Cuba

Una identità in movimento


Ileana Corvisón Menéndez: Nuestras absolutas responsabilidades y el plan de Dios

Ileana Corvisón Menéndez


    Según leemos en La Biblia en el libro del Génesis, este hermoso planeta llamado Tierra y por ende el universo fue creado a partir de la nada., o del caos según la antigua teoría griega en la que se cuenta que el Caos es la materia informe de la que fue creado el cosmos u orden armonioso.

    Podemos constatar a través de la lectura la existencia de diferentes leyendas, mitos o creencias sobre la creación del mundo, tomamos una al azar la cristiana, esta cuenta que a partir de la nada en siete días Dios creo todo lo que hasta el momento conocemos por universo según consta en el mencionado Libro del Génesis (Y vio Dios todas las cosas que había hecho: y eran en gran manera buenas. Con lo que de la tarde y de la mañana, se formó el día sexto).

    Al comprobar que todo era armonioso y bello antes del séptimo día creo al hombre por supuesto para que no estuviera solo a la mujer, (de ahí la justificante que siempre las mujeres seamos menores en edad que los del llamado sexo fuerte, pero sin nada de subordinación ni cosa que se le parezca) hasta ahí es comprensible a todos esta explicación, debo agregar que es al hombre a quién él otorga el dominio sobre todas las cosa que fueron creadas anteriormente, además de darle el total dominio sobre estas le dota del preciado don del libre albedrío o sea la libre elección sobre el obrar bien o mal. O sea que en principio, es nuestra la total responsabilidad sobre las acciones de cualquier tipo que acometemos y que su resultado posterior redunde en provecho, mejora y crecimiento tanto en el ámbito intelectual, personal y espiritual así como beneficio material propio y por carácter transitivo todas ellas a la humanidad, porque las acciones tienen el efecto de trascender, desbordar hacia el otro, el tú que es ella, él, para finalmente redondearlo en un nosotros o sea el todos mundial. Pero, y es aquí donde nacen las contradicciones, dudas que trato de explicarme. ¿Todo obedece a un plan divino o sea el llamado Plan de Dios?

    ¿Cuanto podemos nosotros simples seres mortales cuando ya está predeterminado todo?¿ Hasta donde pueden nuestros actos cambiar los resultados de ése Plan? Cuando aún antes de nacer Judas ya estaba predestinado a entregar al Hijo del hombre, el Dios encarnado.

    Pues podemos responder de una sola manera, como poder podemos mucho, mucho más de lo que pensamos: podemos ser más conscientes de nuestros actos filtrándolos a través de nuestra percepción ética de lo bueno y lo malo, lo que nos gusta y lo que no, lo que deseamos para nosotros y lo que no, lo que nos daña y lo que ayuda, teniendo siempre como premisa que si no lo queremos, deseamos, o nos daña a nosotros como seres humanos que somos, pues tampoco lo puede querer y desear el otro, bajo ésa óptica y no otra deberá estar cimentada la base de nuestro actuar e interactuar a su vez con los demás seres vivos y hasta con la naturaleza misma de la que formamos un todo armónico llamado universo.

    No es querer jugar a Dios, ni ocupar su espacio, ni pensarlo siquiera, es a mi modo de ver las cosas obrar de esa forma es un poco cooperar con él en el caso de los llamados cristianos si son coherentes, o quien pertenezca a cualquier religión siempre que sus postulados se ajusten a un principio ética elemental "el de no proceder con los demás como no nos gustaría que lo hicieran con nosotros", esta premisa clave se apoya en la moral y en la búsqueda del bien como único fin, como simple persona consciente, viva, en los convulsos comienzos de este Tercer Milenio.

    En lo tocante al tema debemos ser críticos austeros de nuestras acciones todas, ya que tomando como punto de partida el simple hecho de que estar vivos nos compromete con el todo o sea el universo, nuestras acciones sean las que fueren se verán reflejadas en él como en un espejo gigante, de nosotros depende que la imagen futura sea más hermosa, menos escalofriante, que los caminos se ensanchen al igual los corazones, que haya más amor, menos odio, que impere la paz no la guerra, que exista el respeto, por tanto seamos o tratemos de ser un poco más sinceros, amorosos, cuidemos de nosotros y de todo los que nos rodea con infinito amor, porque somos responsables desde el inicio y de esa responsabilidad no nos exonera nadie ni el mismo Dios.

      13/2/06


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