Cuba

Una identità in movimento


El doctor Luis Montané impulsor del movimiento antropológico en Cuba

Armando Rangel Rivero


Introducción

En Cuba, como en otros muchos países, la antropología alcanzó gran desarrollo a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Sin embargo, cuando se hace referencia a esta temática, se da por sentado, el hecho de que tratamos acerca de los estudios antropológicos realizados por científicos o personas interesadas en la ciencia del hombre, pero es indudable que van más allá. Así, por ejemplo, la imagen que se ha trasmitido a lo largo de la historia acerca de las culturas prehispánicas no es la más adecuada en la mayoría de los casos, más si se parte del precepto de que diversos términos poseen carácter peyorativo.

Cada nación, debe partir de su realidad para iniciar investigaciones antropológicas; teniendo presente el concepto más amplio de la especialidad. El análisis hay que hacerlo en dependencia de los valores históricos, culturales y políticos que movieron la región a estudiar. Naturalmente, desde una visión amplia y actualizada, o sea, aquella que aborda también los aspectos biológicos que afectan a distintas comunidades y pueblos. De ahí todas las clasificaciones que en los últimos tiempos se han establecido sobre esta disciplina.

En el caso cubano resulta particularmente interesante que la antropología no se haya abordado lo suficiente, desde el ángulo de la historia de la ciencia social. En verdad se ha ceñido más a cuestiones de tipo bioantropológico — para el caso de las sociedades comunitarias — o histórico y arqueológico en relación con la cultura de los primeros pobladores del Caribe. Sin embargo, y a pesar de todo ello, creemos que la oscura leyenda que se tejió en torno a esas comunidades no se ha aclarado lo suficiente.

Por otra parte, si se tiene en cuenta el porciento significativo de población asentada en el Caribe que desapareció casi completa, de manera muy rápida en la primera mitad del siglo XVI, queda claro que tanto la población mestiza, resultado de las relaciones entre españoles, amerindios y negros, así como los blancos criollos que viven en Cuba en ese, y en los siglos posteriores — léase XVII-XVIII —, tampoco han sido explicados satisfactoriamente como componentes de nuestra base cultural. Le corresponderá en algún momento a la antropología biosocial, asumir tal responsabilidad.

Es importante ver la antropología con una nueva óptica, ya en el año 1969, el Dr. Hulse, expresaba que esta ciencia...


... consiste en la investigación de la naturaleza humana desde los puntos de vista biológico, evolutivo y ecológico, considerando al hombre como un organismo biosocial.[1]


Por lo expresado hasta el momento, debe existir un pacto para meditar y cerrar heridas en el diseño teórico de la nueva antropología que nos muestre al hombre en su dimensión biológica y cultural. Por ejemplo, ha existido una barrera en el estudio antropológico, donde el individuo se aborda por su somatotipo, hábitos de alimentación, raza, etc. Por otra parte se estudia como vive y como son sus tradiciones, su cultura y su historia, pero se necesitan cada vez con más fuerza, la utilización de fuentes escritas.

Entre tantas razones pudiera deberse, a que los estudios al respecto han intentado basarse en fuentes españolas y cubanas, no siempre analizadas adecuadamente. Otro aspecto a considerar es la necesidad de acudir a obras — la mayoría, desdichadamente en otros países e idiomas — de los viajeros que visitaron y describieron Cuba. Por supuesto, le correspondió a: franceses, alemanes, daneses, húngaros, suecos, italianos, ingleses y norteamericanos, así como de otras latitudes cargar sus valiosas arcas con todo el material conquistado.

En su afán de navegar y describir dejaron en archivos, valiosos documentos que nos costaría siglos descifrar. Entre las narraciones acerca de los pobladores de la Isla, su cultura, historia, geografía, flora y fauna, así como otras ciencias que aún faltan por pesquisar, siempre queda el ejemplo de: Cristóbal Colón (1436-1506), Alexander Humboldt Friedrich Wilhelm (1769-1859) y Aimée Jacques Alexander Bonpland (1773-1858).


Primeros pasos de la ciencia antropológica en Cuba.

Los que hicieron antropología en Cuba, que no es lo mismo que hablar de antropología cubana, como en general ocurre en casi todas las ciencias que se desarrollaron con limitadas posibilidades en el país. Inician sus estudios a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, donde hay un despertar de la conciencia nacional, conjuntamente con el auge que desde el punto de vista económico alcanza la Isla, producto del sistema de plantación de la caña de azúcar.

Un grupo de personalidades cubanas, se aglutinó para formar en la Habana la Sociedad Económica de Amigos del País (1793), durante el gobierno de Don Luis de la Casas, bajo cuya égida se constituyó el Papel Periódico de la Habana (1790). Es ésta la primera publicación autóctona que recoge noticias antropológicas del acontecer mundial y nacional. Le sustituyó, en los primeros años del siglo XIX, el Diario de la Habana, ambos respaldados por la antes referida institución. En los casos señalados se editaron artículos de figuras notables como: Francisco José Gall (1758-1828), George Cuvier (1769-1832), Lambert Adolphe Jacques Quetelet (1796-1874). En los artículos publicados, se trataron disciplinas como: Antropología Frenología, Zoología, Botánica y Geografía.

Al mismo tiempo reprodujeron un conjunto de trabajos que abordaban diferentes pueblos y razas, en cuanto a costumbres, someras descripciones físicas y descubrimientos arqueológicos. Pero también se recogen trabajos de figuras nacionales, de los doctores Tomas Romay y Chacón (1764-1849) y Nicolás José Gutiérrez Hernández (1800-1890), entre otros.

La Sociedad Económica fue en ese sentido una institución que apoyó el desarrollo de la ciencia en el país, no sólo a través de esas publicaciones, sino también mediante sus Memorias. Estas comenzaron a publicarse a inicios del siglo XIX y se mantuvieron durante toda esa centuria, pero con altibajos, producidos por la situación política y económica de la Isla.

En esta primera mitad del siglo XIX las Memorias y el Diario de la Habana representan las publicaciones más importantes en cuanto a los estudios antropológicos. Pero no sólo ellas recogieron este tipo de noticias, sino también otros periódicos de vida más o menos corta. Entre ellas resulta particularmente interesante El Faro Industrial, que publicó, entre otros, varios trabajos de Antonio Bachiller y Morales (1812-1899), sobre historia, arqueología y lingüística. También el español Miguel Rodríguez Ferrer (1815-1889), quién parte de la Isla a fines de la década del cuarenta, obteniendo diversas muestras arqueológicas y antropológicas, algunas de las cuales aún se conservan en el Museo Antropológico Montané. Los conocimientos de su viaje y de la posterior residencia en Cuba por más de una década, sirvieron al eminente investigador como importante fuente de estudios para su obra Naturaleza y Civilización de la Grandiosa Isla de Cuba, editada en 1876.

Grandes personalidades como: Bachiller y Morales, Rodríguez Ferrer, José Antonio Saco (1797-1879) y Felipe Poey y Aloy (1799-1891); son las figuras más significativas en cuanto a los estudios antropológicos cubanos en la primera mitad de siglo XIX. A Poey se debe el primer estudio craneológico que se realiza en la Isla. Tal investigación la efectuó en 1849 y amplió posteriormente, publicándola en sus Memorias sobre la historia natural de la Isla de Cuba (1865-66). También Poey escribió un discurso, que no publicó, para demostrar la igualdad de las razas y la unidad de la especie humana, tal discurso lo leyó en el Liceo de Guanabacoa en 1861.

Los conocimientos que tenía Poey sobre la materia le fueron reconocidos al serle escogido como primer Presidente de la Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba, cuando ésta se fundó en 1877.

Antes de que se creara ésta institución, máxima representación de la antropología decimonónica cubana, se había constituido la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, el 19 de mayo de 1861. La Academia, asimismo, premió en 1876 una obra de uno de los médicos y antropólogos más célebres del XIX cubano, el francés Henri Dumont (1824-1878), titulada Antropología y patología comparadas de los hombres de color africanos que viven en la Isla de Cuba. En realidad el caso de Dumont no es único, pero permite valorar correctamente cuáles fueron los criterios antropológicos predominantes en ese período.

En las primeras décadas del siglo XX, se precisa examinar muchos de los trabajos médicos que se escribieron por entonces y que, como era lógico, debían tener en cuenta los distintos componentes raciales de la población residente en Cuba, bastante heterogénea por cierto. Asiáticos africanos, peninsulares españoles y criollos, alternaban con mexicanos, y con diversas personas procedentes de Europa y América.


Luis Montané su vida antropológica

Una vez instaurada la Cátedra de Antropología y Ejercicios de Antropometría en la Facultad de Letras y Ciencias, que este año conmemora sus primeros cien años de vida académica, se inauguraba el Museo de Antropología de la Universidad, con el objetivo de desarrollar las clases prácticas, cursos y conferencias a estudiantes y público en general. Es importante señalar, que desde el siglo XIX se gestó la idea de crear un museo de antropología que atesorara todos los objetos pertenecientes a las sociedades comunitarias.

El 29 de junio de 1903, el Rector de la Universidad de La Habana firmó el acuerdo de la Facultad de Letras y Ciencias, de que el Museo Antropológico de la Universidad, llevara el nombre de Montané. Sus compañeros de la Facultad, a través de su Decano, Evelio Rodríguez Lendián, enviaron la proposición al máximo representante de la alta casa de estudios quien la aprobó, el 30 de junio de 1903. En ella, se lee:


La Facultad de Letras y Ciencias en su sesión de este día acordó proponer a usted; se denomine el Museo Antropológico de esta Universidad "Museo Antropológico Montané". Toda vez que su creación, la adquisición de valiosos objetos que en la misma existe y el especial brillo en la enseñanza de la antropología se debe exclusivamente, por un lado, a la particular iniciativa del doctor Montané y por el otro, a su reconocida competencia dentro y fuera del país en esta materia.[2]


Juan Luis Epifanio Montané Dardé nació en La Habana el 7 de abril de 1849, fue bautizado en la Parroquia El Salvador del Mundo, en la localidad del Cerro, el 29 de mayo de 1849. Su padre, Luis Montané, francés y su madre, Catalina Dardé, catalana residentes por entonces en la ciudad de San Cristóbal de La Habana.

Fue llevado por sus padres a Francia donde se graduó de Bachiller en Ciencias, en 1869. Realizó estudios literarios en el Colegio de humanidades Don Bernardo Fano, institución fundada en 1840. El colegio era agregado al seminario de Vergara, la que junto al Liceo de Tolosa completaron su enseñanza media y le otorgaron el título de Bachiller en Letras. Por entonces Tolosa era una prospera y rica ciudad que servía de capital a Guipúzcoa, País Vasco. A los veinte años fue nombrado Miembro Titular de la Sociedad Antropológica de París, primera de su tipo, fundada en 1859.

Se formó como médico-cirujano en la Facultad de Medicina de París y como antropólogo en la Escuela de los profesores Paul Pierre Broca (1824-1880), Jules Ernest Théodore Hamy (1842-1908) y Jean Louis Armand de Quatrefages de Bréau (1810-1892). Durante la guerra franco — prusiana ingresa en la armada francesa como médico Aide-major.

Regresó a Cuba con 25 años de edad y se incorporó de inmediato a ejercer como médico-cirujano en el Hospital San Felipe y Santiago. En ese período de adaptación, después de realizar el examen de rivalidad en la cuidad de Barcelona, fue nombrado Miembro de la Real Academia de Ciencias Médicas Físicas y Naturales de La Habana. Por los méritos y el prestigio que ya poseía se le designa la organización de la Sección de Antropología, que posteriormente sería la Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba.

El Gobernador General de la División de Cuba, Brigadier General, Jefe del Estado Mayor Adna. R. Chaffer, firmó la Orden No.250, publicada el 28 de Diciembre de 1899, en inglés y español. La acuñada orden militar tenía como objetivo nombrar los catedráticos por cada una de las Facultades: Filosofía y Letras, Derecho, Ciencias, Medicina y Farmacia. Le correspondió al Profesor Luis Montané Dardé, ser el Catedráticos de Antropología General y Ejercicios de Antropometría.

Por la alta responsabilidad conferida preparó el primer plan de estudios de Antropología en la Universidad. A partir de éste instante le correspondió defender y representar el desarrollo de la especialidad en diferentes tribunas internacionales: Mónaco, Turín, Ginebra, París, Buenos Aires y Washington; estas fueron las ciudades que escucharon la voz y experiencia del sabio Profesor.

En 1920 se retira a la tierra de su padre y dos años más tarde se le concede la Presidencia de la Sociedad Antropológica de París. En el año 1936, fallece en la Villa Carmen, residencia ubicada en el número 29 de la Rue de Carriéres, Maire de Chatou, en las afueras de París. Nunca dejó abandonado a sus amigos de Cátedra en La Habana, justo hasta su desaparición física mantuvo correspondencia con el Dr. Aristides Mestre y Hevia (1858-1952).

El legado de Luis Montané constituye hoy una fuente imprescindible para el estudio científico de la Antropología. Un sabio, que a partir del conocimiento del hombre desde la óptica médica, se proyectó hacia estudios más completos del ser humano como ser biosocial. Su obra se completa con la fundación de la Cátedra y el Museo Antropológico Montané en la Universidad de La Habana, institución que continúa aportando a la Antropología en Cuba.




Fuentes bibliográficas

Alvarez Conde, J. (1956) Arqueología Indocubana. Impresores Urcar García, SA, La Habana.

Alvarez Conde, J. (1958) Don Carlos: Vida de un Naturalista. Editorial Lex, La Habana.

Dacal Moure, R y Manuel Rivero de la Calle. (1986) Arqueología Aborigen de Cuba. Editorial Gente Nueva, Ciudad de La Habana.

Díaz Barrero, F. (1983) Miembros Fundadores de la Real Academia de Ciencias Medicas Físicas y Naturales de la Habana. (Síntesis biográficas). Editorial Academia, La Habana.

García González, A. (1988) Actas y Resúmenes de la Sociedad Antropológica de Cuba en publicaciones periódicas del siglo XIX. Editorial Academia, La Habana.

Ortiz Fernández, F. (1935) Historia de la Arqueología Indocubana. Colección de Libros Cubanos, La Habana.

Rivero de la Calle, M. (1966) Actas Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba. Comisión Nacional de la Cubana de la UNESCO, La Habana.

Rivero de la Calle, M. y Armando García. (1990) Reglamento de la Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba. Editorial Academia, La Habana.

Rodríguez Ferrer, M. (1876) Naturaleza y Civilización de la Grandiosa de Cuba. Imprenta Dr. Jacinto Noguera, Madrid.


Fuentes publicisticas

American Journal. Physical anthropology. Estados Unidos de América, 1969.

Anales de la Real Academia de Ciencias Medicas, Físicas y Naturales. La Habana, 1865-1890.

Boletín de la Sociedad Antropológica. Imprenta de la Viuda Soler y Compañía, La Habana, 1879-1885.

Memoria Anuario de la Universidad de La Habana. Imprenta y Papelería M. Ruiz y Cía. Obispo, La Habana, 1901-1908.

Memoria de la Sociedad Patriótica de La Habana. Capitanía General, La Habana, 1831-1841.

Revista de la Biblioteca Nacional, La Habana, 1982.


Fuentes documentales

"Correspondencia y Manuscritos del Doctor Carlos de la Torre y Huerta". En: Archivo del Centro de Estudios de Historia de la Ciencia y la tecnología (ACEHCYT). Fondo Carlos de la Torre y Huerta. Estante A4, Carpeta no. 5.

"Correspondencia y Manuscritos del Doctor Luis Montané". En: ACEHCYT. Fondo Luis Montané. Gaveta no. 21, Carpeta no. 5.

"Expediente del Laboratorio y Museo Antropológico". En: Archivo de la Universidad de La Habana (AUH). Fondo Archivo Histórico Administrativo, 1901, exp. 334.

"Expediente del Catedrático Titular de la Escuela de Ciencias, Doctor Luis Montané". En: AUH. Fondo Archivo Histórico Administrativo, exp. 394.


Notas

  1. Hulse, F.S. (1969) "Scientific ethics and physical Anthropology". En American Journal. Physical anthropology. Volumen 31, Número 2. Pp 245-248.

  2. Véase: "Expediente Laboratorio y Museo Antropológico". En: AUH. Fondo Archivo Histórico Administrativo. 1901. Expediente 34. Doc. 20.


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