Cuba

Una identità in movimento


Lo que no imaginaba

Adys M. Cupull Reyes


Vino desde España, para conocer la isla mayor del Caribe, quería vivir las emociones que otros contaban del país que se convirtió en una hermosa leyenda. Su sueño quinceañero se hizo realidad al emprender el viaje a Cuba.

Cuando llegó, sabía que el archipiélago cubano tiene un pueblo que permanece fiel a las ideas de sus héroes, que respeta su constitución y que a pesar de la gran presión ejercida por poderosos intereses, jamás permitirá que se olviden los ideales revolucionarios.

Se llama Imanol, quería ver a Fidel de cerca, hablar con él, recibir una respuesta con su propia letra, pues días antes le había escrito una carta.

      Pero, si lo hubiera tenido ante sí, tal vez no hubiera podido ni decir una palabra, por la emoción.

Expresó una amiga que le escuchaba.

Llegó a la Fragua Martiana y encontró a alguien que no imaginaba: José Julián Martí Pérez. De él le habló Carlos Manuel Marchante, el director del prestigioso recinto:

Así conoció de cuando Martí era un adolescente, como él; del inició de la guerra independentista en Cuba; y de la aparición de sus primeros escritos políticos en pequeñas publicaciones: el soneto "10 de Octubre" y su drama épico "Abdala".

Supo de la inicua acusación del Gobierno Colonial Español; de aquel 4 de octubre de 1869 cuando fueron arrestados Eusebio y Fermín Valdés Domínguez, Manuel Sellén, Santiago Balbín y Atanasio Fortier, amigos y compañeros de Martí. Ellos fueron acusados de insulto a una escuadra del "Batallón de Voluntarios Primero de Ligeros" y sospechas de infidencias. Días después, el 21 de octubre José Martí también quedó detenido, acusado de traición a España.

En La Fragua, parece que las piedras hablan, allí todo tiene voz, las plantas, las tarjas, los monumentos y bustos; los documentos y objetos que pertenecieron al Héroe Nacional de Cuba, y otros relacionados con los jóvenes que le hicieron vivir en el Año de su Centenario.

La narración de Marchante no se detiene:

      Luego de cinco meses de encierro en la Cárcel
      Nacional, José Martí fue sometido a Consejo de Guerra y sancionado a
      seis años de prisión y de trabajo forzado. El 4 de abril de 1870, fue
      trasladado al Presidio Departamental, lugar donde cumpliría la sanción.

Conmueve profundamente la fotografía del joven en el presidio, y la estatua de bronce del escultor José Villa Soberón situada en "El Jardín del Recuerdo" donde se encuentran las ruinas de la Cantera del Presidio. Allí, Incrustadas en la pared de piedras, dos tarjas de bronce con las imágenes de sus padres, Leonor Pérez y Mariano Martí; y siete placas con los nombres de los prisioneros que él menciona en su obra "El Presidio Político en Cuba".

Se mira la estatua del preso 113, aquellos hierros, en la cintura, bajando sobre la pierna derecha hasta el pie. Altiva la mirada y "el corazón lleno". Años después, José Martí, pidió que se le hiciera con el mismo material del grillete que lo martirizó, una sortija con la palabra CUBA, que Leonor, su madre, le entregó en Nueva York. La Fragua rememora este hecho, y ha instituido que sea entregada una rèplica de la original a los miembros destacados de los clubes martianos, a los pioneros, y adultos amigos del Centro.

Sorprendido y con José Martí de frente, el joven español recibió el simbólico anillo, ante un colectivo de alumnos de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor que allí funciona, desde donde se paró Eberto Castillo Villavicencio, maestro jubilado y le obsequió el poema "De las montañas al llano" inspirado en Fidel Castro Ruz.

      Para tí joven, dijo Eberto, que lo quieres conocer, escucha, te voy a decir en mi poema quien es Fidel:

      El es manantial de justicia y verdades
      Su gigante corazón forjado
      con el viejo dolor serrano de sus fieles campesinos
      ¡No cambiará jamás!
      Su espíritu sublimado con la meditación en las montañas
      ¡Jamás flaqueará!
      Sus sabias palabras expresadas claramente
      con énfasis sincero, penetran en los corazones
      de todos los hombres buenos

      Dicen que tiene la atracción de los héroes legendarios
      Que muchos lo aman como a un iluminado
      Más es FIDEL, FIDEL MARTIANO, DE BRONCE, HUMANO.
      Su obra motivará que las serpientes rieguen su veneno
      Y los lobos imperialistas, ¡rapaces!
      Afilarán sus dientes de tamaño de siglos
      Y brazos traidores en la oscuridad de la noche
      ¡Esgrimirán el puñal!
      El mismo que mató a Mella y a Sandino
      El impío que a los justos del mundo ha herido.
      PERO TÚ SIEMPRE VENCERÁS JUNTO A TU PUEBLO

      Todo eso tú lo sabes: FIDEL DE LAS MONTAÑAS
      Fidel del pueblo, de los campesinos, de los humildes
      Tú lo has palpado en tus pocos años
      de experiencias vividas con sabiduría de siglos.
      ¡Pero cuídate por Cuba!
      Y por esas tierras hermanas
      de sangre y dolor regadas
      ¡CUIDATE!
      Por los pueblos de América y del Mundo
      Que con nuestra causa están abrazados
      ¡A LA MISMA ESPERANZA!

Al despedirse, Imanol llevaba en una mano el anillo; en la otra, el libro "El Tiempo de los Cedros" que su autora Katiuska Blanco le envió y que le fue entregado por el escritor Froilán González.

En su corazón se llevó a Martí, Fidel, y Cuba.




Página enviada por Froilán González y Adys M. Cupull Reyes
(11 de diciembre de 2005)


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