Cuba

Una identità in movimento

Víctor Casaus: palabras que regresan

Idania TrujilloElizabet Rodríguez



El poeta argentino, Juan Gelman, dijo en una ocasión que "la poesía es memoria de la sombra de la memoria". De poesía y de memoria está llena la vida de Víctor Casaus, poeta intenso a quien en la tarde del 10 de marzo del 2004, un hermoso "complot", emociones, abrazos, imágenes, voces y presencias lo sorprendieron, afortunadamente, más de 24 veces por segundo, para festejar su sesenta cumpleaños.

A la sombra de la indagadora memoria comenzamos a trenzar los amarres electrónicos de una conspiración silenciosa que nos devolvió, en palabras, anécdotas y recuerdos el perfil, siempre inconcluso, del padre, el amigo y el tierno enamorado que es Víctor Casaus.

Aquí están, ahora, a un tiempo, estas pequeñas e imprescindibles verdades de Abel Casaus, su hijo; María Santucho, su compañera; Ruth de la Torriente Brau a la que bautizó con el apelativo de hada madrina del Centro Pablo y un grupo de amigos y amigas que se unieron a este singular homenaje ciberespacial desde Cuba, Francia, Argentina, España y Perú.

¿Cuál es la imagen que más recuerdas de tu papá cuando eras niño?

Abel Casaus (AC), desde Salamanca, España: Los primeros recuerdos vienen de 1976, cuando nos mudamos a una pequeña Quinta en el barrio de San Agustín. Antes vivíamos en la comunidad de Jibacoa, donde mis padres trabajaron por tres años. Aquella casa de San Agustín era un pequeño paraíso. Entonces ese lugar no era el sitio repleto de edificios que es hoy. Hubo que reconstruir la casa y recuerdo a mis padres trabajando con los amigos los domingos en la restauración. De esa casa, de ese espacio rodeado de árboles y plantas, conservo los mejores recuerdos de mi padre. En las noches me leía, cuando aún yo no sabía leer, especialmente Pinocho, que me gustaba. Jugábamos en el patio al bádminton y al boxeo, combates que casi siempre perdí; se organizaban comidas los domingos; aún existe una foto de mi padre junto a sus amigos conversando en el patio; allí estaban Wichy, Silvio, Guillermo y Conte. De mi infancia esa es la imagen de mi padre que siempre veo: las conversaciones con sus amigos, especialmente con Wichy Nogueras. Me sentaba a escucharles sin molestar. No entendía mucho entonces, con los años fui encontrando y descubriendo lo que había en ellas: nombres de poetas, de amigos y enemigos, de libros y de eso que llaman "la realidad". Viví esa "realidad" años más tarde y créanme que prefiero rememorarla a través de aquellas conversaciones.

¿Cuál es la virtud que más aprecias y lo que más te molesta de su carácter?

AC: Si algo ha caracterizado nuestra relación de padre-hijo, de amigos, es la absoluta confianza para decirnos todo. Las virtudes que más aprecio de mi padre son su entereza, su honestidad, su transparencia. Son virtudes que a lo largo de su vida le han pasado cuenta, pero que tienen una recompensa infinitamente mayor. Ustedes lo conocen, es un hombre sin "medias tintas", directo, sanguíneo. Ese carácter también comprende su mayor defecto, si así podríamos llamarlo. A veces es desmedido en su reacción. Sin embargo, creo que es una desmesura llena de sinceridad, aunque a veces equivocada. Esto le ha traído apodos de sus amigos y ataques de sus enemigos, pero creo que si no tuviese ese carácter no habría logrado todos los empeños que se ha propuesto.

Sabemos que te ha enseñado a valorar muchas cosas de la vida. ¿Qué es lo que más te ha marcado de esas enseñanzas?

AC: La exposición que están preparando lleva el título de un poema suyo, que es también el de una canción inolvidable: "Oh, vida!". Ese poema podría resumir, al mismo tiempo, su arte de vida y su arte poética, si entendemos la poesía como los griegos. Todas esas cosas que no debes permitirle a la vida y que no debes permitirte para que la vida al menos se parezca a lo que eres, a lo que crees que eres. No abandonar esa lucha, esa tirantez eterna entre lo que somos y lo que aspiramos a ser, es lo que tengo presente cuando pienso en mi padre.

En la palma de su mano, ¿María, de quién te enamoraste primero, del ser humano o del poeta que hay en Víctor Casaus?

María Santucho (MS), desde Habana del Este, Cuba: La verdad es que me cuesta decirlo porque están tan pegaditos uno del otro. Si tuviera que ponerlo en blanco y negro les diría que me enamoré de un hombre que desde el primer instante, del amor a primera vista me dio ese que sé yo "que se haya por ventura" como diría Teresita Fernández me dio vuelta todo y me dejé arrastrar hacia esa vorágine maravillosa de la pasión y el deslumbramiento del amor.

Cuando una se enamora trata, a veces, inconscientemente, de idealizar a su pareja, ¿qué virtudes admiras y qué defectos te molestan de Víctor?

MS: Ese idealizar es un autoengaño candoroso que dura ese segundo interminable que es la vida, digo cuando es de verdad y de una sola vez. Desde el primer instante de nuestro amor, admiré febrilmente su capacidad intelectual, su sensibilidad para detectar la poesía en todos los rincones de la vida misma; esa admiración me llevó infatigablemente a tratar de alcanzarlo y, claro, eso me ha servido de meta y me ha permitido llegar a ciertos y extraordinarios secretos de mis propias capacidades; pero también a veces esa capacidad infinita de conocimiento y manejo de esa sabiduría me he llevado a sentir angustia cuando la carrera hacia ese que se yo comienza a agotarme y no me deja detenerme a disfrutar algunos lugares comunes que también son muy necesarios para la vida, para el amor.

De todos los poemas que te ha escrito, a ti, a la mujer, a la compañera, cuál prefieres y por qué?

MS: "Mientras cae la lluvia", por muchísimas razones, pero muy especialmente porque ahí estoy yo, sentada en el centro de la palma de su mano y de su vida, con las piernas recogidas contándole mil historias a la vez... y sobre todo porque él me tienen ahí sentada en la palma de su mano, a mi, a la muchacha que era yo, a la muchacha que sigo siendo yo... gracias a esa palma de su mano poética, apasionada y protectora.


El abrazo de los amigos

Fernando Martínez Heredia, desde La Habana, Cuba: Cada uno de nosotros es un complejo maravilloso, que no puede ser generalizado, ni numerado, ni disuelto en tinta alguna. Víctor se merece todos los homenajes, y aunque le duela un poco la cifra de 60 sé de lo que hablo esta es una oportunidad magnífica. Sin mucho orden, pero con gran entusiasmo, les paso unas palabras:

Para mí, el Víctor más antiguo es el poeta, capaz de invocar y recrear de manera tan bella el mundo cotidiano y la utopía, que entonces eran casi una sola cosa. Siempre poeta, hace más de 20 años, cuando éramos hermanos en una Centroamérica de sangre y esperanzas. Sigo viéndolo poeta, en este siglo XXI, hasta ahora tan prosaico. Hombre de letras si los hay, Víctor ha andado por los géneros y por sus encrucijadas: periodista, crítico, pensador, dueño de su expresión, claro, profundo y elegante. Ha hecho de todo por el testimonio esa democratización de las voces, desde Girón en la memoria hasta hoy; sólo por esta contribución le debe ya un lugar destacado nuestra cultura. Y le ha dado al cine cubano muchos trabajos y afanes a lo largo de su vida.

Pero el intelectual Víctor Casaus me es entrañable porque la grandeza que ha podido alcanzar de su talento y de su oficio nunca ha subordinado ni negado a otra entrega intelectual: la militancia en el reparto de las riquezas intelectuales, dedicando lo mejor de sí a la creación de vehículos para que la gente acceda a esas riquezas, a la divulgación, a abrir espacios para que los nuevos puedan crear, a rescatar la memoria de quienes pusieron su intelecto en la fragua de los pueblos y de las revoluciones. El ejemplo más notable de ese rasgo para mí decisivo es este Centro Pablo, que nació de aquella Cátedra en la cual puso todo su empeño el apasionado y terco soñador que afortunadamente es. ¿Qué le puedo decir yo a mi hermano Víctor? Aprendimos a no ser solemnes en medio de los más asombrosos acontecimientos, compartimos las tareas, los aprendizajes, las canciones, los ideales, los dolores, las fiestas, los tiempos intensos vividos por una larga generación. Víctor nunca ha traicionado aquella apuesta colosal, ni la ha abandonado suave y silenciosamente. Nos une también Pablo de la Torriente Brau, descomunal en su grandeza humana, y símbolo de los ríos profundos que han hecho la causa popular en Cuba, y del internacionalismo sin el cual la obra es falsa, y se deshace.

Pero Pablo, que seguramente debe observar lo que hace Víctor, sería capaz de comentarle a Raúl Roa, que sí nos conoció a los dos: "Mira que pedantes se han vuelto estos abuelos". Por si acaso, me limitaré a decirle a Víctor que lo admiro mucho, que lo quiero, y que nos salvaremos.

Jorge Fuentes, desde Centro Habana, Cuba: En realidad no recuerdo todos los poemas de Víctor y aquellos que sí recuerdo, no necesariamente serán ni los más importantes, ni los que recuerden otros. A decir verdad yo no recuerdo a Víctor por sus poemas, ni por sus artículos y ensayos, que son muchos, tampoco por sus películas. Lo que recuerdo son sus pasos junto a los míos, bajando la loma de Jovellar, en dirección a la Escuela de Letras, yendo hacia el solar donde vivía su madre o solo conmigo, perturbado y quejumbroso por la mujer que acababa de dejarlo por otro. En realidad Víctor para mí no es un poeta ni un artista, sino el hermano que no tuve y que él acabó siendo. Aunque sólo han pasado treinta o cuarenta años, nuestra amistad, a prueba de todo, comienza cuando lo voy a buscar para tomarnos un café, en moneda nacional, tratando de encontrar el mismo sabor de antaño en una esquina de La Habana Vieja. <>Ese muchacho tímido, nervioso, sensible, susceptible, enamorado, terco, trabajador, creativo, selectivo, culto, barriotero, amador de la música, aunque desafine constantemente, es desde hace mucho tiempo, una parte de lo mejor que tengo y de lo único que tengo. Hemos tenido la oportunidad de escribirnos mucho, porque nunca estuvimos conformes en estar lejos el uno del otro, y en De una isla a otra isla me dice: Desde que cierro esta puerta desde que abro/la tapa de la máquina de escribir para escribirte/este poema y no otro/para decirte seguramente hermano mío u otra frase/más o menos retórica de las que tanto criticamos... Como seguimos criticando las frases y la retórica misma, no puedo dejar de verlo vivo y coleando, agrupando a gente de las más variadas tendencias y organizando una casa universal en un lugar donde antes había un solar yermo. El Centro Pablo, que es uno de los pocos lugares donde nunca uno se siente un intruso, donde sin que nadie lo diga sabemos que tenemos voz y voto, donde no se habla de jóvenes y viejos, ni relevos que vendrán (como siempre) de todas formas, es, eso sí, un Centro de trabajo donde músicos, pintores, cineastas, trovadores, diseñadores, escritores, locos y cuerdos, blancos y negros pueden creer en la Revolución. En la patria de todos. En la participación. En la utopía. Eso es lo que ha hecho Víctor a sus sesenta años por fuera, lo que me hace pensar, como decía Sindo Garay a los cien, lo corta que es la vida, sobre todo para los que queremos seguir siendo aquellos muchachos que leían Los hombres de Panfílov en las trincheras.

Víctor, obstinadamente, no se ha conformado con escribir poesía sino en vivir como un poeta y eso en estos tiempos es verdaderamente difícil. Espero verlo siempre sin saco y con gorra de pelotero, elogiando a los que no lo elogian, evadiendo querellas y salvando el proyecto mayor (el de la literatura, el arte y la memoria de nuestro extraño y gran país) soñando los sueños de su infancia y de esta edad de serena y clara juventud en la que entra.

Raúl Roa Kourí y Lily, desde París, Francia: Prevenido de que Víctor Casaus, joven provecto, se aproxima a sus primeras 60 primaveras (el equinoccio está a la vuelta de la esquina) no quiero dejar de enviarle un abrazo quiebrahuesos, por ahora ciberespacial, desde Eragny en el Oise, donde convalezco de una endarterectomía de la carotida izquierda, cerca de donde reposan Vicente y Teófilo van Gogh, de aquellos campos de trigo con soles y amapolas reventones y de la iglesia azul con escoliosis y membrillos cercanos. En estas ocasiones suelen decirse cosas solemnes, pero como el homenajeado es de donde crece la palma hombre sencillo me limitaré a señalar lo que considero un mérito singular (aparte de su reconocida poética y cinematografía): su generosa dedicación a difundir la vida y obra magnificas de Pablo, para que siga quebrando lanzas contra todos los naturales de Hijuep..., dondequiera que estén; y su obra de hacedor y promotor de cultura en esa casa, que ya es un Centro avanzado de la nuestra. Sto let! como diría Chopin. Cien años más, que ya es decir, y muchas felicidades de nuestra parte.

Vicente Feliú, desde La Habana, Cuba: Se dice, y un buen tanto de verdad hay en ello, que los poetas son trovadores que en el camino perdieron su guitarra. En el caso de Victoriano, perdió también la afinación. El abrazo que le daría al cumplir esta edad tan respetable sería el mismo juvenil de cuando nos conocimos, hace no sé qué tiempo ya, quizá con más amistad compartida en el morral. De las facetas del intelectual, sin dudas, la que más aprecio es la de terco, tenaz, tozudo, testarudo, irreductible, obstinado, porfiado y empecinado soñador. Sin esa característica no hubiera podido hacer todo lo otro, incluyendo el ya legendario Centro Pablo.

Eva Rubio y Martín Rago, desde Argentina y España: ¡Queridos amigos; queridas amigas…! Aquí les enviamos unas líneas solicitadas pal amigo Casaus, el rey del pitusa en todas sus versiones… En estos momentos escribo en nombre de Evita también, ya que como ustedes saben anda por la Argentina y el 10 viajando, pero hagan de cuenta que estamos los dos aquí juntitos y llegando a ustedes queridos hermanos nuestros. Que la vida son más que números en sucesión permanente e ineludible, el amor verdadero no fosiliza nunca. ¿Anécdotas?... ¡Uy!, que difícil, más que anécdotas, imágenes, gestos y expresiones del maestro se me vienen encima (hablo por mí, El Turco), pues ese humor tan fino y esa capacidad de usar el micrófono en ocasiones tan variadas y concisas para polemizar, ¿cómo decirlo?, sin polemizar, vamos, pa' poner algunas cosas claras. Aunque no puedo olvidar su constancia en llevar el control del lavado(diario) de mi pelo. ¿Se habrá olvidado Casaus lo que es el pelo largo?…sin ánimo de ofender Casaus. ¿Facetas que más apreciamos? Con Eva coincidimos plenamente en unas que dan paso a cosas más pragmáticas (llámese cine, poesía, etc) Ese amor que lo hace vivir, y trabajar mucho, mucho, mucho… Casaus cree y ama apasionadamente y no puede parar. Cree como Martí "en el mejoramiento del hombre", lo ejerce y trabaja casi sin descanso…y así es ejemplo; se acerca, rescata nuestra humilde historia y nos la regala sin pedir casi nada a cambio, o casi mucho: no olvidar nunca.

Pablo Vargas, desde La Habana, Cuba: Para y por la amistad ha escrito Víctor estos versos: "Que la vida no te vaya a fosilizar/ el abrazo que le das a los amigos". Ese es uno de esos textos que uno jamás se perdona no haber creado. Personalmente siento una gran predilección por el libro que lo incluye y por ese poema en especial. Incluso he utilizado muchas veces fragmentos para iniciar artículos y palabras de elogio para exposiciones y presentaciones de amigos.

En sus 60 sólo le diría que mantenga su brújula en la misma dirección y que no abandone nunca el hábito de la sonrisa. ¿Anécdotas?: Cuando en un tiempo récord nos propusimos e hicimos el libro El cisne salvaje se pusieron en práctica todas sus habilidades como armador y organizador. De ese momento conservo para uso propio muchas incidencias que me demostraron el valor de su amistad. Siempre estaré agradecido de contarme entre sus amigos. Admiro mucho su tenacidad y su constancia, en un mundo donde no es lo más difícil crear algo, sino perseverar en ello. Pero lo que más aprecio es su capacidad para conjugar la energía y la ternura, su facilidad para improvisar frases bellas y sentidas y hacerse querer sin imponerlo ni hacer concesiones.

Lourdes Prieto, desde La Habana, Cuba: Víctor es una gente que disfruta mucho el trabajo de la ficción, que se angustia intensamente; es como si de su propia energía brotara entonces la película. Es muy exigente consigo mismo y con los demás; es muy organizado, extremadamente organizado. Como la vida misma es excelente; pero sobre todo Bajo presión, es un filme que me gusta mucho porque no ha envejecido, al contrario, es un muy interesante, atrevido, ahora lo es mucho más que cuando lo vi por primera vez, además tiene un excelente nivel de actuación. Me gusta mucho el Víctor poeta, me encanta ese sentido del humor, ese ángel de la jiribilla que está detrás de cada verso... Una anécdota: Yo soy muy despistada, sumamente despistada, Víctor es también despistado. Estábamos en el Escambray y un campesino nos llevó en un jeep a ver diversos lugares y era un tipo que llevaba sombrero. De buenas a primeras nos bajamos en una vega de tabaco y yo entro por un lado y cuando salgo por otro veo a un tipo que estaba en la puerta y le digo: "Buenos días", y Víctor me mira con una cara y empieza a reírse; y el tipo me seguía mirando de una forma... Entonces Víctor me dice: "No te diste cuenta que ese es el mismo tipo que todo el tiempo nos ha llevado en el carro pero que ahora se ha quitado el sombrero". El chofer después me evitó porque pensó que yo estaba completamente loca, pero Víctor se rió tanto, se burló muchísimo de mí ese día.

Miryam Quiñones, desde Lima, Perú: Querido Víctor... me solicitaron escribir unas palabras con motivo de la celebración de tu cumpleaños número 60... y ¿qué te puedo decir? Para empezar, que me emociona sobremanera el que se me hayan considerado entre los amigos a quienes se ha pedido este detalle... que me llena de alegría y orgullo el haber podido compartir contigo breves pero sentidos momentos de vida, aunque no tenga aún anécdotas ni largas historias que contar... pero sobre todo que me llena de luz y esperanza el saber que, aún en la distancia, compartimos un sentir y pensamiento común, que nos lleva a la búsqueda constante de la belleza y a la lucha incansable por alcanzar nuestros sueños.

Y en este momento, en que dedico estas palabras a un artista tan talentoso, y a un ser humano tan especial, sólo me viene a la memoria una frase que llego a mí hace algún tiempo, y que hoy se me hace perfecta para la ocasión: "Algunos seres envejecen... pero otros como tú, querido Víctor, CRECEN..."

Feliz cumpleaños, y que sean infinitos más... ! Un abrazo inmenso desde esta nostálgica tarde limeña. hasta siempre...

Carmen Carreras, desde Madrid, España: Recuerdo la ocasión en que visitó San Sebastián de los Reyes, donde se realizaría un acto de bienvenida a los combatientes de las Brigadas Internacionales. Todas las asociaciones locales, tanto de carácter cultural como político, así como poetas y cantautores, expresaron con emoción su agradecimiento a todos esos hombres y mujeres que vinieron a España a defender la bandera de la libertad. Tuve el honor de representar a la Asociación Cultural Pablo de la Torriente Brau haciendo una semblanza de un brigadista. Y allí estábamos, frente a frente, Víctor y yo, sin saber ninguno de los dos de la existencia del otro. Víctor, extrañado por la existencia de una asociación que llevara el nombre de Pablo sin que ni Cuba ni el Centro Pablo hubieran intervenido en su creación. Si en aquel entonces mi admiración por Pablo era sólo testimonial, desde ese momento se convirtió en un ejemplo a seguir. Estoy segura de que sin ese encuentro casual nunca hubiera llegado a conocer al Pablo periodista, al luchador infatigable, al Pablo hijo y hermano, al Pablo enamorado, en una palabra, a ese hombre íntegro, exponente de los mejores sentimientos humanos. Todo esto te lo debemos a ti, Víctor, y gracias a ti hemos difundido la figura de Pablo allá por donde hemos ido.

Ruth de la Torriente Brau, desde La Habana, Cuba: Víctor es una persona que hace amistad con una facilidad enorme, por eso creo que tiene tantos buenos amigos. Tiene mucha idea, es creativo, le gusta hacer cosas nuevas, ayudar mucho a la gente. Es simpático, ocurrente... Le estoy muy agradecida porque él ha hecho por mi hermano lo que no había hecho nadie aquí y lo hizo con un entusiasmo tremendo desde el principio, leyendo su obra, leyendo todas sus cosas; creo que si no se hubiera entusiasmado con la vida de mi hermano, Nene estaría poco más o menos como la mayoría de los revolucionarios del 30 que muchos de ellos están olvidados.


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Webmaster: Carlo Nobili — Antropologo americanista, Roma, Italia

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