Cuba

Una identità in movimento


Los huracanes y Cuba. Acerca de una obra historiográfica inédita

Lohania Aruca Alonso


Vientos de Cambio[1] es el título de un libro del historiador estadounidense Louis Pérez Jr., que leí recientemente con gran interés, y sobrecogimiento. Nada más, ni menos, se trata de los huracanes que con cierta regularidad amenazan y azotan al Archipiélago cubano durante la temporada anual de lluvias, es decir, del 30 de junio al 30 de noviembre.

Las tormentas de gran intensidad, o ciclones tropicales, diferenciados entre sí por los grados en que se miden las fuerzas de sus vientos, la cantidad de lluvia que aportan, la altura de las olas y la distancia con que estas inundan las costas, son un fenómeno climático muy propio del Caribe y de la zona tropical del Atlántico, donde se ubica nuestro país.

Precisamente la isla de Cuba y la de Pinos, y los islotes y cayos que las rodean, se atraviesan, marcan el límite o separación, entre dos grandes cuencas marítimas interiores, el Mar Caribe y el Golfo de México. Esta posición geográfica es determinante para nuestra historia.

Sabemos que huracán es un vocablo de origen aruaco insular, que forma parte de la mitología taína de las Antillas, esa fuerza natural fue representada por el ídolo Guabancex, adorado por la cultura aruaca; y que, desde el ángulo antropológico, fue casi exhaustivamente estudiado por el Dr. Fernando Ortiz Fernández en El Huracán (México, 1947).

No obstante, a pesar tan probada antigüedad en la cultura caribeña y, sobre todo, de su sistemática persistencia y las terribles consecuencias inmediatas de sus vientos, lluvias, descargas eléctricas, furioso oleaje e inundaciones costeras -a la vista y frescos en la memoria tenemos los desastres causados por Ike, Gustav y Paloma en el 2008- la historiografía de Cuba no lo había conceptuado como objeto de estudio, sistemático e interpretativo, en su relación con la economía, la sociedad y la cultura.

Justamente, corresponde al Dr. Louis Pérez Jr., el mérito de una investigación amplia, que hurga en la historia local, regional, y en la instancia nacional, el significado de estas rupturas violentas, traumáticas, de lo cotidiano en la vida económica y social, asumiéndolo como parte de su búsqueda y definición de lo cubano, de nuestra identidad cultural, nacional y hasta regional.

La obra se estructura en seis capítulos, además de la introducción, los índices y un valioso "Ensayo bibliográfico" (pp., (187)-196), al final del libro, donde resume y clasifica, de alguna manera, el cuantioso material que fue consultado por él, localizado en fuentes de archivos y bibliotecas, muy variadas y dispersas.

En la "Introducción" el autor apunta hacia alguna de las peculiaridades de este objeto de estudio cuando se refiere a que


... los huracanes ofrecen la oportunidad de examinar las amplias circunstancias sociales en que se desenvuelve la sociedad colonial en tiempos de estrés, cuando se rompen todas las rutinas, que resultan insostenibles cuando estalla la tormenta.


Los altos contrastes económicos y sociales que provoca este fenómeno climático resaltan en los capítulos 2 ("Coming into being"[2]) y 3 ("A time of tempests"[3]). En el primero de los mencionados, Pérez expone los rasgos generales del desarrollo, o, las transformaciones, alcanzado por la colonia Isla de Cuba, desde la última década del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX.

El avance está cuantificado en la cantidad y variedad de la riqueza agraria del país, en el ascenso del poblamiento (incluidos la inmigración de esclavos africanos negros), y de sus ciudades; así como en la opción política por la fidelidad hacia la metrópoli española, a diferencia de la independentista escogida por las ex colonias de Hispanoamérica continental.

Mientras que, en el capítulo 3, se muestra la destrucción de esa riqueza y del aparente orden social alcanzado, a través del examen de los diversos testimonios compilados por el investigador, de personas que pudieron observar directamente, y dejar comentarios acerca del paso y efectos de tres huracanes consecutivos: en septiembre 1842, octubre 1844 (San Francisco de Asís) y octubre 1846 (San Francisco de Borja), que arrasaron la provincia de La Habana y extendieron sus respectivas zonas de devastación desde Pinar del Río hasta Cienfuegos.

En todos los casos las pérdidas de vidas humanas se elevó a centenares y la de bienes materiales fue millonaria, debido a la imprevisión, a falta de medios técnicos y al desconocimiento científico del fenómeno natural a que se enfrentaban. Por otro lado, la no organización de la población, su desinformación, el desamparo oficial a que estaba sometida durante el paso del huracán y con posterioridad a este, sembraba el terror. Esto se repite regularmente en muchos otros casos de huracanes que pasan por Cuba, ellos se refiere el autor en otros capítulos del libro.

De este modo, a lo largo de la historia de la época colonial el conflicto del huracán vs. Sociedad en desarrollo se arraiga y proyecta en la conciencia social del criollo, finalmente del cubano, forma parte de sus acciones; llega a calar en las estrategias de las Guerras por la Independencia. Ejemplo de ello es la imagen de turbulencia militar avasalladora de la Invasión de Oriente a Occidente, clave de la Guerra del 95 (1895-1898).

En el capítulo 6 ("Between the Storms"[4]) el historiador arriba a algunas conclusiones acerca de cómo se manifiesta en la vida común del cubano la sensación del huracán: en la necesidad de la suerte para evitarlo, o, en los atributos de caracteres huracanados, o impetuosos de ciertas personas, o de determinados hechos sucedidos en la vida política cubana.

También ejemplifica el modo en que ha sido trasladado a la literatura el mentado fenómeno climático, como sucede con José María Heredia, "En la tempestad" de 1832, y otros muchos bardos citados. La novelística nacional se hace eco de las trágicas escenas y conmociones individuales o colectivas, producidas por los ciclones que han desolado ciudades y campos. Así ocurre en Fotuto (1938) de Miguel de Marco, su base real es consecuencia del huracán de 1926.

Una apretada síntesis de los aspectos más relevantes de este libro -imposible hacer más en tan corto espacio- indica su alto valor académico debido a la rica documentación expuesta, al rigor científico de sus análisis y deducciones.

A todo ello se adiciona el interés y la actualidad que tiene para nuestros lectores, porque es parte poco conocida de su historia nacional y cultural, y porque la seguridad climática es uno de los grandes éxitos científicos y culturales celebrados en este cincuentenario de la Revolución cubana. Valdría la pena que nuestros editores contemplaran la traducción al español de esta obra y la incluyeran entre los títulos de la próxima Feria Internacional del Libro.

    La Habana, martes, 17 de marzo de 2009.




Notas

  1. Louis A. Pérez Jr. Winds of Change. Hurricanes & the Transformation of Nineteenth-Century Cuba. The University of North Carolina Press, Chapel Hill and London, 2001, pp. 199, illus. Infelizmente, aún no tenemos esta obra traducida y editada en español.
  2. Este título del capítulo 2, se puede traducir al español como "Transformaciones".
  3. En español el título del capítulo 3, significa literalmente "Un tiempo de tempestades".
  4. Se puede traducir literalmente este título como "Entre tormentas".



Lohania Aruca Alonso: Investigadora auxiliar. Licenciada en Historia y Especialista en Urbanismo, MC Estudios Interdisciplinarios sobre América Latina, El Caribe y Cuba; miembro del Grupo de Estudios Regionales de Cuba (G.E.R.C.) del Instituto de Historia de Cuba y de la Cátedra de Estudios del Caribe de la Universidad de La Habana. Coordinadora fundadora del Grupo de Trabajo Permanente Expediciones, Exploraciones y Viajeros en el Caribe.






Página enviada por Lohania Aruca Alonso
(18 de marzo de 2008)


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