Cuba

Una identità in movimento


Chorro de Maíta: En busca de rastros del tabaco primitivo

Alexis Rojas Aguilera


Los arqueólogos cubanos y norteamericanos en plena faenaCasi 516 años después, las pruebas del gran descubrimiento de Rodrigo de Jerez y Luis de Torres fueron buscadas con especial afán en el sitio aborigen de Chorro de Maíta, en Banes, provincia oriental de Holguín, por arqueólogos cubanos y de Estados Unidos.

Pero solamente los potentes microscopios de los laboratorios de paleobotánica podrán hablar de éxito o fracaso en tiempos futuros, cuando concluya el estudio de todas y cada una de las muestras colectadas.

El 2 de noviembre de 1492, el Almirante Cristóbal Colón decidió en Río de Mares, hoy bahía de Gibara, enviar dos emisarios tierra adentro, Rodrigo de Jerez, de Ayamonte y Luis de Torres, de Murcia.

Seis días dio de plazo el navegante a sus marinos para retornar. Ellos viajaron al interior de la región — sin lograrse hasta hoy definir con absoluta precisión el rumbo seguido, quizás a El Yayal, al Chorro de Maíta o a otro sitio —, acompañados por aborígenes sumados a la expedición hispana en Guanahani.

A los cinco días ya estaban de regreso, entre otras cosas con una extraordinaria información.

Sin embargo, el genovés solamente apuntó, sin percatarse de su enorme valor para la ulterior historia del mundo:


"... Hallaron los dos cristianos por el camino mucha gente que atravesaba á sus pueblos, mugeres y hombres con un tizon en la mano, yerbas para tomar sus sahumerios que acostumbraban...".


Más el padre Fray Bartolomé de las Casas, en su Historia General de Indias, será más explícito:


"... siempre los hombres con un tizon en las manos y ciertas yerbas para tomar sahumerios; que son unas yerbas secas metidas en una cierta hoja á manera de mosquete... ".


Y precisa:


"... encendida por una parte de él, por la otra chupan ó sorben ó reciben con el resuello para adentro aquel humo, con el cual se adormecen las carnes y cuasi emborrachan, y así diz que no sienten cansancio...".


Más adelante ofrece una de las claves de su trascendencia hacia el porvenir:


"... Estos mosquetes, ó como les llamemos, llaman ellos tabacos".

"Españoles cognosci en la Isla Española que los acostumbraron á tomar, que siendo reprendidos por ellos diciéndoles que aquello era vicio, respondían que no era en su mano dejarlos de tomar. No se sabor ó provecho hallaban en ellos... ".


De esta afirmación se infiere que esos marinos fueron los primeros europeos adictos al consumo del tabaco, algo que devendría un artículo de amplio consumo mundial en forma de habanos, picaduras o cigarrillos, toda una difundida industria que genera enormes ganancias.

Y Cuba es la más famosa productora de Habanos del planeta, tierra donde el cultivo del tabaco es uno de los renglones económicos principales de la agricultura nacional.


EN EL CHORRO…

Pero la ciencia arqueológica necesita de pruebas materiales. La búsqueda para confirmar la presencia de la solanácea, fue una de las líneas de trabajo de la segunda etapa del proyecto Contacto indohispánico en el Chorro de Maíta, que tuvo inicio en 2007.

Este sitio aborigen ganó celebridad en la década de los 80 del siglo XX al encontrarse uno de los mayores y mejor conservados cementerios de los primitivos habitantes de Cuba, con más de cien osamentas.

De esta fascinante indagatoria, entre otras, se ocuparon seis especialistas del Departamento Centro Oriental de Arqueología del Centro de Investigaciones, del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente en la provincia de Holguín.

También igual cantidad de la Universidad de Alabama y otras de los Estados Unidos, que realizaron la exploración entre el 15 de junio y el 9 de julio últimos.

La herramienta básica para localizar la presencia del tabaco, sus semillas, restos calcinados, carbonizados u otra posible expresión, resultó la paleobotánica, una avanzada técnica que exige de no pocos requerimientos para su validación, explicó Roberto Valcárcel, director del proyecto.

La verdad es que hasta ahora, en ningún sitio aborigen del país estudiado — dijo — se ha podido establecer con entera certeza la presencia de esta planta tan importante en la historia de Cuba y eso pudiera demostrarse como resultado de los estudios realizados para profundizar en la vida de los habitantes primitivos de Chorro de Maíta.

También, como parte del proyecto, apuntó que ampliarán el conocimiento sobre árboles maderables y frutales que poblaban el entorno de la comunidad y formaban parte del uso cotidiano de sus habitantes.

De igual manera comenzaron a conformar los contornos del área de habitación, sus diferentes espacios e incrementaron la información sobre el contacto temprano entre aborígenes y colonizadores.

Avanzaron en la integración de la visión, en múltiples direcciones, de lo que ocurría en Chorro de Maíta desde mucho antes de 1492 y luego de ese momento, destacó.

Valcárcel resaltó la ayuda útil, ética y responsable de los especialistas convocados por la Universidad de Alabama, entre ellos la doctora Lee Newson y el doctor Vernon James Knigth.

La joven arqueóloga norteamericana Brooke Persons, que pronto completará su doctorado en Culturas Aborígenes Caribeñas, explicó que es un honor para ella y sus compañeros participar en una exploración como la de Chorro de Maíta.

Reflexionó que este sitio arqueológico tiene ciertas similitudes con algunos estudiados en el sur de los Estados Unidos y diferencias sustantivas.

Se felicitó además de la posibilidad de compartir en los planos científico y humano con los arqueólogos holguineros en un proceso de enriquecimiento y entendimiento, de retroalimentación que beneficia a todos.

Largas jornadas de estudio quedaron atrás entre la salida y la puesta del sol. No pocas satisfacciones y conocimientos dejaron. Hubo mucho optimismo y camaradería. Abundaron el sudor y las sonrisas en el patio del campesino Moisés García, una de las 97 familias que hoy habitan el lugar.

El mar, a cuatro kilómetros de la ladera norte del cerro Yaguajay, elevación próxima al balneario de Guardalavaca, la brisa y el verde de la vegetación colindante, llenaron los días de los arqueólogos.

Los avances científicos gradualmente logrados confirman la certeza de lo que el doctor José Manuel Guarch fue capaz de ver y formular hace una veintena de años al descubrir el cementerio. A él se dedicaron estas jornadas de un proyecto para largos años que enfatiza en la vida.







Página enviada por Lohania Aruca Alonso
(1 de agosto de 2008)



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