Cuba

Una identità in movimento

Mal Tiempo: resonancia de una victoria

Emma Sofía Morales



Cuando el 22 de octubre de 1895 la columna invasora del Ejército Libertador cubano emprendía su arrollador avance hacia el occidente del país en una estrategia que extendería la insurrección por toda la Isla, se iniciaba uno de los acontecimientos más trascendentes de las luchas por la independencia.

Encabezados por el generalísimo Máximo Gómez y su Lugarteniente General Antonio Maceo, arrojados patriotas protagonizaron hechos que ennoblecieron la historia patria en combates decisivos para el prestigio de la insurrección armada. En su marcha desde Oriente, el propio Gómez vaticinó grandes acciones en la región de Las Villas, una de las cuales, la batalla de Mal Tiempo, el 15 de diciembre de 1895, estremeció al poderío español.

A unos pocos kilómetros del poblado de Cruces, hoy municipio de Cienfuegos, fuerzas mambisas y españolas entablaron un encarnizado combate, considerado una de las victorias más rotundas de la invasión, por las consecuencias políticas, militares y económicas desencadenadas en favor del movimiento independentista.

Arsenio Martínez Campos, figura clave dentro del sistema colonial español en la Isla, comprendió con impotencia que el avance del Ejército Libertador era inminente y en un desesperado intento por detener el empuje insurrecto, concentró gran cantidad de tropas en la zona de Cruces.

La zona de Mal Tiempo fue el escenario para demostrar el patriotismo que colmaba a los cubanos quienes contaban además con la topografía del terreno, un regalo de la naturaleza para hacer más perfecta la victoria.

La inteligencia táctica del Generalísimo y la valentía de sus hombres, pusieron el resto para el éxito de la contienda. Con Maceo a la vanguardia de la caballería, Gómez atacó, luego de ordenar a su corneta el toque a degüello y al grito de ¡al combate, viva Cuba libre! se desató la lucha.

Según el testimonio de Eugenio Sánchez Agramonte, presente en la batalla,

"... partieron como un rayo 250 jinetes con el machete en alto, las riendas semisueltas, sostenidas por la mano izquierda, que a la vez se agarraba de las crines siguiendo como un torbellino al invicto General Gómez, que clavado y tieso en su montura, más parecía un centauro que un ser humano".

Testigo de este enfrentamiento, José Miró Argenter apuntó:

"Firme aún, la infantería española, rodilla en tierra, trata de resistir con un fuego mortífero y las puntas de las bayonetas, pero nadie se para. Al grito de 'arriba Oriente, al machete, viva Maceo', abren brecha los orientales sin piedad durante 15 minutos".

"No duró más tiempo el drama. Aquí han caído secciones completas con los oficiales que mandaban, más allá, grupos de infantes y jinetes mezclados en confusión, ruedan al filo del sable cubano", añadió.

En aquella furiosa arremetida, el Ejército Libertador causó alrededor de 200 bajas al enemigo, en tanto, las fuerzas independentistas solo reportaban cuatro muertos e igual cantidad de heridos.

Se probaba, una vez más, la certera estrategia militar del Generalísimo Gómez y la valentía y disposición combativa de sus soldados.

Inspirados por el triunfo de Mal Tiempo, muchos cubanos vinculados a la industria azucarera suspendieron los trabajos de preparación de la zafra y desarmaron las máquinas de los ingenios en lo que constituyó un duro golpe económico para los colonialistas de la región.

En días posteriores al 15 de diciembre el Ejército Español sufrió otro rosario de derrotas ocasionadas por los insurgentes criollos, aunque la batalla de Mal Tiempo resultó imprescindible para el avance de la invasión hacia Occidente.


Fuente: http://www.ain.cubaweb.cu/2004/diciembre/dic13iggbastion04.htm#Mal Tiempo: resonancia de una victoria




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