Cuba

Una identità in movimento


Apuntes para una historia profunda: la Bahía, el Puerto de La Habana y el Santuario de la Virgen de Regla (Parte III)

Lohania Aruca Alonso


Del santuario de la Virgen de la Regla y el nombre de un pueblo ultramarino de La Habana

El 3 de marzo de 1687 fue cedido, en los límites del ingenio Guaicanamar, sobre una lengüeta de tierra nombrada Punta Santa Catalina, al sureste de la Bahía de La Habana, un terreno para la construcción de un pequeño y primitivo edificio de tabla y guano, que estaba destinado a ser el antecedente más remoto de la ermita de Nuestra Señora de la Regla en la isla de Cuba.

Según consta en el documento original de esa cesión, hecha por don Pedro Recio de Oquendo (dueño de las tierras donde se alzó el antiguo ingenio de azúcar) al hermano Peregrino Manuel Antonio, y que citaré en parte:


"... y yo movido de su buen zelo y que no cese el servicio de ntra. sra. como dueño q. Soy de dicho sitio y punta nombrada que es mi voluntad y consentimiento pueda por lo que a mi toca edificarla sacando la lisencia para dha. Hermita y que pueda tomar dos quadrasde dha. Punta para dho. Efecto en tres de marzo de mil seiscientos ochenta y siete años — Don Pedro Recio".[1]


El fundador del rústico santuario, según nos traslada la tradición, fue un limeño llamado Manuel Antonio, conocido históricamente por el apodo de "El Peregrino", que aludía a la principal actividad a la que había dedicado su vida hasta aquel momento.[2] La construcción, además de hospedar una imagen pintada de la Virgen de la Regla, posiblemente interpretada en óleo sobre tela, le sirvió de vivienda a "El Peregrino". Poco después, en 1690, Manuel Antonio fue autorizado para vestir los hábitos de ermitaño y en consecuencia el mentado bohío fue reconocido oficialmente como una ermita, pues se hallaba en lugar rural.

A pesar de su humilde apariencia, el santuario atrajo la atención, y, desde luego, la visita de los marineros y soldados que llegaban a la ciudad, o servían en la guarnición del Puerto, en alguno de sus castillos o torreones, amén de otros peregrinos. Así fue que en las proximidades de la edificación que simbolizaba la casa de la Virgen de la Regla, apareció y creció, poco a poco, un humilde asentamiento de pescadores. En breve, el lugar fue conocido por el nombre de Regla. Es evidente que se tomaba como referencia directa a la Virgen de la ermita.

El 24 de octubre de 1692, un devastador huracán, bautizado como "San Rafael", azotó sin clemencia alguna a la Habana.[3] En medio de la tormenta arribó a la Bahía, desde el puerto de Tesico, en Caibarien,[4] una nave desarbolada, prácticamente deshecha, que conducía el único de los marinos que logró salvarse de la catástrofe: Juan de Conyedo Martín, asturiano y natural de Conyedo, en el Consejo de Colunga.[5] Este hombre se había encomendado a la misericordia de la Virgen de la Regla, y le prometió dedicar su vida al culto religioso de su imagen. Y lo hizo efectivamente.

Reconstruyó la ermita, que había sido arrasada por el huracán, y que, en apariencias, había abandonado su fundador — tal vez muerto a causa del desastre natural. Nunca más se supo de él.

En aquel mismo año, (posiblemente 1694, ver más adelante), fue colocada, sobre el nuevo altar, una imagen de busto de la Virgen de la Regla, tallada en madera. Esta había sido costeada y traída desde Cádiz por don Pedro de Aranda y Avellaneda, castellano de la fortaleza de San Salvador de la Punta. (Según aseguran los feligreses, es la misma que hoy se venera en la capilla principal del templo, la Iglesia Parroquial de Regla.)

Conocidos tales hechos, tomados por extraordinarios por los marineros y el pueblo, ellos se encargaron de aumentar rápidamente la fama de dicha devoción en la capital de la Isla, y fuera de ella. Por tanto, en 1714 la Virgen de Regla fue declarada y proclamada públicamente, y con grandes fiestas, la "Patrona y Protectora de la Bahía de la Habana" y, oficialmente, la ermita se instituyó en Santuario.

En este caso, es válido deducir, hubo un cambio del nombre de Virgen de la Regla (de la Orden de San Agustín) por el de la Virgen de Regla; quedó suprimida la partícula la, y entonces de expresa propiedad sobre el lugar, ahora denominado Regla. Ocurrió una apropiación espontánea del símbolo, surgió un significado "nuevo" de la entidad, asociado a un sitio de tierra cubana, junto a la ribera de la Bahía de La Habana, que a su vez fue nombrado Regla.[6]

(Inclusive, esta cuestión trató de ser oficializada por los vecinos mediante una solicitud hecha al Rey en 1817, para fundar una nueva villa de 3 km2 de superficie, en honor a "Nuestra Señora de Regla", según afirma José Olavarrieta Benítez en su Ponencia, 1991, p. 11).[7]

Con posterioridad, en 1717, fue colocado solemnemente el sacramento en el Santuario, en presencia del obispo diocesano de Cuba don Jerónimo Valdés.

Más adelante, el segundo obispo de La Habana,[8] el doctor Juan José de Espada y Landa, en 1805 elevó la jerarquía del sitio al nivel de Iglesia Parroquial de Regla, promoviendo personalmente la construcción del templo que hoy existe. La inauguración del nuevo edificio ocurrió el 8 de septiembre de 1811.


La Virgen de Regla echó raíces en la historia habanera

En el siglo XVIII, tuvo lugar otro hecho significativo para la imaginación y memoria colectiva. Se cuenta que el santuario de Regla — cuya ubicación es, precisamente, frente a los dos fondeaderos que existen dentro del puerto de la Habana — no fue atacado por el fuego de los ingleses durante su asedio a la ciudad, en 1762. Tampoco fue violado el Santuario, a pesar de ser perfectamente visible desde la Loma de la Cabaña, en la costa Noreste de la Bahía, y de ocupar este edificio una posición importante sobre una de las penínsulas que avanza hacia el centro del Puerto.[9]

Es probable que la pobreza y endeblez de la obra religiosa no inspirara preocupación alguna a los invasores. Sin embargo, todavía este acontecimiento se recuerda por los católicos reglanos como algo realmente portentoso. Los creyentes aseguran que la iglesia y el pueblo sobrevivieron


"... únicamente gracias a la intervención protectora de la Virgen de Regla".


El historiador doctor César García del Pino, al resaltar el brío y la conciencia de los criollos en su defensa contra el ataque de los ingleses, menciona el argumento de que


"... no combatieron a los ingleses al grito de 'Viva el rey' o 'Viva España', sino al de ¡Viva la Virgen! Pues si bien aún no pensaban como cubanos y la "patria" era la villa o ciudad que los vio nacer, existía un principio de solidaridad entre estas, como hemos apreciado, en cuanto a la defensa común contra los enemigos externos".[10]


¿Y cuál era esa Virgen, por la que tanto se exaltaban los combatientes criollos? A esa altura de la historia no debía ser otra que la Virgen de Regla, la Protectora de la Bahía y el Puerto habaneros.

Hoy día el Santuario, que aún se conserva con gran modestia como Iglesia Parroquial de Regla, se ha transformado en un significativo Monumento nacional que constantemente recibe visitantes cubanos y extranjeros.


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Lohania Aruca Alonso: Investigadora auxiliar. Licenciada en Historia y Especialista en Urbanismo, MC Estudios Interdisciplinarios sobre América Latina, El Caribe y Cuba; miembro del Grupo de Estudios Regionales de Cuba (G.E.R.C) del Instituto de Historia de Cuba y de la Cátedra de Estudios del Caribe de la Universidad de La Habana. Este artículo se fundamenta en el trabajo de investigación llevado a cabo para dos capítulos del libro, aún inédito, "Lugares sagrados de Cuba", escrito por la misma autora, en 1998.




Notas

  1. Archivo Municipal de Regla. Este documento, bien estudiado por José Olavarrieta Benítez, "Del origen de Regla y otros contextos", Ponencia al I Coloquio de Historia Local de Regla, 1991, nos deja sin fecha exacta de la inauguración del primitivo edificio o santuario, que por la sencillez de la obra (bohío de tabla y guano) suponemos fue levantado algunas semanas después, antes de finalizar marzo de 1697.

  2. José María de la Torre: Lo que fuimos y lo que somos. El origen de Manuel Antonio, no está confirmado históricamente, tradicionalmente se le dice limeño, es decir, natural de Lima (entonces capital del Virreinato del Perú). Esto puede ser cierto, o no; es parte del mito que rodea a la ubicación de la imagen y la ermita. Concuerda la devoción de "El Peregrino" a la Virgen de la Regla con el significado más antiguo de esa entidad, protectora de los marinos, o de los que se hacen a la mar.

  3. Fue un huracán muy recordado históricamente porque causó pérdidas notables, humanas y económicas. Cito: "A fines del siglo el número de ingenios de la zona se elevaba a 70, pero el huracán de 1692 solo dejó 30 en pie. Esta situación ligada al descenso en el precio del azúcar que se venía produciendo desde 1680, condujo a que a finales del siglo se experimentara cierta decadencia en dicha industria". En: Instituto de Historia de Cuba: Historia de Cuba. La Colonia, evolución socioeconómica y formación nacional de los orígenes hasta 1867. Editora política, La Habana, 1994. Cap. IV "La organización de la sociedad criolla" de Arturo Sorhegui D'Mares y Alejandro de la Fuente, pp. 140.

  4. Caibarién, lugar al norte de la antigua Villa de Remedios. Actualmente se nombra así el puerto y ciudad cabecera de uno de los municipios más importantes de la provincia de Villa Clara, la población de aquel rebasa los treinta mil habitantes.

  5. Según Gómez Luaces, este personaje fue el padre del Presbítero don Juan de Conyedo, fundador de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen (1744) y de la Ermita del Buen Viaje (1746), ambas en Santa Clara. Ver: Pezuela, Jacobo de la: Diccionario Geográfico, estadístico e histórico de la Isla de Cuba, 1863; Torre, José María de la: Lo que fuimos y lo que somos. Tomo cuarto. Pp. 660-663: "Villa Clara o Santa Clara, cabeza de Jurisdicción".

  6. E. Gómez y Luaces. Monografía histórica de Regla. Editada por el periódico "El observador", Regla, septiembre 8 de 1945.

  7. Este pedido fue denegado. El Ayuntamiento de Regla se fundó en 1912, bajo la República de Cuba.

  8. La diócesis de La Habana se fundó en 1789; con anterioridad a ese año solamente existió la diócesis de Cuba, que tenía su sede en el Obispado, y la catedral metropolitana de la ciudad de Santiago de Cuba. Bajo la época colonial la Isla de Cuba alcanzó a poseer solamente dos Obispados.

  9. En su obra mecano escrita, e inédita, el Dr. M. Cuadrado Melo, quien fuera empleado del Archivo del Arzobispado de la Habana, expone una versión que niega totalmente este relato tradicional de los hechos ocurridos en 1762 ( probablemente trasmitidos por vía oral), que fueron publicados en la obra de E. Gómez Luaces, anteriormente citada. De Cuadrado Melo cito su argumento: "En 1762, con motivo del ataque de los ingleses, el capellán trasladó la Imagen a la Iglesia del Pueblo del Calvario; entre tanto, los invasores ocupaban el Santuario". M. Cuadrado Melo: Historia de la Diócesis de La Habana, Libro 1º., parte 1ª., p. 280.

  10. Modesto Lafuente, Historia general de España, ed. Cit., t. IV, p. 133, citado por García del Pino, César. Toma de La Habana por los ingleses y sus antecedentes. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2002, p. 62-63.









Página enviada por Lohania Aruca Alonso
(4 de septiembre de 2008)


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