ya no decían — Ahí va el sucio Zacharias, ahí va el terrible fabricante de la muerte.
Yo caminaba mostrando mi piel quemada, trotaba en la luz de las espadas que desde el monte agredían la negrura del valle.
Mi fragua adquirió importancia; los príncipes y caballeros se peleaban por una hora en mi patio cálido.
Un día todo mi acero fue a la guerra:
Lomos plateados en sangre aldeana.
Luz escurridiza.
Década de treno.
Tierra descubierta debajo de las hojas.
Mi cabaña perdida en el pantano de los muertos.

Donde estarán aquellos días de mi choza de oro.
Donde las mañanas de martillo y vino junto a las damas agraciadas del pueblo.
Donde la fábrica de muerte que se tostaba al sol, donde la muerte y pestilencia que hicieron mi un hombre diestro y lleno de hembras dóciles.
Soy el viejo hacedor que camina por los montes en busca de luz y hierro, luz y muerte.


Daniel 5: 22,23

Belsasar, los días de plata han terminado.
Invocada la niñez y los primeros robles que ensombrecieron la inocencia, se precisa de un fino paladar para degustar la añoranza agazapada en tu recámara.
Ya no importan los signos en el candelero. Tus concubinas y caballos de pelea consumieron el asombro.
Soñaste una ciudad iluminada, los ríos clarividentes que aplacaban la fiebre provinciana; algo ocurrió cuando quisiste ser el agua, la blancura de una patria sitiada.
Detrás de ti caminan los niños del reino con banderas coloreadas con la tierra madre.
Los escribas juegan con dados sucios y prohibidos.
— Daré tu reino a Medos y Persas esta noche — recita el sabio desde el claustro, pero los sabios no te importan, amas tus amaneceres en la ventana de donde ves cada habitante de la ciudad perdida.
Es peligroso beber en copa ajena; tu pueblo sabe de la transgresión y las orgías de palacio.
Belsasar, tus hijos de la noche tienen sed.
En el pozo del centro hay una caja de hierro llena de relámpagos.
Las aguas se alejaron de los puentes.
Tus hijos tienen hambre.
En la mañana, cuando las vírgenes caminan desnudas hasta las puertas del mercado, el aire frío del sur se refugia en las mesas donde antaño los mercaderes agradecían el sol.
Patria de los dioses y guerreros de porcelana, grandes toneles fueron preparados al otro lado del río para el fin de la epidemia.
Cuando las muchachas estiren sus cabellos nuevamente, nada quedara de ti, gran rey.
Debiste ver las marcas en el lomo de tus siervos.
Debiste consagrar tus pasatiempos y asegurar una doctrina futura colmada de prebendas para los que no durmieron.
Ahora queda el sueño, un grito desde la periferia del reino y la ventana, Belsasar, a punto de cerrarse para siempre.


Neuzelle
I

Hay un valle en la puerta del sol donde caminaremos desnudos.
El valle amanece cuando la ciudad teje su manto.

Cuando alcancemos la estatura superior
y los cuchillos de la madre grande
pierdan el filo,
el valle tronará con el fermento de los pastos.
llamándonos a ciegas,
torciendo nuestro camino
para lanzarnos grosera y dulcemente
a sus campos
para allí sentir la cópula celeste
de dos infantes llenos de sudor y gracia

en la rabia profunda del abismo.

II

Gauloises en tus labios,
labios ámbar.

— ¿Un Gauloises?

La virgen de Neuzelle
huyó de la iglesia,
compró frutas en un mercado
prohibido.
Aprendió la fórmula para fabricar
cervezas y sueños.
Lejos de los padres.
Lejos del asombro por
sus labios lluvia.
Aleudando la semilla tierna
con las finitas demencias del
paseante.

Labios puentes,
carne del arroyo.

Pensé tu lluvia.
Soné tu nácar.

— ¿Gauloises?

En el claustro
los ángeles no saben que están solos.
Se fue la virgen sin el alabastro.

— ¿Gauloises ?

El milagro está allá,
fuera de los techos barrocos
en la esquina donde asombrada,
la doncella de Neuzelle
sueña con el sol.

III

Daré una nueva Jerusalén para tus ojos, un mar indefinido y único.
Pondré un puente en tus espaldas con desnudez y tolerancia. Habrá frío, las cenizas del hogar murieron antes de la feria enorme donde aprendimos a jugar a una suerte de provincias malditas que no se doblegaban.
Aire, la oración de la tarde la haremos de rodillas, tú y yo sentados a la vera del creador, aprendiendo a segar mas bajo las últimas semanas de una estación terrible.
Iluminaré tus ojos con señales de otras dinastías. Debajo del plato para ofrendas hay un pasadizo a las montañas, hay un mineral insólito que espera por tus ojos inmensos, cristalinos ante tanta eternidad.

IV

Murmura frases cortas en voz baja, no grites, no asumas el verbo como un puente inmaterial donde todo lo hecho se derrumba.
Enciende las velas de la acera opuesta a tus dominios, abre los universos que bailan en tus ojos.
Acerca tus manos a la fuente. Seca tus labios con el milagro del manto lleno de señales.
Asume que en tus ojos está escrita la historia de la tierra.
Entiende que las caravanas cargadas de abalorios no visitan tu abadía; solo el pobre de cristales engañosos no ve su reflejo en la fuente maestra, allá donde todos dicen conocerte, donde los comerciantes te adoran y ponen precio a tus espaldas.

V

Tarde, óleo profano para aliviar unas horas que registran mudo asombro, viento.
La ventada parpadea lascivamente a la hora de la cena, unos ojos ilustres descansan.
En la radio está Double Talkin´ Jive, piel guitarrera bañada de aceites, como una gigantesca pista para lanzarse, fuego cruzado, muerte. Mirada certera que nos dijo que todo había acabado tan rápidamente como ahora acaba esta vindicación, pues en la radio suena Double Talkin' Jive nuevamente y todo comienza siempre y casualmente desde el principio, desde el momento en que comenzamos a pintar aquellos cielos llenos de hijos huérfanos y verdes como el viento.
El final es un arrabal de Sevilla o una escalera para ver como las manos ardieron un día, lejos de esta ciudad que me recuerda que pintamos un cielo diferente al que casi todo el mundo sueña.
El final es siempre la ola superior, los cielos lo demuestran, y la radio.

VI

No pueden verle, nadie comprende el silencioso roce con la piedra. Las abuelas cantan el himno matinal, las doncellas observan de soslayo ese humo que nos alcanza y nos fecunda tibiamente con el roce.
Si la multitud adivinara, si las manos atadas a la manera del padre pudiesen sublimar los deseos de la tierra. Y la tierra tiembla con los memoriosos compases de un universo que arde bajo los pies.
El vapor sube, ves los terremotos subiendo por la carne húmeda, observas los destinos futuros, las jornadas de contrición por una nueva fe en la piel y los párpados que no se resignan a perder su rol.
No pueden verme. A solo dos pasos y todo supone una doxología maestra; nada tan exento del sonido afinado de un caramillo celeste; la escena fluye con una incorrección premeditada.
Yo veo las columnas llenas de sal. Como un buen tabernero que limpia las copas después del festín, reparo en las posiciones del sol, ordeno diestramente el viaje de mis manos.
Nadie puede verme trazando estrategias para engañar al censor, no divisan que mis ojos se tiñen violentamente y a dos pasos mis manos se pasean por los parques vedados, por los vericuetos hondos donde nace el milagro de la blasfemia.
Pero nada es real. Los mundos prestados no convencen. Yo quiero estar allí donde la sal es la sal, en la humedad real de la cantata.
Al final, termina el acto único dentro de un recinto oscuro, lejos de las miradas oscuras y prejuiciados ojos.
Se acaba el acto.
Se acaba.


HERMES MIGUEL ENTENZA MARTÍNEZ
Pintor, dibujante, instalador y poeta
Sancti Spíritus 1960
Miembro de la UNEAC y miembro de honor de la AHS

Hermes Miguel Entenza Martínez

    ESTUDIOS
  • Curso de Restauración. Tula Art. Center. Atlanta Georgia. USA.
  • Profesor Instructor de Artes Plásticas.
  • Diseñador Gráfico. Santa Clara.

    MUESTRAS COLECTIVAS

  • Evento internacional Visuarte 2005. Cienfuegos Cuba. (2005).
  • Gira de pintores espirituanos. Provincia de S. Spíritus. (2005)
  • Primavera del Arte. Sancti Spíritus. (2004).
  • Salón Mateo Torriente. UNEAC Cienfuegos. (2003).
  • Galería de arte Las Tunas. (2002).
  • Feria de Arte 2001. Xalapa Veracruz México. (2001).
  • Expo "Arte Útil" en El Burgui de 23 y G. Ciudad Habana. (2001).
  • Expo Collage ( Grupo S/T ) (2001).
  • Evento internacional Visuarte 2001. Cienfuegos Cuba. (2001).
  • Bienal de las artes Plásticas. Trinidad. (2001, 2003).
  • Salón de la Ciudad. (Sancti Spíritus (1996, 97, 2000, 2001, 2003, 2004, 2005, 2006).
  • Art Palace. Tula Art Center. Atlanta USA. (1999).
  • Magical Mistery Show. Galería Cristal Dolphin. Atlanta USA. (1999).
  • Calor y Color. Pintura Cubana en Gijón. Gijón España (1997, 1998).
  • Tropic Flavor. 20 Pintores Cubanos. Habana, Noruega, Brasil (1998).
  • Salón Pequeño Formato. (1992, 93, 94, 95, 2000, 2001).
  • Salón de Premiados. (Ciudad Habana.1991).
  • Salón UNEAC. (1987, 88, 89, 90, 92, 94, 97, 2000).
  • Salón Oscar Fdez. Morera (Sancti Spíritus) (1986, 87, 88, 89, 90, 91, 92, 93, 94, 95, 96, 2000, 2001, 2005).
  • Salón Nac. AHS. (1989).

    MUESTRAS PERSONALES

  • Moros y cristianos (Remix). Escuela Provincial de Artes Plásticas "Oscar Fernández Morera". Trinidad. Cuba. (2007).
  • Moros y cristianos. Galería Luz y Oficios. Ciudad de La Habana. Cuba. (2006).
  • El Viaje. Galería KAJUTE. Ratzdorf. Dresden. Alemania. (2004).
  • El ángel y el fan. Sancti Spíritus. (2004).
  • El vaso Rojo. Sancti Spíritus. (2003).
  • Tratado de Ángeles. Sancti Spíritus. (2003).
  • Los Sueños del Copista. Sancti Spíritus. (2001).
  • Memorias de Subsuelo. Sancti Spíritus, Santa Clara. (1997).
  • Carga Pesada. A.H.S. S Spíritus. (1996).
  • Cantata Secular. Sancti Spíritus (1994).
  • Para subir al cielo. Matanzas. (1992).
  • Cien Años de Lucha. Sancti Spíritus (1990).
  • Arte Express. Sancti Spíritus (1989).

    PREMIOS Y MENCIONES

  • Premio Anual de Artes Plásticas UNEAC (2006).
  • Premio Gateway College. Oslo, Noruega (2006).
  • Premio CPAV. Salón de la Ciudad. (2006).
  • Premio CPAP. Salón de la Ciudad. (2006).
  • Mención Salón de la Ciudad. Sancti Spíritus. (2006).
  • Premio en escultura e instalación. Salón Internacional VISUARTE. Cienfuegos. (2005).
  • Premio Salón de la Ciudad. Sancti Spíritus. (2005).
  • Premio UNEAC. Salón de la Ciudad. Sancti Spíritus. (2005).
  • Premio Salón de la Ciudad. Fotografía Digital. Sancti Spíritus. (2004).
  • Premio Primavera del Arte. Grupo S/T. Sancti Spíritus. (2004).
  • Premio Salón territorial Mateo Torriente. Cienfuegos (2003).
  • Mención de la Ciudad en Poesía, con el libro ¨Tribal¨. (2003)
  • Mención Salón de la Ciudad. (2003).
  • Premio CPAV (Centro provincial de Artes visuales). (2003).
  • Premio A.C.A.A. (2003).
  • Premio F.C.B.C. (2003).
  • Premio CPAV (Centro provincial de Artes visuales) Salón nacional de Paisaje. (2002).
  • Mención Salón O. F. Morera. (2001).
  • Premio de la Ciudad en Performance. Con el grupo S/T. (2001).
  • Premio de la Ciudad en Poesía, con el libro "Clairmont". (2001).
  • Premio Performance. Bienal de Trinidad. Con el grupo S/T. (2001).
  • Premio Salón Pequeño Formato con el Grupo S/T. (2001).
  • Mención de la Ciudad. (1998).
  • Mención Salón O.F.Morera. (1995).
  • Premio AHS. (1994).
  • Premio Salón O. F. Morera. (1994).
  • Premio F.C.B.C. (1993).
  • Mención Salón O. F. Morera. (1993).
  • Premio Salón O. F. Morera. (1990).
  • Mención Salón O. F. Morera. (1989).
  • Premio Salón Rogelio Valdivia. (1987).

    ESCRITOS

  • Poemas publicados en varias revistas nacionales y extranjeras, impresas y digitales.
  • Palabras al catálogo de varios artistas plásticos de S. Spíritus.
  • Libro de poesía "TRIBAL". Publicado por la editorial Luminaria. (2004).
  • Palabras al catálogo. Primer taller provincial de Grabado. UNEAC. S. Spíritus. (2003).
  • Creación del proyecto teórico del grupo de creación interactiva S/T. S. Spíritus. (2002).
  • Participación con palabras al catálogo en dos curadurías.
  • Libro de poesía "CLAIRMONT". Publicado por ediciones LUMINARIA (2001).

    JURADO

  • Consejo de lecturas Especializadas. Editorial Luminaria. S. Spíritus. (2005).
  • Jurado Consejo Prov. de las Artes Plásticas. Salón O. F. Morera. S. Spíritus. (2004).
  • Jurado Consejo Prov. de las Artes Plásticas. Salón O. F. Morera. S. Spíritus. (2003).
  • Jurado de la Galería de arte Salón nacional de Paisaje. UNEAC. S.S (2003).
  • Jurado al premio salón O. F. Morera. S.S (2002).
  • Jurado de la Asociación Hnos. Saíz. Salón O. F. Morera. S.S. (1997).

    OTRAS ACTIVIDADES

  • Recital de Poesía. Gente de Palabra. UNEAC. Sancti Spíritus. (2006).
  • Recital de Poesía. Librería Ateneo. Ciudad de La Habana.(2006)
  • Conferencia el la Sociedad Cultural José Martí sobre Cultura y Religión. S. Spíritus. (2005).
  • Participación en la Feria Internacional del Libro de La Habana. Lanzamiento en la misma del poemario TRIBAL. La Habana. (2005).
  • Ciclo de conferencias sobre Arte y Filosofía. C.P.A.P. S. Spíritus. (2004).
  • Escenografía para festival medieval. Grupo Acción Calle. Jaca. España. (2004).
  • Participación en restauración de la decoración del órgano de la Catedral San Marie de Stralsund. Alemania. (2004).
  • Recital de poesía y lanzamiento del poemario CLAIRMONT. UNEAC. S. Spíritus. (2002).
  • Ilustración de la revista Argentina ROLLOS DEL MAL MUERTO. (2001).
  • Creador del Taller Experimental de Arte y Literatura junto al poeta Manuel Sosa. Galería de Arte Oscar Fdez. Morera. S. Spíritus. (1996-1997).
  • Presidente provincial de la sección de artes plásticas de la A.H.S. S. Spíritus (1990-1994).

    BIBLIOGRAFÍA

  • Erizando Las Crines. Elvia Rosa Castro. Ediciones Aldabón. Matanzas. 2001.
  • El Paisaje en la Plástica Espirituana. Luís Rey Yero. Editorial Luminaria. S.S. 2001.
  • Sobre la Pintura Espirituana. Luís Rey Yero. Editorial Luminaria. S.S. 1997.
  • "Una Cantata Secular". Luís Rey Yero. Revista Revolución y Cultura. Julio 1996.
  • "Aire frío en los dominios del Trópico". Elvia Rosa Castro. Revista Revolución y Cultura. Enero 1995.






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(8 de enero del 2008)


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