Cuba

Una identità in movimento

Henry Reeve: Audacia y temeridad en ristre

Emma Sofía Morales



Henry Reeve, El InglesitoNorteamericano de nacimiento y cubano por vocación, Henry Reeve, El Inglesito de la manigua durante la gesta libertaria en la Isla contra el colonialismo español, dejó su vida en tierras de Cienfuegos un 4 de agosto de 1876, después de haber participado en más de 400 acciones armadas.

Audacia y temeridad en ristre, con una valentía a prueba de cañones y de heridas conquistadas en combate, este valiente de solo 26 años legó un ejemplo imperecedero de lo que significa la solidaridad ante el dolor de los hombres ansiosos de justicia y libertad.

Su origen norteño no resultó un obstáculo para que sufriera la realidad colonial impuesta a Cuba por el régimen español, y siempre enarboló aquella frase que le hiciera ganar un mayor respeto: Yo soy de allí, donde se muere.

Arraigado sentimiento antiesclavista e independentista le alentaron a vincularse con un núcleo de obreros y artesanos cubanos que apoyaban la guerra desde el exilio y a través de ellos llegó a la Antilla Mayor el 11 de mayo de 1869, para convertirse en aquel mambí de pocas palabras por su desconocimiento de la lengua española, pero de un arrojo sin límites que en breve llamó la atención.

En los combates de Ramón, Las Calabazas, Del Carmen, Río Hanábana y Sitio Potrero, por solo mencionar algunos, recibió lesiones que le dejaron casi lisiado, lo cual no le impidió seguir la lucha y acercarse a las figuras más descollantes de la contienda bélica de 1868, como Ignacio Agramonte.

Con el camagüeyano descolló como guerrero y estratega durante el rescate de Sanguily y a partir de 1873 brilló bajo el mando del Generalísimo Máximo Gómez, quien elogió su

"... valor a toda prueba, infatigable constancia y cumplido militar".

Al mando de la caballería participó en la toma del pueblo de Santa Cruz del Sur, en septiembre de 1873, donde recibió heridas de tal gravedad que le inutilizaron una pierna por el resto de sus días, al lanzarse a caballo sobre la boca de un cañón; pero se aferró a la lucha con ímpetu renovado, aun cuando necesitaba de un aparato que le permitiera andar y un correaje especial para mantenerlo sobre el caballo.

Con el grado de Brigadier, que le otorgara la Cámara de Representantes de la República en Armas, enfrentó al enemigo en la Batalla de las Guásimas y la acción de Cajumiro, esta última junto a Máximo Gómez y Antonio Maceo, operaciones militares principalmente en zonas de Camagüey.

Una numerosa tropa española le sorprendió el cuarto día de agosto de 1876 cerca de Yaguaramas, a unos 90 kilómetros de la ciudad de Cienfuegos, y en desigual combate recibió heridas en el pecho, la ingle y un hombro, pero aún así aguarda al enemigo, armado con un revólver y un machete.

Negado a rendirse a las fuerzas que le acosaban, prefirió terminar con su vida, de un balazo en la sien.

¿Quién fue más gallardo, ni apuesto jinete, ni quién más sereno, tenaz y valiente...? se preguntaba en los versos del Romance del Inglesito, Ramón Roa, otro gigante de la independencia y la manigua.

Y quién pone en duda el desprendimiento sincero de ese norteamericano aguerrido, que mezcló su sangre sajona con la de combatientes de otras latitudes y la estirpe de los hijos de esta tierra de patriotismo infinito.

    (02-08-2005)



Fuente: http://www.5septiembre.cu/historia4.htm


Cuba. Una identità in movimento

Webmaster: Carlo NobiliAntropologo americanista, Roma, Italia

© 2000-2009 Tutti i diritti riservati — Derechos reservados

Statistiche - Estadisticas