Cuba

Una identità in movimento


Tres poemas

Marié Rojas Tamayo



PRETEXTOS DE UN INSOMNE

No te duermas, amor,
La noche es larga
Y la luna pertenece a los amantes.

No te marches, amigo,
A ese universo
Donde no puedo llegar con mis caricias.

Tengo celos de la aurora aún lejana
Que te induce a abandonarme,
Rabia de la soledad en que me dejas
Cuando partes en alas de tus sueños.

Mira los reflejos de la inquieta visitante
Dibujando enigmas en el rocío.
Contempla como van las horas a perderse en la nada,
Sin prisas,
El tiempo nunca tiene prisa.

Seamos como él, eternos.
Hablemos de mil cosas,
Amémonos ahora,
Odiémonos, si quieres,
Hagamos del instante un recuerdo futuro.

Vistamos de galas la oscuridad del cuarto,
Brindemos por estar despiertos,
Compartamos la dicha, el amor,
Hagamos un verso fugitivo...

Mañana no sabremos si habrá motivos para celebrar,
Hoy tenemos todo:
Noche, luna, desvelo y estar juntos.


UCRONIO

Eterno perseguido de las sombras,
Atormentado por la duda,
Avanza, peregrino del tiempo
En pos de tu destino.

Pierde tu nombre,
Extravía el rumbo de los cuerdos.
Hazte nube,
Tormenta.

Eres cueva,
Eres agua,
Eres fuego en Aquelarre,
Eres viento silbando en la montaña.

Funde tu alma con el alma de las piedras,
Guerrero, hondero, conquistador,
Eterno juego de niños
Memoria irrevocable de la Tierra.

Parte luego a vencer al sol,
Sin importar si te hieren sus rayos,
Ve a morir a la orilla de una playa,
Renace desde las raíces de una encina.

Disuelve, entonces, tu ser en la Historia,
Retorna al olvido,
Para regresar quién sabe cuando
Transmutado en un poema.


HIJOS DEL SILENCIO

Callados,
Tristes,
Arremolinados contra el frío,
Llevados y traídos por vientos que no les pertenecen,
Enfermos de un hambre que no se cura con poemas
Ni canciones de alabanza a sus virtudes.

Enarbolan el estandarte de la ira
Aunque no puedan gritar, ni sepan cómo.

No comprenden en qué lugar quedó sepultado
el milagro que no esperan,
Ignoran el placer de recibir un regalo,
Saben de vidrieras y luces encendidas.

Hijos de la calle,
De las sombras,
Hijos de nadie,
Del olvido...

Si algún día — al fin —
Se abren las puertas de la gloria
Pasarán antes que todos.
Ocuparán el sitio de los elegidos.

Pero hasta entonces...
¿Quién los llora?





Marié Rojas Tamayo







Página enviada por Marié Rojas Tamayo
(27 de octubre del 2008)


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