Cuba

Una identità in movimento


El juicio de la Historia

Lohania Aruca Alonso


Una vez más brilla, en la tarde de los cuartos miércoles, la Tertulia de Historia de la UNEAC, debido a la actualidad y profundidad de sus debates historiográficos, dedicados, en el curso de este año, a analizar el 50 aniversario de la Revolución Cubana, desde variados ángulos y con el fin de divulgar una novedosa bibliografía científica a través del encuentro con sus propios autores. Esta importante actividad cultural y científica se organiza mensualmente por la Sección de Literatura histórica y social (antiguamente Sección de Historia) presidida por el historiador Oscar Zanetti Lecuona.

Ayer, miércoles 28, en la Sala Nicolás Guillén, el tema tratado fue La antesala del triunfo revolucionario: Crisis de la sociedad neocolonial en los años cincuenta, cuya presentación estuvo a cargo de los historiadores y ensayistas Graciela Chailloux y Jorge Renato Ibarra Guitart, y del reconocido investigador y novelista Newton Briones Montoto.

Se describió e interpretó por la Dra. Chailloux, con abundante citas de obras y autores de aquella etapa (Ramiro Guerra, Jacinto Torras, Julian Alienes, Felipe Pazos, entre otros), la objetividad e irreversibilidad del proceso económico social que padeció el capitalismo dependiente y periférico y su liderato burgués en Cuba. Este culminó en la crisis general del conjunto de las relaciones sociales que existían, sucedida bajo el gobierno ilegítimo de Fulgencio Batista Zaldívar (1952-1958).

No hubo alternativa teórica o práctica a la vista, ni continuidad posible, dada las condiciones históricas conflictivas que determinaron el régimen neocolonial, o el protectorado, auspiciado y sostenido por los capitales y gobiernos estadounidenses, que ejercieron su influencia negativa sobre la primera etapa de la República de Cuba (1902-1958). Las ventajas que de ese modo se impusieron y defendieron a capa y espada, siempre en favor del capital estadounidense en el país, frenaron o impidieron un desenvolvimiento positivo, una verdadera utopía en la práctica, del capital nacional.

Ello propició y catalizó, casi inevitablemente, una ruptura histórica con aquel sistema explotador, que se llevó a cabo mediante el triunfo militar y político de la Revolución cubana en 1959 (encabezada por su líder Fidel Castro Ruz y el Movimiento 26 de Julio). De tal modo se abrieron nuevas perspectivas para enfrentar el desarrollo del país sobre la base de un sistema económico y social radicalmente diferente.

Jorge Renato Ibarra — autor de más de una obra referida al tema - explicó el fracaso de las tendencias moderadas y conservadoras cubanas que intentaron frenar el mentado proceso revolucionario desde el ángulo de la lucha política — por la vía pacífica de las instituciones sociales y partidos políticos establecidos.

El desengaño del pueblo ante las maniobras de la politiquería al uso, la frustración de las ilusiones creadas con la aprobación y puesta en vigor de la nueva Constitución de la República de 1940, amén de la devastadora corrupción administrativa y la violencia represiva del aparato gubernamental, aplicadas o consentidas de distintas maneras por los gobiernos de Ramón Grau San Martín, Carlos Prío Socarrás, hasta el retorno del dictador Batista, fue demostrando, en menos de dos décadas, la falacia de la existencia de una democracia al estilo estadounidense en Cuba, no obstante las buenas intenciones, o el idealismo, con que algunos de sus líderes animaron la lucha cívica y política, y hasta del papel conmovedor de la conciencia nacional que protagonizó alguno de ellos (por ejemplo, Eduardo R. Chibás y su suicidio, o "último aldabonazo").

Briones Montoto, cuyas novelas y testimonios sobre este período son de imprescindible lectura, destacó la crisis política y social de los años cincuenta, y dio detalles precisos acerca de los distintos personajes que tomaron parte en la misma; especialmente habló de las pruebas documentales, irrefutables, que se han acumulado contra el ladrón y asesino Fulgencio Batista Zaldívar.

Así las cosas, el ex presidente, denominado jactanciosamente "el hombre fuerte" de Cuba, como sus tantos cómplices, voluntarios o no, en la actualidad tienen que responder por sus crímenes, o sus impopulares y costosos errores, ante el juicio de la Historia, que dictaminará sobre ellos con sobradas evidencias, muchas de las cuales han sido aportadas por estudiosos, literatos y académicos cubanos y extranjeros.

En su "diagnóstico final sobre el estado de la historiografía cubana al finalizar el siglo XX" (Isla en la Historia)[1], Oscar Zanetti planteaba:


"Hay evidencias suficientes de que un nuevo movimiento renovador se ha puesto en marcha. Sólo que, a diferencia de los anteriores, en esta ocasión no se parte de paradigmas más o menos determinados, sino más bien de una voluntad difusa de superar omisiones, recuperar agentes, de multiplicar los planos del discurso, apelando a las concepciones y criterios no sólo diversos, sino hasta contradictorios, los cuales a veces ni siquiera se formulan de manera explícita" [2].


También, en la obra citada anteriormente, señalaba el peligro de la "fragmentación" de la historia cubana, si no se alcanzaba una coherencia en la integración de los resultados de la investigación y sus interpretaciones.

A mi modo de ver, en la Tertulia de ayer ocurrió tal integración con la coherencia necesaria y suficiente para que el público que asistió a este intenso encuentro — entre quienes se hallaban personalidades tan varias como Uva de Aragón, profesora de la Universidad Internacional de la Florida (EUA), el director de la TVC Fredy Moro, la socióloga rural cubana Niurka Pérez Rojas, además de otros notables especialistas o simplemente, de personas interesadas en la Historia — concordara con las verdades allí expuestas y manifestara su felicitación al panel de expositores. Así, también, honramos en el día de su natalicio a nuestro Apóstol, José Martí y Pérez.

Esperamos por las próximas Tertulias, que son parte, y un complemento feliz, de las múltiples actividades que auspicia la Asociación de Escritores de la UNEAC para conmemorar y rendir homenaje a la media centuria que cumplimos colectivamente, todos los que en Cuba, o fuera de ella, de muchas maneras, fuimos y somos actores del triunfo y del proceso de consolidación de la Revolución Cubana.


    La Habana, jueves, 29 de enero de 2009.






Notas

  1. Oscar Zanetti Lecuona, Isla en la Historia .La historiografía de Cuba en el siglo XX. 2005, Ediciones UNIÓN, Colección CLÍO, La Habana.

  2. Ibídem, p. 88.




Lohania Aruca Alonso: Investigadora auxiliar. Licenciada en Historia y Especialista en Urbanismo, MC Estudios Interdisciplinarios sobre América Latina, El Caribe y Cuba; miembro del Grupo de Estudios Regionales de Cuba (G.E.R.C.) del Instituto de Historia de Cuba y de la Cátedra de Estudios del Caribe de la Universidad de La Habana. Coordinadora del Grupo de Trabajo Permanente Expediciones, Exploraciones y Viajeros en el Caribe (adscrito al Instituto Cubano de Antropología).








Página enviada por Lohania Aruca Alonso
(30 de enero de 2009)


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