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Cuba |
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Una identità in movimento
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A México (Parte II). En el Bosque de Chapultepec
Froilán González — Adys M. Cupull Reyes
"Queda la canción como un recuerdo a ella,
a todas las Lupe y a la mujer mexicana"
(Juan Almeida)
Para las hermanas solidarias y amigas mexicanas, es esta segunda parte y final del mensaje que en ocasión del 199 Aniversario del Grito de Dolores escribimos e hicimos referencia a La Lupe, obra del Comandante Juan Almeida, quien afirmó que dedicó su canción a todas, como un recuerdo.
El Bosque de Chapultepec en la ciudad de México, es uno de los principales centros recreativos, culturales e históricos del país, que toma su nombre del cerro que allí se levanta rodeado de altos y robustos ahuehuetes (cipreses).
En el bosque hasta los árboles y las piedras han sido testigo de la historia. Se cuenta que durante el sitio impuesto por Hernán Cortés, a México en 1521, Chapultepec fue baluarte azteca fiéramente defendido por las fuerzas de Cuauhtémoc; y que en 1847, durante la invasión norteamericana; 200 cadetes y 632 soldados del Batallón de San Blas a las órdenes de Nicolás Bravo y Mariano Escobedo defenieron el Castillo de Chapultepec ante el ataque de ocho mil soldados invasores norteamericanos.
Son hechos ejemplares que conmueven en lo más profundo, aún más, cuando se escucha la narración por las guías y especialistas. Allí murieron heroicamente los cadetes considerados en la Historia de México como "Los niños héroes de Chapultepec".
Por estos y otros importantes valores, casi todos los visitantes que llegan al Distrito Federal, van al bosque para percibir más cerca la epopeya heroica del pueblo.
En el libro titulado "Exilio" el Comandante Juan Almeida se refiere al Bosque de Chapultepec, era uno de los lugares preferidos por los exiliados cubanos, donde establecían encuentros, y visitaban el Castillo y el monumento a los Niños Héroes. Explica que siempre salían acompañándose en parejas, para protegerse, y que un día, su compañero refirió que en el monumento a José Martí que está en la otra parte del mismo bosque, nuestro Comandante en Jefe, Fidel, pronunció un discurso por un aniversario más del 10 de octubre de 1868.
Es precisamente en Chapultepec donde conoció a la muchacha que le inspiró la canción "La Lupe", que en este libro dedica también a la mujer mexicana.
El encuentro lo relata de la forma siguiente:
"Un domingo, en la tarde, en el Bosque de Chapultepec, por la avenida, nos encontramos con dos muchachas. Una de ellas, me flecha con sus ojos pardos. Me flecha no, no es esa la palabra más bonita. Mejor es decir: me han mirado unos ojos pardos de una manera tal, que me atraen con un no sé qué de su encanto".
"Viramos, el otro y yo, y entablamos conversación con ellas. Son dos hermanas, pero la que me gusta se llama Guadalupe y le dicen Lupe. Todo el tiempo hemos estado conversando, riendo, haciendo chistes. Le llama la atención mi acento cubano, y el "chica", "chica". La simpatía mutua es patente. Todo ocurre con naturalidad y gracia, gustándome sobremanera su forma de hablar. Los niños y las mujeres hablan tan bonito, se escuchan tan agradables".
"Es delgada, de mediana estatura, aunque con tacones luce más alta de lo que en realidad es. Ojos de miel, pícaros, y facciones de ángel. Lleva el pelo en forma de melena, color castaño oscuro. ¡Ya no sé ni cómo es! ¡Me he sentido tan bien! Hace tiempo que no me entusiasmaba como ante aquella mujer de aspecto tan agradable en su conjunto. Su risa es como un cascabel, contagiosa".
"Las acompañamos hasta la Colonia Polanco donde viven. Le pregunto si puedo volver a verla y me dice: 'Sí, sí'. Cuando le pido su teléfono, me dice que mejor le de el mío; entonces le digo que no tenemos teléfono, que vivimos con un amigo y la mayor parte del tiempo estamos en Veracruz,, en el rancho del padre. Le propongo vernos mañana a las siete, en el mismo lugar. Se echa a reír. Con esa risa pienso que todo acaba; pero no, dice que un poco más temprano".
— "¿Más temprano? ¿A qué hora, a las seis?"
— "Sí, sí, a las seis, por este mismo bosque, por el mismo sitio".[1]
Guadalupe se convirtió en la excelente guía para trasmitir la Historia de su país, de los monumentos y sitios importantes. Junto a ella el Comandante Juan Almeida y otros compañeros, visitaron el Templo de la vírgen de Guadalupe, los jardines y monumentos del Paseo de La Reforma, el Monumento a la Independencia, la Avenida Juárez, los murales de David Alfaro Siqueiros y Clemente Orozco, el Zócalo, el Palacio de Bellas Artes, las pirámides del Sol y la Luna, en Teotihuacán la casa San Idelfonso no 605 donde se alojó José Martí durante su último viaje a México; el sitio histórico donde asesinaron a Julio Antonio Mella en Abraham González, entre Avenida Morelos y Atenas. Hablaron de las personalidades que unen a los dos pueblos: Benito Juárez, Pedro Santacilia y José María Heredia, entre otros.
"Este era, tenía que ser un romance de caminatas, parques, y museos. Así nos sentíamos bien... "[2]
Afirmó el autor que los sentimientos amorosos tienen un pico, que deseaba dejar indeleble, que no se fuera como el viento o el agua. Y agregó: "Decirle ya me voy de tu tierra, mexicana bonita" y seguir expresando sentimientos, decir todo lo que siento por México, pero hay algo más fuerte que me llama a gritos, el deber de la patria.
"Mi amor a este país nace de lo más profundo de mis sentimientos, sin esperar reciprocidad, ahora lo he volcado también en una de sus hijas".
"Con estas ideas así revueltas en la mente llego a la casa, busco lápiz, papel y empiezo a escribir. Unos días antes de irme nos vimos por última vez. Queda la canción como un recuerdo a ella, a todas las Lupe y a la mujer mexicana".[3]
Cuba. Una identità in movimento
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