Cuba

Una identità in movimento


Aproximación antropológica a la vida y obra de Rómulo Loredo

Norbisley Fernández RamírezMaydelín Leiva Delgado


Portada TesisEl Camagüey sumergido en el sueño del millón, vio deslizarse por sus adoquines, callejones y plazas, la silueta callada y pensativa de quien con el tiempo se convertiría en uno de aquellos hombres que llenaría de gloria las tablas cubanas.

Su mente inquieta y examinadora no le dejaba cesar el movimiento de la pluma, y en varias ocasiones confesó sentirse preso de las noches insómnicas que asechan a todos los grandes escritores.

Nos hemos dejado convidar por aquel hombre que supo captar cada instante de la Cuba de su tiempo para recrearlo luego con desenfado y originalidad en sus escritos. Conocido nacionalmente como gran dramaturgo y calificado por Eduardo Robreño como el que mejor ha tratado la temática campesina en el teatro cubano, Rómulo Loredo Alonso es ante todo uno de los mayores exponentes de nuestros antecedentes culturales, anclado en lo popular y amante de lo humorístico; es como el mismo se autodenominara... la voz de Cuba[1].

El ambiente en el que se desenvolvió influenció notablemente la línea de sus temas y la adopción de un estilo literario propio.

Nació en el seno de una humilde familia de obreros azucareros a mitad de la segunda década del pasado siglo en el poblado de Jatibonico:

    "Yo nací en un rincón camagüeyano
    cobijado a la sombra de un central"[1].

Toda su infancia y parte de la juventud transcurrió en medio de campiñas, cañas de azúcar y punto guajiro lo que le sirvió de inspiración hasta los últimos años de su vida.

Sus primeras incursiones en la literatura hay que enmarcarlas precisamente en el pequeño poblado de Jatibonico. A los ocho años escribió su primera composición poética titulada "A mi madre". A los 11 realiza ya algo más serio: una novela que le hizo merecedor de una beca para cursar estudios superiores en Camagüey que no pudo realizar por problemas económicos.

No obstante no desfalleció en su intento de ser "Voz de Cuba" y comenzó a formarse autodidácticamente.

Adentrándonos en su extensa obra nos percatamos de algo inadvertido por aquellos que anteriormente le habían dedicado horas de estudio: la influencia que sobre ella ejercieron los cargos y trabajos que desempeñó durante su vida lo que condicionó su incursión por diversos géneros literarios.

En un primer momento que pudiera ser tratado como etapa de embrión[1] su creación giró en torno a la poesía. Realizó tres grandes composiciones, entre las que están: "Sueño de Azúcar" (1954), "Canto de pueblo" (1960) y "Poemas para Néstor" (1961), estos dos últimos inéditos. ¿Pero, por qué poesía solamente?

La década del cincuenta fue una etapa muy convulsa para el pueblo cubano, el despertar de un accionar verdaderamente revolucionario unido a la represión constante y sangrienta por parte del régimen batistiano provocaron en muchos escritores jóvenes que simpatizaban con el movimiento gestante una sed de justicia e igualdad social que proclamaron mediante la denuncia, es 'precisamente en esta época cuando el joven Rómulo que, a partir de 1952, comienza a desempeñarse como viajante de libros de una firma norteamericana viajando así por toda la isla, conoce y fomenta relaciones con poetas de la talla de Carilda Oliver, Samuel Feijó, Manuel Navarro Luna, Nicolás Guillén y Carpentier, entre otros. Posteriormente se integra en el grupo Tiempo Nuevo organizado por González de Cascorro, donde a manera de tertulias se debatían aspectos de la vida cultural y política del país. Gracias a estos encuentros, lo que en algún momento fue en Loredo una preocupación por la situación de su país se fue transformando poco a poco en un profundo sentimiento de nacionalidad. De aquí surgió la idea de publicar su obra prima "Sueño de Azúcar" (1954). Libro compuesto por una serie de composiciones poéticas donde se critica duramente los abusos que cometían los grandes hacendados hacia los campesinos a la vez que se defiende al guajiro y sus tradiciones.

Por otra parte, luego de que le rechazaran "Corazón Guajiro", una novela de tema social escrita a los quince años, comienza a dedicarse a la poesía, en especial a la romántica, porque le era más fácil de publicar (ganar dinero y darse a conocer) en la prensa local y de las provincias.

Fue un periodo muy fructífero en su vida personal; se casó en 1955 con Arminda "su único amor" [1] después de un noviazgo de tres años, evidentemente esta experiencia lo inspiró a dedicarse principalmente a la poesía romántica. Posteriormente, recibió la alegría de ser padre en el 1961, razón por la cual escribe Poemas para Néstor en ese mismo año.

Los años sesenta, fueron de bruscos cambios, muchos no aceptaron los principios del nuevo gobierno, después se produjo la campaña de alfabetización, la fracasada invasión por Playa Girón, la declaración del Carácter Socialista de nuestra revolución, la Segunda Declaración de la Habana y los esfuerzos por defender nuestro lugar en el mercado mundial con el azúcar. La cultura no estuvo exenta, se produjo una inserción y apropiación de toda una nube de artistas, estilos y formas de apreciar el arte a la manera soviética. Esto perdió a muchos, de pronto todos querían vivir como en la URSS y en el teatro camagüeyano la campesina y la mulata fueron sustituidas por la madre de Gorki. Quizás Loredo, en su desempeño como director de cultura en Jatibonico advirtió esto y por eso se mantuvo todo el tiempo defendiendo nuestras raíces.

Durante su primera parte de la etapa formativa (1962-1968) comienza a salirse de los límites líricos para abrirse al campo de las investigaciones, los ensayos y artículos literarios pues estaba cursando la Escuela Nacional de Cuadros del Consejo de Cultura, además ya era miembro de la UNEAC desde 1961. En estos estudios muestra una preocupación especial por el origen y desarrollo de los talleres literarios en Cuba, de los que después sería fundador en Camagüey, en labor conjunta con Villabella.

Esta etapa es crucial en el desarrollo de su carrera literaria porque es aquí donde sienta las bases para su posterior desempeño como dramaturgo. Sus relaciones con escritores como Dora Alonso, Rolando Ferrer, Eduardo Robreño, Enrique Jorrín, Enrique Nuñez Jiménez (1967), y con el artista Bola de Nieve (1968) le ayudaron a madurar su talento literario para realizar obras tan fructíferas como "Carnaval en Pueblo Chico" (1962), "La botija y la felicidad", "Las camisas" (1963), y "Bufos de fin de siglo" (1968) que, entre otras, enriquecen su quehacer literario. En ellas la sátira y jocoso humor criollo se funden para presentarnos el más puro cuadro cubano. De profundo sustrato social son estas obras que demuestran la perfecta armonía y coherencia que se aprecia entre el quehacer artístico de este escritor con la responsabilidad social que siente como cubano.

En estos años nace su segundo hijo, Osvaldo, quién, junto a Néstor serían su inspiración para escribir cuentos tan bellos como: "Una canastilla color rosa", "Un verde ejército suicida", "Las dos chancleticas", "Pepito el mentiroso" y "Pancho el patojo". Además del libro de poemas "Por el agua azulita". Quizás esta también sea la razón que lo decide a incursionar en la radio y la televisión con el programa infantil para TV "La poyita y el gavilán", "Las canciones del cocuyo", y "Librería de niños" entre otros.

El voluntarismo, la masividad, el impulso de la cultura y la superación obrera fueron aspectos importantes de la década del setenta hasta la mitad de los ochenta, quizás nuestro escritor se haya apropiado el lema de los 100 días de esfuerzo decisivo, a ciencia cierta no lo sabemos pero sí es seguro que fue una etapa muy fructífera y variada.

Por estos años se traslada a trabajar a Camagüey como asesor teatral del movimiento de aficionados. También se lanza en la aventura de iniciar el primer taller provincial de dramaturgia y se convierte en director de Literatura en la provincia., además de desempeñarse como vicepresidente del Comité Provincial de la UNEAC, pues por esta fecha se crea la filial de la UNEAC en nuestra provincia.

En sus investigaciones se dirigió hacia estudios sobre el teatro, mostró especial atención a la función de la música en este, guiado sin duda, por las conferencias que sobre este tema ofreciera Eduardo Robreño en una de sus tantas visitas a nuestra provincia en el 78 e influenciado tal vez por la puesta en escena de "El carillón del Kremlin" de Brecht. interpretado por Mario Balmaseda y "El hijo de Arturo Estévez" de su amigo Raúl González de Cascorro, acogidas ambas favorablemente por el público asiduo a las tablas.

Pero no sólo las investigaciones estuvieron dirigidas al teatro pareciera que toda su atención estaba allí... en las tablas. De esta etapa son sus creaciones teatrales: "Cantar por Tilín García", "Matrimonio por decreto", "Las mil y una noche guajiras", y "Aquellos Bufos", en las que se pueden ver las constantes de este dramaturgo singular: el amor y el humor son los ingredientes de lo clásico , que junto al costumbrismo recrean no sólo la vida de los campesinos sino otra parte de nuestra identidad: el sincretismo, y es que algunos de nuestros escritores estaban empeñados en defender lo nuestro contra la fuerte invasión del folklore soviético que nos tenía ahogados. Quizás esto último fue necesario para que hiciéramos un stop y reflexionáramos sobre lo que le estaba sucediendo a la cultura cubana en esa época de fervor político. Acaso ¿No estábamos redescubriéndonos?

    CORTES: ¿Dices nuestro Dios? (...) ¿No te bautizaste y convertiste al cristianismo? ¿No llevas en tu cuello un crucifijo?

    MARINA: Quise decir su Dios. El sacrificará a los prisioneros de guerra, es parte del rito...

    CORTES: ¡Pues yo derramaré su altar profano! (...) Mi señor Jesucristo no lo permitiría...

    MARINA: Es la religión, la fe del pueblo... tu tienes la tuya y nosotros la nuestra. [1]

También, por estos años comenzó a rondarle la idea de escribir teatro para niños y aquí surgió su primera obra teatral para infantes la dulce Guarandinga de arroyo blanco. Sus dos hijos influyeron predominantemente en esta decisión, fueron sus dos musas inspiradoras. Cuenta su esposa que por esta época Loredo la acompañaba bien tarde en la noche por dedicarse a alimentar la imaginación de sus hijos con historietas y cuentos.

En este período llegan los reconocimientos, Camagüey lo reconoce como Hijo Ilustre y le llega la distinción por la cultura nacional. Lo que apenas le da pie a seguir escribiendo. Las incursiones ya hechas en la TV y la radio tienen metas más amplias. Los proyectos aparecen con más intensidad dado su reconocimiento en el mundo de la literatura. "Aquellos bufos" ahora se nos presenta como una obra adaptada a TV y "Cantar por Tilín García" se estrena con gran aceptación en la radio.

En los años de 1986 al 2002 Loredo el punto culminante de su producción literaria.

Al fallecer uno de sus mejores amigos Raúl González de Cascorro lo sustituye en el cargo de presidente de la UNEAC en la provincia hasta su jubilación. Es una época de intensa producción literaria. Como autor reconocido no duda en dar su opinión sobre el teatro — línea principal de sus investigaciones — los talleres literarios y la poesía de Martí.

Este pasaje de su creación está fuertemente influenciado por la especial atención que dedicó a las composiciones teatrales para niños gracias a la presencia estimulante de sus dos infantes.

Hijas de esta etapa son las obras publicadas: La calabaza de la finca de mi abuela, Quién le tiene miedo al coco, La gatica soltera, Buscando el papalote que robaran la atención de los lectores ávidos de este género.

Aunque muchos lo catalogan como un dramaturgo de teatro infantil hay que subrayar que la obra de este escritor no se subscribe sólo a esto sino que abarca todas las edades y para esto no sólo se valió de las composiciones teatrales sino también dirigió su mirada a otras manifestaciones como la poesía, el cuento y guiones para radio y televisión.

Las composiciones teatrales para adultos las dirigió para el conjunto dramático de Camagüey, razón por la cual la inmensa mayoría no fue publicada y muchos desconocen su existencia, pues permanecen inéditas. Para el Loredo de estos años lo importante era que sus obras fueran interpretadas. Entre ellas están: "Donde comen dos... " (1987), "Los abuelos felices" (1988), "Tribunal de honor" (1990), "Tres por cuatro" (1990), "Tamarindo dulce", "Ñico rutina". Posteriormente aparece en todas las librerías la recopilación de cinco obras teatrales titulada, "Teatro para todos".

La labor poética de esta etapa está consagrada a Arminda por el cuarenta aniversario de su matrimonio esta selección se llamó "Glosas de amor":

    ... mujer divina, y mi musa, que ser también pudiera la musa de Gutierre de Cetina..."[6]

En estas, el escritor juega con versos de otros escritores como Miguel Hernández, Alfonsina Storni, Buesa, Lorca, Bécquer y su querido Guillén. Los desmiembra y reconceptualiza para entregar una poesía íntima y de profundo sustrato amoroso.

Su lírica de manera general está muy influenciada por la de Nicolás Guillén, populista y sencilla, pero a la vez profunda e intensa, con un gran aliento humorístico, que se esconde tras una pincelada de cubano amor.

Los cuentos no se quedaron atrás, principalmente por la línea erótica, que alimentó al obtener el premio narraciones breves Antonio Machado por "En el Andén" al que siguieron Divorcio , Encadenados, Entre dos aguas, Las blancas pastillas de la vida, A buen precio, Pan de a kilo.

También tuvo grandes inserciones en los medios de difusión, aunque se mantuvo conservador a la hora de un proyecto de cine. Ahora llevó el teatro a la TV con "La Botija de la Felicidad" y el cuento "Correo electrónico".

Los reconocimientos no faltaron para quién con tanta dedicación se entregó a su oficio.

Fue galardonado con el Premio Silvestre de Balboa en 1997, año en que fue otorgado por primera vez. En el 2002 obtuvo el premio de la UNEAC Raúl González de Cascorro primero de su tipo entregado en la provincia. Más tarde le fue conferido póstumamente el Alejo Carpentier 2003.

Ahora bien, ¿Qué dejos nos quedó a todos los que navegamos por sus grandes océanos fraseológicos?

Sus contemporáneos lo vieron como:

Eduardo Robreño calificó el teatro de Loredo como teatro trochero o montuno, ya que las acciones de todas sus obras se desarrollan en ese pedazo de nuestra tierra tan lleno de tradiciones guajiras y hechos heroicos ("La trocha de Júcaro a Morón").

Manuel Villabella lo valoró como el hombre que supo conjugar la actualidad cubana con la tradición de nuestro teatro vernáculo.

Y Raúl González de Cascorro lo identificó como el poeta que se bebió el paisaje cubano.

Para su familia fue el mejor ejemplo de padre, esposo y educador y trasmisor de los más puros y sinceros valores. Lo consideran en su labor profesional como un verdadero promotor de nuestras raíces campechanas.

Su hijo primogénito Néstor Loredo lo consideraría como un hombre que supo aprovechar lo popular de su entorno par trasladarlo a las tablas con un profundo acento humorístico y sentir cubano.

Merecedor de cinco premios nacionales y provinciales, escritor de más de una docena de obras que glorificaron en numerosas ocasiones los escenarios cubanos, representante de importantes cargos en la UNEAC de la que fue fundador a nivel tanto nacional como provincial y delegado desde sus inicios a todos los congresos que se organizaron. Pasó a ser el más insigne defensor del folklore campesino y se convirtió en una página de consulta obligatoria para todo aquel cubano que decidiera escribir de nuestras raíces. Es en fin el dramaturgo de la campiña cubanísima y de la vida cotidiana de nuestro pueblo. Por esta razón será dedicado a su persona el próximo festival de teatro de nuestra provincia.

Pero, ¿Por qué a través del teatro?

Debemos señalar que el dramaturgo, más que ver sus obras impresas le interesa verlas escenificadas por alguien, ver algo que los libros no transmiten, la energía,... la vida que le puede dar una correcta interpretación. Este era el sueño de Loredo, el hombre que entregó su vida a sus dos grandes pasiones: la familia y el teatro.

En las últimas horas de nuestra "cita" con Loredo pudimos ver como cada una de las etapas de su carrera literaria estaban fuertemente comprometidas con la vida personal del escritor, así como con el ambiente sociocultural en que este se fue desenvolviendo.

Cada vez que nos adentrábamos en este mundo imaginario de Rómulo nos resultaba más difícil postergar para otro momento tan exquisito encuentro intelectual. Tuvimos la oportunidad de comunicarnos por medio de las letras con uno de los grandes maestros y guía de la cultura cubana.


    Notas

    1. Loredo, Rómulo. Sueño de azúcar, 1954.

    2. Ibid.

    3. Ver anexo Tabla.

    4. Revista Escuchan No. VI, sep., 1995. Colección Glosas de Amor. P. 36.

    5. Loredo, Rómulo. Teatro para todos. P. 11.

    6. Revista Escucha. No VI, sep. 95.



    Referencias

    Investigaciones sobre la vida y obra de Rómulo Loredo

  • Cabrera, María Nieves. Aproximación bibliográfica a la obra de Rómulo Loredo Alonso, 1991.
  • Varona Marín A, Ramón. Estructura de los fraseologismos verbales en algunas obras de Rómulo Loredo.
  • Entrevistas realizadas a familiares.


    Bibliografía

    Pasiva

  • Revisión de archivos personales del escritor.
  • Revisión de material periódico. Adelante desde el 60 hasta el 2002.
  • Colectivo de autores. Metodología de la investigación cualitativa. Edi: Pueblo y educación.

    Activa

  • Loredo, Rómulo. Las mil y una noches guajiras.
  • Loredo, Rómulo. La guarandinga de arroyo blanco.
  • Loredo, Rómulo. La calabaza de la finca de mi abuela.
  • Loredo, Rómulo. La gatita soltera.
  • Loredo, Rómulo. Sueño de azúcar.
  • Loredo, Rómulo. Teatros para todos.
  • Loredo, Rómulo. Obras inéditas.



Norbisley Fernández Ramírez
Norbisley Fernández Ramírez

Maydelín Leiva Delgado
Maydelín Leiva Delgado


Página enviada por Lázaro David Najarro Pujol
(9 de abril de 2007)


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