Un nuevo proyecto comunitario, bajo la órbita de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en el Municipio Playa, nos sorprende y alegra.
Su título es "Casineando" en Playa; su sede está en el Circulo Social "Gerardo Abreu Fontán".
"Casineando..." lo dirige y anima, principalmente, la querida y admirada locutora de radio y televisión, periodista y promotora cultural Teresita Segarra Padrón.
¿Quién no recuerda su imagen como presentadora y locutora del Noticiero Nacional de la Televisión Cubana (TVC) en su horario estelar?
La importancia de esta propuesta radica, precisamente, en el rescate de una actividad bailable sui generis entre los cubanos y las cubanas de la segunda mitad del siglo XX: el baile de casino.
Para quienes no lo conocen intentaré definirlo: se bailan distintos ritmos musicales, son, salsa, etc., en colectivo, por un conjunto de parejas, de 6 a 8 aproximadamente; estas se agrupan y forman más o menos un círculo en el cual se crean sucesivamente pequeñas coreografías, que van cambiando muy rápidamente, según el ritmo; los cambios se va marcando con palmadas, u otras señas previamente acordadas, por el guía del grupo.
El resultado es muy atractivo, debido a la dinámica del baile, el colorido de los vestuarios, su movimiento, y la maestría de la danza ejecutada en colectivo y, al propio tiempo, por cada una de las parejas. La coordinación entre todas es imprescindible.
Antes de hacer esta simple definición, por lo cual pido excusas a los especialistas, consulté el Diccionario de la música cubana biográfico y técnico de Helio Orovio (Editorial Letras Cubanas, Ciudad de La Habana, Cuba, 1981) y el Diccionario del Español de Cuba, coordinado por Gisela Cárdenas Molina y otros (Editorial Gredos S.A., Madrid, 2000), y en ninguna de estas joyas bibliográficas hallé una definición del probable cubanismo "casino", aplicado al mencionado baile.[1]
Sin embargo, Orovio sí menciona algunas orquestas en las cuales pudiera encontrarse una posible explicación del origen de este concepto, popularizado desde la década del 50 del siglo XX. La primera fue la orquesta Casino de la Playa, fundada en 1937 por el inolvidable Miguelito Valdés (ver, p.272), acompañado por otros ilustres músicos e intérpretes: Anselmo Sacasa, Walfredo de los Reyes, entre otros. Su formato era de jazz band, y Orovio nos dice: "Tomó su nombre del lugar donde trabajaron primeramente" (El sitio no era otro que la Playa de Marianao (en el antiguo Municipio de Marianao),[2] reconocida y popular, desde las primeras décadas del siglo XX, no sólo por sus baños, sino también por sus elegantes "clubes" sociales y sus modestas "glorietas" para bailes, y otros sitios de diversión).
"Por ella desfiló lo mejor dentro de esta línea interpretativa de la música cubana", continúa afirmando el erudito autor. También hace referencia a otra orquesta muy famosa en los cincuentas, el Conjunto Casino (ver, p.80), fundada desde 1940. Fue integrada en su momento de más esplendor artístico por Roberto Espí (director y cantante), por Roberto Faz (cantante), por mencionar algunos. En fin, tanto el baile como el lugar pueden identificarse con una verdadera tradición, cubanísima, siempre viva, plena de creatividad y alegría, que merece ser conservada con la mayor autenticidad y legada a las generaciones más jóvenes.
Nos informa brevemente la amiga Teresita Segarra que a partir de junio se incrementará la frecuencia de este encuentro musical y danzario, para enriquecer los programas del verano 2010. Su mayor expectativa radica en la asistencia y participación de parejas jóvenes, sin desdeñar las de mayor experiencia.
El proyecto cuenta con el apoyo de la directiva del Círculo Social, totalmente remozado, perteneciente a los Sindicatos de Educación y Cultura, y, además, con el sostén y presencia en vivo de los vicepresidentes del Poder Popular de Playa.
Esperamos que muchos músicos, intérpretes, promotores culturales, comunicadores sociales de televisión y video, y, sobre todo, buenos bailadores de casino acompañen permanentemente el desarrollo de esta experiencia, uno de los recuerdos de juventud que tantos compartimos, entre los más bellos y queridos.
La Habana, 28 de mayo de 2010
