Cuba

Una identità in movimento


La fiesta de los Bandos de Majagua no es un perico ripia'o si no una tradición bien plantá

Blanca Felipe Rivero


Así se expresan los majagüenses de la tradición de mayor arraigo comunitario de la provincia de Ciego de Ávila y una de las más importantes de Cuba; de esta manera yo, solo a la distancia de 7 días resuelvo llegar a la hoja en blanco. La adrenalina como resultado del quehacer de un año provoca una exaltación emotiva tan fuerte que no es posible estar al margen de ella. Andrés Callejo, Bacilio Pereda, Roberto Massó, Rosenda Arioza Márquez y yo, Blanca Felipe, fuimos el jurado de la 27 edición de la Fiesta de los Bandos de Majagua 2007, uno de los acontecimientos culturales más hermosos que hemos vivido.

Antonio Santana el especialista de Cultura Popular Tradicional en Majagua, rojo por costumbre filiar, pero de alta profesionalidad e incapaz de favorecer su bando a través de su cargo, lidera desde sus funciones la atención al jurado. Nos cuenta que se es de un bando o de otro sin importar una única razón sino por preferencia al color, herencia familiar, amistad, amor o desamor. Cualquiera puede ser el pretexto para la competencia pero siempre va a ocuparse de sentimientos. Dígame usted ¿Se imaginan?


De Majagua

Nace por el ferrocarril en el año 1906 y si de algo puede lucirse es de construir una fuente vasta de expresiones culturales típicas campesinas. Allí ocurren anualmente el Festival de Treceros, Encuentros de Parrandas Campesinas y de ellas se nutre la Fiesta de los Bandos que naciera por los años 20 en fiestas de guateques. A partir de 1929 la Sociedad Unión Latina la asume con la iniciativa de Pedro García de dividir en bandos, por eso de la pelota en Rojo y Azul. Aún cuando dicha sociedad era elitista y su verdadero interés era recaudar fondos, eso de los bandos prendió como yunque al lomo de los bueyes. Se dice que el jurado eran los integrantes de las orquestas que amenizaban la fiesta y que Cuba, Liborio y los viejos Pepe y Joaquina ya estaban desde entonces.

Con el triunfo revolucionario estos festejos desaparecen con la vorágine de los nuevos tiempos. Emergió después pero fallidamente en los años 1966 y 1967 como "tradición dirigida" en los sindicatos del petróleo y el azúcar y por supuesto no atizó la llama como para que pudiera asarse el puerco del guateque. Sin embargo, fue en 1980 cuando se replanteara el Atlas Etnográfico de Cuba del Centro Cultural Juan Marinello (con las investigaciones que desde finales de los años 70 se hicieran en el Consejo Nacional de Casas de Cultura) que volviera para crecer como tradición de todos los majagüenses sin distinción alguna. Del Conjunto XX Aniversario (antes Cabalgata Guajira, aficionados de Ciego de Ávila que se ocupan de los bailes de tradición campesina) se designaron los jefes de los bandos, se crean metodologías y nacen guiones para los espectáculos. Desde entonces carteles y pancartas como las que disfruté por esos días de noviembre del 2007 inundaron las calles dando sentido al sentimiento natural el majagüense "Rojo — rojo — tan — tan — rojo — rojo" y "Siempre Azules".


De los bandos

De Majagua es desde entonces hasta hoy un libro abierto de consulta para comprender y tomar números músico-danzarios de origen campesino como el Zumbantonio, el Papalote, La caringa, El zapateo, El gavilán, Anda Pepe y Anda Joaquina o para apropiarse de rescates que surgen anualmente de los bandos por la inquietante necesidad de demostrar liderazgo entre los suyos y el goce inevitable del jolgorio, dígase rescates como: El zorzal, El esqueleto, La jutía y El maja, La polka, La picapica, El rabo del macho, La mulata Mercé y La bola, entre otros del Bando Azul, y los del Rojo como: La culebra, El zúmbale, Agüita del pozo, El calonche, La coneja, El cocuyé, Colando café, El pomporé, La pavana, La chismosa, La espuela y el Perico ripia'o. Agrupaciones prestigiosas del universo campesino cubano del Movimiento de Artistas de Aficionados se nutren de ellos para el espectáculo como "Telón Abierto" de la Universidad y el "Conjunto Artístico XX Aniversario", ambos de Ciego de Ávila, y el multipremiado "Maraguán" de Camaguey.

Erundino Lemus, el director de la Casa de Cultura, pero también el director del Bando Azul, a los ojos del jurado hombre callado y de pocas palabras, cuando preguntó a una muchacha de su Bando si él estaba triste o bravo, ella responde con una sonrisa serena que Erundino es "chivador" pero que esa cara que tiene es para ponerle serenidad al asunto y evitar equívocos.

Miguel Delgado es el director del Bando Rojo, delgado como su apellido y amigo de Erundino, pero contrarios en la contienda, este sí alegre, afable pero con tino en el decir para que luego no digan que no es profesional en esas tareas de competencias.

De los investigadores qué decir de la Roja Argentina Casanova, mujer fina, de hablar pausado y tierno que se emociona a cada instante, dispuesta a regalarnos el Zúmbale, el rescate de su bando que más le gusta.

Eduardo Lemus el investigador del Bando Azul es de figura alta, colorado como un gallego, conversador y discutidor, apegado a la Metodología, acucioso descubridor de citas que aseguraba a cada momento terminar en este año con esto de los bandos lo cual no le creímos como es lógico, solo estaba enardecido por los trajines de la disputa.

De los escritores, el del Bando Azul es el destacado artista e intelectual Gilfredo Boan Pina, que armó una narrativa de indiscutible factura, quien nos obsequiara además "Cosas de Don Pepe" un conjunto de décimas que muestran las Cavilaciones y ocurrencias del inmortal amigo Don Pepe antes llamado José Luís Majagua y del Río, escrituras que al final de estas letras les voy a regalar. El guión de este año fue dedicado a Héctor Ruíz Pérez (Tico) fallecido ya, quien fuera director artístico del Bando Azul y parte de su dirección durante décadas, considerado una personalidad de la cultura avileña. Todos los recuerdan por su capacidad de liderazgo y sus conocimientos de bailes campesinos. Fundador y miembro también del conjunto artístico XX Aniversario.

En la dedicatoria rezan estas décimas:

    Sobre majagua fulgura
    tu silueta, Tico Ruiz
    Porque eres copa y raíz
    del árbol de la cultura
    Con qué pérfida premura
    vino el zarpazo letal
    de la muerte, pero el mal
    que tu vida dejó trunca,
    no podría quitaros nunca
    tu Caringa magistral.

El guión se titula "Un gallego enamorado" y trata sobre una historia de amor entre Maximino y la guajira Domitila al final de la guerra, ubicándose la historia en diciembre de 1905.

Del bando Rojo escribe un joven managüense, Joel Bello Landín, y en su guión asegura talento para lo escénico, porque además, como buen ciudadano interpreta el personaje de Don Pancho el viejo de Doña Joaquina en los festejos. Joel siempre acompañado de Meyci de la Cruz Pérez, socióloga de profesión y autora de varios trabajos con el tema de la tradición quien hiciera la tesis de grado sobre los Bandos, delegada atinada del Bando Rojo que en la noche mágica de las presentaciones, cuando la acompañábamos explicaba con lágrimas en los ojos mientras el desfile se preparaba, a lo que yo acompañé irremediablemente poniendo a prueba lo que me queda de la glándula tiroidea.

La dedicatoria del espectáculo del Bando Rojo en esta ocasión fue para el baile "La chismosa" rescate de 1986 de la cual se sienten orgullosos porque ha recorrido el mundo y porque hace 21 años desde que se encendieron nuevamente las chismosas[1] no se han podido apagar más. La consideran una de las creaciones más genuinas de la Cultura Popular Tradicional de su localidad. El guión del Rojo se titula: "Un regalo de lo alto" y trata sobre la celebración del 40 Aniversario del casamiento de Joaquina y Don Pancho por iniciativa de su hijo Antonio y de paso recibir el 4 de Diciembre día de Santa Bárbara. El argumento se ubica el 3 de diciembre del 1899.


La Metodología

La famosa metodología que a primera vista no es más que indicaciones para la calificación en su página 4 expresa de manera puntual la naturaleza del fenómeno de los Bandos, dice así:

    "Disposiciones Generales

    Única: Esta metodología no podrá ser modificada, ni derogada bajo ningún concepto hasta el año 2009 aunque las direcciones de lo bandos, de la Casa de Cultura o Cultura Municipal sufran cambios".

Cualquiera que se acerca a todo este proceso no entiende cómo la tradición puede ser tratada con metodologías cuando lo usual es que se escape de reglas, pero lo curioso es que en su propio tratamiento y la cantidad de detalles que ella encierra es que comprendemos que su surgimiento es sustancia necesaria para lograr el punto del potaje, es parte de la degustación de lo interactivo de la fuerza de los Bandos porque en ella está contenida paradójicamente orden y conflicto.


Una sola noche de sábado

Les voy a contar por arribita porque profundo es un libro. El Bando Rojo comenzó este año porque se tiró una moneda y así salió, el azar es la elección. Al jurado le tocaba esperar en el Museo Municipal y viene la delegada del bando para llevarnos a revisar el vestuario y atuendos antes de comenzar. Las orientaciones son pequeñas porque el día antes ya conocimos y discutimos por separado los guiones de ambos espectáculos que en esta noche de sábado duran dos horas y media cada una, con dos horas y media de intermedio para dejar la pista limpia.

Ya en el punto de partida el ajetreo se asemeja al rasgueado de las patas del toro antes de echar andar como un bólido dispuesto a su meta con todas las ganas acumuladas. Si no se comienza puntual hay un punto a descalificar.

Hay todo un año de preparación para esta "«noche única", todo un proceso de artesanía de los vestuarios, atuendos, elementos y escenografías. También se realiza un torneo de ensarte de argolla cabalgando y un juego de pelota. En clara señal de adhesión al suceso durante la Semana de la Cultura desfilan y bailan comparsas infantiles y juveniles, y hasta los bandos de los Círculos Infantiles. Algunos de estos participantes de cualquier edad se incluyen luego en la Fiesta de los Bandos.

Siguiendo con la noche de sábado les cuento que la caballeriza va delante con amazonas portando la bandera cubana, detrás va una rastra de flores donde van montados personajes que representar a Liborio y Cuba llevados por bueyes. Comienza la música de los parranderos que se colocan casi al final, los viejos Joaquina y su esposo Pancho del Bando Rojo, y Don Pepe y su esposa Doña Carmela del Azul, interactúan durante el paseo con dos columnas de parejas de bailadores al ritmo de los sonsitos:

"Doña Joaquina ponte en vela que la yegua se te va" para el Bando Rojo y "Anda Pepe monta atrás que la yegua se te va" para el Azul. Las escenificaciones son por lo general al principio, en ocasiones en los intermedios del paseo y en la plataforma de la plaza que está al centro de Majagua.

Nos explican que hay tres momentos muy importantes. El primero cuando se llega a la esquina Independencia y Paseo Martí "cuando dobla es cuando es", aseguran. Eso quiere decir que la fuerza y la emotividad se miden a partir de "la doblada". Un segundo momento es al llegar a la plataforma cuando los parranderos y los bailadores se colocan y hacen silencio, se escuchan las notas del Himno Nacional y Cuba y Liborio desde un podio declaman décimas patrióticas:

    Décimas del Bando Rojo

      Cuba: Liborio, pueblo querido
      ¡cuánta virtud, cuánta gloria!
      conforman la rica historia
      y tu respeto al vencido
      Tú, que nunca te has rendido,
      que no evitas la querella,
      sabrás retornar la huella,
      lucharás en bien andanza,
      revivirá mi esperanza
      y será libre mi estrella.

      Liborio: Cuba, a pesar de mi calma,
      me llena de indignación
      ver la enemiga ambición
      encadenando la palma,
      pero te juro por mi alma
      a ti que eres la más bella
      que yo borraré la huella
      de la cruel intromisión
      haré la revolución
      y será libre tu estrella.

    Décimas del Bando Azul

      Cuba: Visto los bellos colores
      de mi bandera triunfal
      y soy la tierra inmortal
      del amor y de las flores.
      Envuelta con los fulgores
      de una gloriosa contienda,
      marcho erguida por la senda
      del amor y la hermandad.
      Soy Cuba, la libertad
      en la historia y la leyenda.

      Liborio: Cuba, vengo a este rincón
      de recuerdos campesinos,
      por los antiguos caminos
      de una hermosa tradición.
      Vengo de tu corazón,
      de tus montañas y llanos.
      De tu palmar soy hermano,
      hijo de tu sol nací.
      Vivo en la muerte por ti:
      soy yo, el pueblo cubano.

El decir de Cuba y Liborio debe ser claro, enérgico y sin equivocaciones, de eso depende un puntaje y el orgullo del Bando. Estos personajes son símbolos que hablan desde la situación del argumento escogido y fuera de él al mismo tiempo. Desde que se colocan en el desfile y durante la representación son como estatuas vivientes que no se inmiscuyen, pero están para este momento en que dicen las décimas y para hacer valer su presencia.

Y un tercer momento sublime lo es cuando se anuncia el rescate músico-danzario, el renacer de algo que alguna vez se oyó y se bailó, y que bajo la luz de estos tiempos puede llegar para quedarse. En este año el Bando Rojo presentó "La espuela" y el Bando Azul "El buey". Así el repertorio de ambos bandos está nutrido de aquellos rescates más "pegáos" para hacerle compañía a los básicos acuñados como tradicionales, para que algún día el tiempo y los hombres conviertan estos rescates también en tradición.

Otros momentos no menos importantes suceden como las escenificaciones durante el paseo y en la plataforma. Desde el desfile los seguidores custodian a sus bandos, hacen cadenas humanas a los lados cantando el estribillo de Anda Pepe o Anda Joaquina y dando vítores energizando desde afuera la comparsa. En la plataforma está todo preparado y comienza al mismo tiempo que el paseo, mientras cuentan lo que va sucediendo. El jurado que viene observando es recibido para revisar en el andar de la escenificación la escenografía, siempre rescate de tradiciones de los bateyes campesinos: El bohío, el pilón, el bohío vara en tierra, el escusáo, el pozo, los corrales de animales, y los compadres preparando el lechón asado, el arroz moro y el dulce casero cocinándose. Los "preparos" del guateque haciéndose en vivo, la vianda frita, las ensaladas, los parranderos tocando y cantando y el jurado mareado de tanta belleza. El argumento continúa entre baile y olores, las escenas se enlazan con los vivas de los bandos, las sorpresas y los despliegues increíbles de la gente común que baila con tanta destreza. La diversidad de generaciones involucradas asegura la tradición y dan cuenta de su madurez.


Fantasía o realidad

Dice el Bando Rojo que Doña Joaquina y Don Pancho fueron reales y el Bando Azul dice que no es cierto. El Bando Rojo asegura que se dice Zumbantonio y el Bando Azul que se le llama Zumbatorio, y para ambos los argumentos sobran. Están tan inmersos dentro del ritual que muchas veces no logran delimitar fantasía de realidad, porque para ellos todo es esencialmente lo mismo.

La recreación de un batey está muy ligada a elementos totalmente reales, así lo denotan los materiales y lo construido que sugiere o funciona en su uso común, hasta el lechón o el congrí con fuego en pleno escenario o un queso que a los ojos del jurado es puesto a prensar. Las escenificaciones y los números músico-danzarios se ejecutan dentro del desenvolvimiento de un guateque en imitación al real.

Nos explican ambos bandos que los viejos, es decir Doña Joaquina y Don Pepe con sus parejas no se les permiten excentricidades, ni convertirlos en caricaturas, no aceptan que sean objeto de burla. Se trata entonces de personajes típicos, sabichosos y alegres, pero también inteligentes, patriotas de gran arraigo cubano que denotan una herencia cultural.

Cuando estuve en medio de este fenómeno obteniendo información y vivenciando, me imaginaba estar entre los festejos de las farsas atelanas o en una función de la comedia del arte.


El dilema del jurado

El hecho de que el jurado no debe repetirse propone en sí no solo la posible "contaminación", sino que profesionales de las diferentes artes se inmiscuyan en la tradición. El cuidado al jurado es extremo a tal punto que a su llegada se recibe fuera de Majagua y se le sugiere que no vista ropa roja ni azul. Al final, después de los despliegues de los Bandos, sin poder dormir porque hay que discernir cada puntaje de la metodología con increíble agudeza técnica y con raciocinio en medio de tanta emoción, se discute a las 10 AM. con cada Bando por separado el porqué de los puntos dados o quitados. El juego de tensiones se establece ahora con el jurado que tiene que poner bien los pies sobre la tierra para convencer. Los bandos saben de su puntaje individual pero no del otro, así se almuerzan juntos y el jurado se retira, solo después que los "jueces" estén a medio camino hacia La Habana se lee el resultado que en sobre sellado se han dejado en manos "neutrales y profesionales". El dilema no termina nunca porque se empata con las propuestas del otro año. Yo por si acaso escribo estas líneas encima de la metodología. Por ejemplo, este año ganó el Bando Rojo pero al menos para mí quien ganó fue la tradición.


¿Tradición viva?

Qué decir si al cabo de 50 años se toma una herencia cultural, nace una metodología de competencia, surgen guiones proponiendo estructuras del festejo, nacen las escenificaciones y los "viejos" hablan por primera vez en 1981 por el Bando Azul. Toma sentido además los procesos de artesanía: vestuarios, atuendos, escenografías, coreografías, investigaciones. La comunidad se vuelca toda incluyendo a todas las generaciones, organismos políticos y de masas.

Por esa razón en días de noviembre del 2007 disfruté la certeza de que estaba viniendo lo auténtico de una tradición popular sentida y creída de la que yo también formaba parte. Así como la naturaleza del hombre lo ha manifestado siempre desde su propia existencia en un acto donde lo ficticio y lo real rompen fronteras y donde están presentes todas las artes.

Es la fiesta de los Bandos de Majagua, un texto espectacular en el que estamos todos incluidos en una diáfana y clara manifestación de nuestra identidad, así que no se equivoque usted si se le ocurrió pensar otra cosa y no dude en visitar los Bandos para el 2008 porque no estamos hablando de un perico ripia´o, sino de una tradición bien plantá vivita y coleando. Si señor.


    Blanca Felipe Rivero
    Teatróloga y dramaturga
    Asesora teatral y metodóloga del Consejo Nacional de Casas de Cultura de Cuba





    Nota

    1. Iluminación manual nocturna hecha a base de un recipiente de metal que contiene una mecha para la combustión y petróleo como combustible.





Página enviada por Jesús Guanche
(25 de marzo del 2008)


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