Cuba

Una identità in movimento


Historia de Cuba / History of Cuba

Igor Viloria


Castellano

Conquista y Colonización

A pesar de ser descubierta para el mundo europeo a fines del siglo XV, Cuba permaneció aparentemente olvidada por los españoles hasta ya entrado el siglo XVI, cuando se hizo cumplir el deseo del rey católico Fernando de aclarar el secreto de la Isla, es decir, si había algún oro.

De la mencionada empresa se encargarían con tesón Diego Colón y Diego Velázquez, pero ambos por distintos motivos. El primero, recién nombrado Gobernador de Las Indias, por razones políticas quería hacer cumplir los deseos del rey y, además, recobrar la herencia de su padre, el Gran Almirante. El segundo, el hombre más rico de La Española, aspiraba salirse de la tutela del virrey y subordinarse directamente al monarca español. Velázquez partió de Salvatierra de la Sabana, cerca de Cabo Tiburón (al sudoeste de La Española) y desembarcó a mediados de 1510 en un lugar sin precisar, entre Guantánamo y Maisí, que llamó Puerto de Palmas.

La conquista se caracterizó por una violencia despiadada, los españoles repartieron a los indios como esclavos entre sus hombres y se apoderaron de las mujeres, además de robar a los pobladores todo lo que tenían y atropellarlos sin misericordia.

Diego Velázquez consolidó el poder de España en la región oriental de Cuba y a partir de 1513 completaron la ocupación avanzando por todo el país y fundando las primeras villas, proceso que demoró unos tres años. Las siete primeras villas españolas en Cuba fueron:
Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa (1512); San Salvador de Bayamo (1513); La Santísima Trinidad (1514); Sancti Spíritus (1514); San Cristóbal de La Habana (1514); Santa María del Puerto Príncipe (1515); Santiago de Cuba (1515).

De ellas, sólo Baracoa, la ciudad primada, se mantiene en el sitio original de su fundación, pues las restantes se trasladaron de lugar por motivos diversos. A fines del propio 1514 se realizó el traslado de Trinidad, que según Velázquez estaba en una zona de indios a orillas del río Arimao. Poco tiempo después, Santiago de Cuba pasó del lado oeste al este de la bahía de igual nombre, mientras Bayamo y Sancti Spíritus se asentaron cerca de los enclaves originales. Puerto Príncipe estuvo primero en la costa norte, en el actual puerto de Nuevitas, y en 1516 se trasladó hacia en interior, al lugar que ocupaba el poblado indio de Caonao, luego se trasladó nuevamente en 1528 a su asentamiento definitivo junto al río Tínima.

Pero más errante resultó San Cristóbal de La Habana, que nació próxima a la desembocadura del río Mayabeque o del Cajunagua, en la costa sur, y se fue despoblando hasta desaparecer, al tiempo que crecía un caserío a orillas del río La Chorrera (Actual Almendares), en la costa norte, el que adoptó el mismo nombre y nuevamente se trasladó en el cercano puerto de Carenas (Actual Bahía de La Habana).

Muy pronto los españoles se convencieron de que el oro no era abundante en la Isla, y luego de casi eliminar totalmente a los aborígenes cubanos (una gran parte se fundió con los españoles dando lugar a los primeros criollos), se dedicaron a la ganadería extensiva que pronto les dio jugosas ganancias; para ello jugó un papel importante la posición geográfica de Cuba, que era visitada por expediciones, bucaneros y corsarios, que intercambiaban géneros y artículos de primera necesidad por cueros y carnes saladas.

A fines del siglo XVI aparecieron también los primeros ingenios azucareros, que dos siglos después serían en sostén económico de la Isla, comenzaron a introducirse los primeros esclavos africanos para explotar esta nueva industria y poco a poco comenzó a desarrollarse la plantación azucarera esclavista, que influyó notablemente en las primeras ideas independentistas y el surgimiento incipiente de la nacionalidad cubana.

La sangre aborigen, la africana, la china y la española se fundieron y poco a poco se gestó un proceso de "Transculturación" hasta formar esa mezcla inigualable que dio lugar al cubano como ente cultural, a mediados del siglo XIX.


Guerras

Los primeros intentos de independencia comenzaron en Cuba ya entrado el siglo XIX, pero no fue hasta 1868 en que estalló la primera guerra de independencia, llamada "Guerra de los Diez Años", por su extensa duración. Esta contienda fue precedida de conflictos de ideas e intereses económicos. La iniciaron algunos terratenientes criollos con ideas liberales que veían lo obsoleto de la esclavitud y el freno que significaba la metrópoli española para el desarrollo de la Isla. El estallido revolucionario se produjo el 10 de octubre de 1868, en el ingenio azucarero "La Demajagua", ubicado en la región oriental, propiedad del abogado criollo Carlos Manuel de Céspedes. El "Padre de la Patria", como se le conoció después ofreció la libertad a sus esclavos y les pidió que lo siguieran en la lucha emancipadora.

En poco tiempo la rebelión llegó hasta el Camagüey (antigua villa de Puerto Príncipe) y a casi toda la región central del país. En estos primeros años surgieron figuras que luego serían claves durante todo la guerra y el posterior proceso revolucionario. Es destacable la participación de Ignacio Agramonte y Loynaz, quien organizó la famosa caballería camagueyana y cayó en combate en 1871; el dominicano Máximo Gómez Báez quien organizó la primera carga al mechete (la que se convirtió en lo adelante en — la principal arma del Ejército Libertador cubano) y combatió por la independencia de Cuba hasta 1898; el mestizo Antonio Maceo, conocido como el "Titán de Bronce"; el abogado Serafín Sánchez Valdivia, natural de la villa de Sancti Spíritus, que también combatió durante las tres guerras de independencia y fue mediador entre las ideas renovadoras de José Martí y los veteranos cubanos en 1892 y muchos más que lograron llevar la guerra hasta los límites de la región occidental y poner en peligro los intereses económicos de los más ricos terratenientes esclavistas de todo el país.

La "Guerra de los Diez Años" no tuvo un fin feliz, influyó en ello un incontrolable caudillismo y regionalismo desatado entre los cubanos que hicieron fracasar la unidad y por ende, la independencia. En 1878, el general español Arsenio Martínez Campos, propuso al mando cubano el llamado "Pacto Del Zanjón" por medio del cual cesaba la guerra. Muchos de los criollos en guerra no aceptaron las enmiendas del pacto, pero se vieron totalmente en minoría y finalmente claudicaron. Sólo Antonio Maceo, en el oriente, y Ramón Leocadio Bonachea, en la región central, protagonizaron protestas rotundas a firmar la paz sin independencia y se mantuvieron combatiendo, pero definitivamente tuvieron que abandonar el país ante la presión del Ejército Español y de los propios cubanos que ya no querían la guerra.

En 1889, luego de muchas años de dolorosa tregua, nuevamente se levantaron en armas los soldados cubanos, apoyados por algunas expediciones de los emigrados en el exterior, pero una vez más la falta de organización y disciplina hizo fracasar la nueva contienda en unos pocos meses; luego, los combatientes fueron perseguidos, deportados, aniquilados, y culminó la llamada "Guerra Chiquita".


La Guerra Necesaria

En esta nueva contienda jugó un papel decisivo José Martí y Pérez (Héroe Nacional de Cuba). Desde su temprana juventud se había horrorizado con la esclavitud, con el racismo, con la explotación. Casi adolescente aun escribió obras literarias que expresaban sus sentimientos, la novela corta "Abdala" es muestra de ello. Cuando estudiaba en la Universidad de La Habana, conoció que un compañero de aulas se había inscrito en las filas del Ejército de Voluntarios (Criollos al servicio de España) y le escribió intimándolo a no traicionar a su patria y calificándolo de apóstata. La carta fue hallada en una redada del Ejército Español y Martí fue condenado a trabajos forzados en las Canteras de San Lázaro, en La Habana, y luego deportado.

En el exilio fue periodista de importantes medios españoles, norteamericanos y de América Latina, se destacó como literato, abogado e incursionó en varias ramas del saber, dando siempre atinadas observaciones y comentarios. En los Estados Unidos maduró sus ideas independentistas, creó el periódico "Patria", dirigido a los cubanos exiliados en distintas ciudades norteamericanas, y luego fundó el "Partido Revolucionario Cubano", integrado y costeado por humildes tabaqueros cubanos que trabajaban en el exilio. Sus ideas estaban dirigidas a lograr la independencia de Cuba y Puerto Rico y pronto entró en contacto con los veteranos de las guerras de Cuba, exiliados en varios países. Se comenzó a gestar lo que José Martí llamó "La Guerra Necesaria".

Finalmente, en 1895, estalló el nuevo levantamiento; esta vez con más organización y fuerza. A Cuba llegaron varias expediciones con hombres y pertrechos de guerra que sembraron el terror en el Ejército Español. José Martí también retornó a la patria y cayó en el primer combate en el que participó. En este período correspondió a Máximo Gómez y Antonio Maceo la gloria de realizar la "Invasión de Oriente a Occidente" y llevar la guerra a todos los rincones del país.

Los españoles, desesperados, enviaron a Cuba al general Valeriano Weyler quien ordenó la llamada "Reconcentración", por medio de la cual todos los habitantes del campo fueron hacinados en los suburbios de las ciudades, con el objetivo de cortarle todo tipo de aseguramiento a las fuerzas del Ejército Libertador. La llamada "Reconcentración de Weyler" costó miles de vidas a mujeres, ancianos y niños, que se vieron sin techo ni alimentos por mucho tiempo.

No obstante, las fuerzas cubanas ganaban cada vez más terreno y el Ejército Español se debilitaba rápidamente con su política de "Hasta el último hombre y hasta la última peseta", en esa situación se produjo, en 1898, la intervención de los Estados Unidos en la guerra tomando como pretexto el estallido en el el puerto de La habana del acorazado norteamericano "Maine", y que según muchos historiadores fue auto-saboteado por los Estados Unidos para intervenir en el conflicto.

El gobierno de Washington acabó muy pronto con el maltrecho Ejército Español y no reconoció al gobierno de la República de Cuba en Armas, impidiendo incluso la entrada de las tropas cubanas a la ciudad de Santiago de Cuba, una vez que capituló. Luego, se produjo el traspaso del gobierno de la Isla a los Estados Unidos y quedó de esa forma escamoteada la independencia de los cubanos.


La Enmienda Platt

En 1901, el Senado y la Cámara de Representantes norteamericanos aprobaron, en sólo cuatro días, ocho cláusulas de obligatorio cumplimiento que los cubanos debían añadir como apéndice a su Carta Magna, si querían tener su propia república, aunque fuera limitada su soberanía por el derecho norteamericano a la injerencia en sus asuntos. El texto fue introducido por el senador Orville H. Platt como enmienda al proyecto de créditos para el ejército en el año fiscal siguiente.

La Enmienda Platt permitía la "soberanía" de Cuba, pero autorizaba al gobierno norteamericano a intervenir en cualquier momento en el país, y dejaba establecido que el gobierno de Cuba debía arrendar a los Estados Unidos "las tierras necesarias para carboneras o estaciones navales en ciertos puntos determinados que se convendrán con el presidente de los EE.UU".

El 20 de mayo de 1902 nació la República Platista, presidida por Tomás Estrada Palma, un conocido anexionista. Esta república no era en nada semejante a la soñada por José Martí y todos los hombres de regaron con su sangre los campos cubanos.


República Mediatizada

Luego de la intervención norteamericana en el conflicto entre cubanos y españoles, se desarrolló en Cuba un largo período marcado por una segunda intervención norteamericana, en 1906, y varios gobiernos títeres que jamás representaron los intereses del pueblo, pues siempre existió "un poder detrás del poder".

Desde los primeros meses se perfiló el carácter mono-productor del país y se abortó cualquier posibilidad de desarrollo industrial diversificado, al inundarse el mercado interno de productos norteamericanos. En los 30 primeros años de la república mediatizada, las empresas estadounidenses, con menos de la mitad de los ingenios azucareros — debido a su mayor desarrollo tecnológico — producían el 70,75 por ciento del azúcar cubano.

Sucesivas crisis económicas (1920-1921 y 1929-1933), de honda repercusión nacional, incluso entre ambos períodos, unido a la inmigración intencionada de miles de braceros españoles y antillanos, hicieron que el desempleo y la miseria fueran algo cotidiano entre las capas populares.

A partir de 1913, el general Mario García Menocal, del Partido Conservador, comenzó a gobernar y continuó durante dos períodos sucesivos, pues en 1917 acudió al fraude electoral y provocó una sublevación liberal conocida como "La Chambelona", encabezada también por José Miguel Gómez, veterano de la guerra de independencia.

En el gobierno de Alfredo Zayas (1921-1925) comienza un proceso denominado el "despertar de la conciencia nacional", en el cual participa una nueva generación que no tiene compromisos con el pasado. Su primer signo fue la llamada "Protesta de los Trece", encabezada por Rubén Martínez Villena, con el objetivo de rechazar abiertamente la corrupción gubernamental.

El escenario político cubano de aquellos años sólo había contado hasta el momento con hombres corruptos, pero más tarde un pequeño grupo de patriotas en oposición crítica creó en 1923 el movimiento estudiantil de la Reforma Universitaria, tras la creación de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) — diciembre de 1922 — destacándose como líder el martiano y marxista Julio Antonio Mella.

Le siguen la fundación de la Liga Anti-Imperialista, la Universidad Popular "José Martí" para obreros, y otras organizaciones. En agosto de 1925 nacen la Confederación Obrera de Cuba y el Partido Comunista, fundado por Julio Antonio Mella y el socialista Carlos Baliño, entre otros.

Estas iniciales inquietudes juveniles contra la corrupción pronto abarcaron un amplio temario y sectores de la sociedad, esto contribuyó al desarrollo de una tendencia independentista de inspiración martiana (ideas de José Martí), y más tarde anti-imperialista, de gran auge luego en la lucha contra la dictadura de Gerardo Machado y luego contra la de Fulgencio Batista.


Movimiento 26 de Julio

En esta fecha ocurrió el acontecimiento más trascendente de la historia contemporánea cubana, el ataque por un grupo de jóvenes encabezados por Fidel Castro Ruz de la segunda fortaleza militar del Ejército del dictador Fulgencio Batista y Zaldívar: el "Cuartel Moncada" en la ciudad de Santiago de Cuba.

Este hecho, unido al asesinato de la mayoría de los asaltantes y las circunstancias de anormalidad del juicio a los sobrevivientes, conmovieron a la ciudadanía y contribuyeron decisivamente a propiciar y acelerar toda una serie de condiciones para que se creara una nueva situación revolucionaria en el país, que culminó con el triunfo cinco años, cinco meces y seis días después.

No se trataba de un golpe militar para remplazar un gobierno militar. La acción fue concebida como un motor pequeño — la toma del Cuartel Moncada de Santiago de Cuba y el cuartel Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo — para echar a andar uno mayor que implicaría amplia participación popular motivada por la proclamación inmediata de un programa de leyes y medidas revolucionarias.

El plan del ataque al Moncada se concibió en gran medida en el apartamento de Abel Santamaría, en La Habana, y los entrenamientos de los jóvenes en la Universidad capitalina, a cargo del estudiante de ingeniería Pedro Miret Prieto. El grupo se definió como la "Generación del Centenario de José Martí", a quien Fidel Castro declaró "autor intelectual" de la acción.

"La Historia me Absolverá", alegato de autodefensa de Fidel Castro en el juicio por el hecho, en el que se convirtió de acusado en acusador, se convirtió en el mejor argumento para la incorporación de decena de miles de cubanos a la lucha antibatistiana.

Una vez liberado junto a sus compañeros, y antes de partir hacia México, Fidel constituye el Movimiento 26 de Julio, en la reunión se definieron la estructura y los objetivos de la organización: "El 26 de julio se integra sin odios contra nadie. No es un partido político sino un movimiento revolucionario; sus filas estarán abiertas para todos los cubanos que sinceramente deseen restablecer en Cuba la democracia política e implantar la justicia social".

Este movimiento se convirtió en la guía de los cubanos en la lucha contra la dictadura, el él participaron destacados revolucionarios, muchos de los cuales cayeron en combate. Poco tiempo después se produjo el "Desembarco del Granma" en la costa oriental del país y se organizó el movimiento guerrillero en la Sierra Maestra, desde donde muy pronto se logró llevar la lucha al llano y expandirla por todo el país hasta el triunfo revolucionario de enero de 1959.


La Revolución

La Revolución Cubana se inscribe entre los grandes acontecimientos políticos y sociales del siglo XX. Si en su trayectoria existiese algún secreto, ese sería un fenómeno de masas que desencadenó el peculiar ejercicio de comunicación y respuesta entre el liderazgo y las grandes mayorías de la sociedad. Esa máxima fue cumplida desde la misma mañana en que Fidel Castro llamó a la huelga general en la mañana del primero de enero de 1959, al conocerse en el país la huida del dictador Fulgencio Batista.

Muchas fueron las acciones y muchos los héroes de la guerra de liberación. Hombres desconocidos totalmente, se hicieron adorados por el pueblo gracias a su valentía e inteligencia en el combate, gracias a sus ideas populares y su respeto a las masas, por eso Fidel estuvo bien acompañado durante toda la contienda, porque hombre como el humilde sastre Camilo Cienfuegos, o el médico argentino Ernesto (Che) Guevara de la Serna, lo siguieron siempre y estuvieron a su lado en los momentos más difíciles, tanto en la guerra, como en los primeros meses del triunfo revolucionario. Ese es el secreto de la increíble comunicación de los líderes de la Revolución con las masas, pues los líderes eran las masas mismas.

La confianza popular en la Revolución quedó confirmada ante los ojos del mundo, al manifestarse, el 21 de enero en La Habana. más de un millón de personas en defensa de su soberanía, en respaldo al castigo a los criminales batistianos y en rechazo a las campañas de difamaciones y presiones que tan tempranamente ya procedían de Estados unidos.

El 7 de febrero se restauró la Constitución de 1940, al aprobarse la Ley Fundamental de la República, a la cual introdujeron los cambios correspondientes a la nueva situación del país, como el otorgamiento del poder legislativo y facultades constituyentes al Consejo de Ministros. Tomó posesión el presidente Manuel Urrutia Lleó, un ex-magistrado y Fidel asumió el cargo de Primer Ministro, el 16 de febrero.

Comenzaron entonces las medidas anunciadas en el Programa del Moncada. Fueron intervenidas la Cuban Telephone Company y otras empresas extranjeras, se dictan rebajas a las tarifas telefónicas y eléctricas, en los precios de los alquileres de las viviendas y de los medicamentos. Se firmó la Ley de Reforma Agraria.

Contradicciones con el presidente Urrutia, hacen que Fidel renuncie a su cargo de Primer Ministro, pero la opinión pública lo respaldo y finalmente Urrutia presentó su dimisión y el Consejo de Ministros designa en la presidencia a Osvaldo Dorticós Torrado.

El camino estaba expedito para cumplir las promesas del Moncada y la Sierra Maestra, no obstante el incremento de la contrarrevolución organizada desde República Dominicana y Estados Unidos, adonde huyeron numerosos criminales y políticos batistianos. Comenzaba así la otra guerra, una guerra más solapada, más sucia. Las montañas del centro y occidente del país se llenaron de bandidos armados y financiados por la contrarrevolución exiliada en los EE.UU. y luego ocurrió la Invasión por Playa Girón, donde participaron aviones del Ejército Norteamericano y fuerzas contrarrevolucionarias entrenadas por especialistas de ese país.

Obreros, campesinos y estudiantes, integrantes de Milicias Nacionales Revolucionarias y los Comités de Defensa de la Revolución — fundados en 1959 y 1960, respectivamente — tomaron las armas y derrotaron a los invasores en 72 horas, los bandidos también fueron aniquilados y continuó el proceso revolucionario.

A lo largo de todos estos años, la guerra ha continuado. Cuba enfrenta atentados, sabotajes, guerra bacteriológica, un bloqueo económico terrible y cada vez más novedosas formas de agresión, incluyendo campañas contra el país a través de Internet, definitivamente la guerra continua.

English

The Spanish Colonial Regime

Christopher Columbus discovered Cuba for Spain during his first voyage, on Oct. 27, 1492. Diego Velázquez began permanent settlement in 1511, founding Baracoa on the northeastern coast with 300 Spaniards and their African slaves.

Within five years the island had been divided into seven municipal divisions, including Havana, Puerto Príncipe, Santiago de Cuba, and Sancti Spíritus. Each municipality had its own cabildo, or town council, governing its legal, administrative, and commercial affairs. From 1515, elected representatives of each cabildo formed a body that defended local interests before the royal council, especially matters such as the slave trade and the encomienda (a system that granted to conquistadors a certain number of Indians in a specified area from whom tribute could be exacted). A bishopric, subordinate to Santo Domingo, was founded at Baracoa in 1518 but later moved to Santiago de Cuba.

The island's limited gold deposits discouraged early settlement. The colony became a staging ground for the mainland exploration of Yucatán, Florida, and the Gulf Coast. Such expeditions as that of Cortés, which attracted 400 Spaniards and 3,000 Indians, depleted the colonial population. The small number of permanent resident Spanish colonists used the Indians in encomienda. But by 1550 the encomienda was no longer feasible, because the island's Indian population had declined dramatically to about 5,000 because of social dislocation, maltreatment, epidemic diseases, and emigration. Throughout the 17th century, colonial life was made more difficult by the ravages of hurricanes, epidemics, the attacks of rival European countries trying to establish bases in the Caribbean, and pirates. By 1700 peace had returned, and the population had grown to about 50,000. The flota system (regularly scheduled fleets between Spain and Spanish America) increased the commercial and strategic importance of Havana, while ranching, smuggling, and tobacco farming occupied the colonists. The administrative costs depended, however, on irregular subsidies from New Spain until 1808.

The 18th century brought intensified agricultural development. The main changes came with the growing dependence on sugarcane cultivation and the importation of African slaves for work on the plantations. In 1740 the Havana Company was formed to stimulate agricultural development by increasing the importation of slaves and regulating the export trade. The company was unsuccessful, selling fewer slaves in 21 years than the British sold during a 10-month occupation of Havana in 1762. Reforms of Charles III of Spain at this time further stimulated the development of the sugar industry.

Between 1763 and 1860 the island's population increased from less than 150,000 to more than 1.3 million. Slaves made the most dramatic growth, increasing from 39,000 in the 1770s to some 400,000 in the 1840s. In the 19th century Cuba imported more than 600,000 Africans, most of them after an Anglo-Spanish agreement to terminate the slave trade in 1820. The Cuban insistence on the slave trade raised considerable diplomatic controversy between Spain and Great Britain between 1817 and 1865.

In 1838-80 the Cuban sugar industry became the most mechanized in the world, utilizing steam-powered mills and narrow-gauge railroads. Expanding ingenios (sugar mills) dominated the landscape from Havana to Puerto Príncipe, expelling small farmers and destroying the island's famous large hardwood forests. By 1850 the sugar industry accounted for 83 percent of all exports, and in 1860 Cuba produced nearly one-third of the world's sugar. The sugar revolution propelled a new rich class of slave owners to political prominence. Mexican Indians and Chinese augmented the labour force, and in 1865 the African slave trade ended, although slavery was not abolished until 1886.

The demands of sugar — labourers, capital, machines, technical skills, and markets — strained interracial relations, aggravated political and economic differences between metropolis and colony, and laid the foundation for the break with Spain in 1898. Spanish colonial administration had been corrupt, inefficient, and inflexible. The United States had shown a lively and growing interest in the island, and expeditions by U.S. filibusters won support in the United States, especially in the Southern slave states. After the 1860s the United States tried many times to purchase the island.

Spain's failure to grant political autonomy, while increasing taxes, led to the outbreak of the first war of independence — the Ten Years' War (1868-78) — which led to a military stalemate. The rich sugar producers of western Cuba and the vast majority of the slaves failed to rally to the nationalists, themselves divided over the questions of slavery, complete independence, and annexation to the United States. Spain promised to reform the island's political and economic system at the Convention of Zanjón (1878). Many Cubans, including the nationalist leader Antonio Maceo, however, refused to accept the Spanish conditions.

By 1895 the political and economic crisis had grown more severe. U.S. investment had reached $50 million, and its annual trade with Cuba amounted to about $100 million. Cuban political organizations in exile were coordinated and mobilized by the poet and propagandist José Martí. War broke out again on Feb. 24, 1895.


American War

Spain deployed more than 200,000 troops. Both sides killed civilians and burned estates and towns. By 1898 commercial activity had come to a standstill. Excited by the "yellow press" and a mysterious explosion aboard the USS Maine in Havana's harbour, the United States declared war on Spain on April 25, 1898. In August Spain signed a peace protocol in Washington, ending hostilities.


U.S. occupation, 1899-1901

Cuban independence, granted by the Treaty of Paris (Dec. 10, 1898), began Jan. 1, 1899, under U.S. occupation. The military governor, General John Brooke, tried to exclude Cubans from government. He disbanded the Cuban army and conducted a census before being replaced by General Leonard Wood, a former military governor of Santiago City. Wood sought to mitigate political division and supervised elections that gave Cuba its first elected president, Tomás Estrada Palma.

The military occupation restored normality. The Americans built a number of schools, roads, and bridges; they modernized Havana and deepened its harbour. But Americans were primarily interested in preparing the island for incorporation into the U.S. economic, cultural, and educational systems, and the franchise was designed to eliminate Afro-Cubans from politics. The Platt Amendment (1901) gave the United States the right to oversee Cuba's international commitments, economy, and internal affairs and to establish a naval station at Guantánamo Bay.


The Republic of Cuba, 1902-58

A republican administration that began on May 20, 1902, under Tomás Estrada Palma faced difficulties over U.S. influence. Estrada Palma tried to retain power in the 1905 and 1906 elections, which were contested by the Liberals, leading to rebellion and a second U.S. occupation on Sept. 29, 1906. U.S. secretary of war William Howard Taft failed to resolve the dispute, and Estrada Palma resigned. For the United States Charles Magoon administered a provisional government of Cuban civilians under the Cuban flag and constitution. An advisory law commission revised electoral procedures, and on Jan. 28, 1909, Magoon handed over the government to the Liberal president, José Miguel Gómez. Meanwhile, Cuba's economy grew steadily, as sugar prices rose continually until the 1920s.

The Gómez administration (1909-13) set a pattern of graft, corruption, maladministration, fiscal irresponsibility, and social insensitivity — especially toward Afro-Cubans — that characterized Cuban politics until 1959. The Afro-Cubans, led by Evaristo Estenoz and Pedro Ivonet, organized to secure better jobs and more political patronage and to protest a ban of political associations based on colour and race. In 1912 government troops put down large demonstrations in Oriente. The pattern of corruption was followed by Mario García Menocal (1913-21), Alfredo Zayas (1921-25), Gerardo Machado (1925-33), Fulgencio Batista (through puppets 1934-39 and himself 1940-44 and 1952-59), Ramón Grau San Martín (1944-48), and Carlos Prío Socarrás (1948-52). Machado and Batista, who overthrew Machado in 1933 with U.S. support, were the most notorious, holding power through manipulation, troops, and assassins.

The income from sugar was augmented by vigorous tourism based on hotels, casinos, and brothels; Havana became especially attractive during the years of U.S. Prohibition (1919-33). Yet the prosperity of the 1920s, '40s, and '50s enriched only a few Cubans. For the majority, poverty (especially in the countryside) and lack of public services were appalling: with a national per capita income of $353 in 1958 — among the highest in Latin America — unemployment and underemployment were rife, and the average rural worker earned $91 per year. Foreign interests controlled the economy, owning about 75 percent of the arable land, 90 percent of the essential services, and 40 percent of the sugar production. Nevertheless, there was no widespread discontent on Jan. 1, 1959, when Fidel Castro supplanted Batista.


The Revolution

Batista's fall resulted as much from internal decay as from the challenges of Fidel Castro's 26th of July Movement (commemorating Castro's attack on the Moncada military fortress in Santiago on July 26, 1953) or from the Federation of University Students (later absorbed into the Young Communists Union) and other groups. Castro had been a candidate in the aborted elections of 1952. His defense of his part in the Moncada attack, edited and published as "History Will Absolve Me," was a political manifesto. Released from prison in 1955, Castro and some friends went to Mexico to prepare for the overthrow of the Cuban government. An enlarged group, including the Argentinian revolutionary Ernesto (Che) Guevara, landed in Cuba in December 1956 and were almost annihilated in their first attack. From the Sierra Maestra the survivors fought a guerrilla campaign. When the Fidelistas took control on Jan. 1, 1959, they numbered fewer than 1,000.

The 26th of July Movement had vague political plans, relatively insignificant support, and totally untested governing skills. They quickly forged a following from among the poor peasants, the urban workers, the young, and the idealistic of all groups. The Communist Party of Cuba, dating to 1925, assumed the dominant political role, and the state modeled itself on the Soviet-bloc countries, becoming the first socialist state in the Americas.

The first stage of the new regime was dominated by the progressive dissolution of capitalism, between 1959 and 1963. In those confusing and difficult years, the government eliminated the remnants of Batista's army as well as the former labour unions, political parties, and associations of professional persons and farmers. New institutions emerged: the Confederation of Cuban Workers (reconstituted 1970), the National Institute of Agrarian Reform (founded 1959), the Cuban Institute of Cinematic Art and Industry (1959), the Central Planning Board (1960), the Committees for the Defense of the Revolution (1960), the Federation of Cuban Women (1960), the National Association of Small Farmers (1961), the Revolutionary Armed Forces (1961), the National Union of Cuban Writers and Artists (1961), the Young Communists (1962), and others. The nationalization of hundreds of millions of dollars in U.S. property and private businesses provoked retaliatory measures by the U.S. government, including a trade embargo, an unsuccessful invasion by Cuban exiles at the Bay of Pigs in south central Cuba (April 1961), and unexecuted plots to assassinate Castro.

Within Cuba the erratic drift toward socialism and the growing economic dependence on the Soviet Union divided both the leadership and the country at large. Hundreds of thousands of Cubans, especially from among the skilled and the wealthy, emigrated to Spain, the United States, and other countries. The National Institute of Agrarian Reform tried and failed to diversify the economic base, and the constant mobilization for war frustrated effective long-term planning. Attempts to foment revolution elsewhere, especially in the Dominican Republic, Venezuela, and Bolivia, alienated Cuba from most of the other Latin-American states.

Castro visited the Soviet Union during 1963, but the next two years witnessed a period of ideological instability as the government consolidated its domestic position. A second agrarian reform ended attempts to diversify the economy. Shortages became acute. A professional army replaced the militias as the bastion of national defense. The meeting of Latin-American communists in Havana in November 1964 and the civil war in the Dominican Republic in April 1965 (which brought U.S. military intervention) renewed the Cuban intent to export their revolution.

Between 1965 and 1970 the revolution experienced a third, more radical phase. Cuba began to assume a significant leadership role among the so-called Third World countries; in 1979 Cuba was host to the summit conference of nonaligned nations and was its chairman from 1979 to 1982. By 1968 there was a strong campaign against bureaucrats and a renewed attack on private property, as hundreds of small businesses were nationalized. Military officers moved into the highest ranks of government, industry, and the party.

Material conditions improved slightly during the 1970s. The revolution institutionalized itself along orthodox Soviet lines. Bottlenecks and shortages were substantially eliminated, and diplomatic isolation gave way to technical, commercial, or military assistance between Cuba, the Soviet Union, and the states of Africa, Latin America, and the Caribbean. The political system was reorganized. A new family code was introduced in 1975, and the following year a new constitution and a new electoral code created 14 provinces (instead of six) and 169 municipalities (including the Isla de Pinos, now Isle of Juventud). Fidel Castro became president of the Council of Ministers and the State Council (the latter office combining the offices of president of the republic and prime minister). Nationwide elections in 1976 returned municipal assemblies, which then elected members to the provincial assemblies and the National Assembly.

Castro reestablished full diplomatic relations with the Soviet Union in 1960, and that country became Cuba's major trading partner and source of funds and military supplies. From 1960 until 1991 the Soviet Union bought the major portion of the Cuban sugar crop, generally at a price above that of the free world market. Soviet aid to Cuba in loans, petroleum, war matériel, and technical advice amounted to several billions of dollars annually. The dominant Soviet role forced the Cubans to support the Soviet Union in its dispute with China, although pro-Chinese sentiment was strong in Cuba in the mid-1960s. In 1968 Cuba endorsed the Soviet invasion of Czechoslovakia, but Cuba lost considerable influence among the nonaligned nations when it supported the Soviet invasion of Afghanistan in 1979.

Soviet military support was crucial in the early years, and Soviet maneuvers often aroused strong antagonism from the United States. The installation of Soviet missiles in Cuba in 1962 seemingly brought the United States and the Soviet Union to the brink of war as the U.S. government set up a naval quarantine of the island and demanded the removal of the missiles. In 1979 the United States objected to the presence of Soviet combat troops in Cuba.

The wide-ranging Cuban foreign policy relied on Soviet support. In the late 1960s the Cubans began to redefine themselves as an "Afro-Latin-American people". By the 1980s this new definition was accompanied by assistance to several nations in Africa, Latin America, and the Caribbean. Cuban military assistance in all likelihood influenced civil wars in Angola and Ethiopia, but civilian personnel made contributions elsewhere in Asia and Latin America.

Emigration from Cuba to the United States became an issue beginning in the 1980s; and in 1987 the two countries signed an agreement allowing for the emigration of 20,000 Cubans annually to the United States.

Although some overall improvement in Cuba-U.S. relations could be noted since the revolution, the U.S. trade embargo imposed in the early 1960s remained essentially in force, and there were few apparent signs of thaw into the mid-1990s. U.S. investigations concerning the condition of political prisoners in Cuba and the propaganda broadcasts beamed from the U.S. Radio Martí since 1985 continued to cause agitation. In the meantime Cuba-U.S. relations worsened when the United States invaded the island of Grenada, in 1983, killing a number of Cubans and expelling the remainder of the Cuban aid force from the island. Cuba began a phased withdrawal of its troops from Angola in 1989 and completed the withdrawal in May 1991.

Although Cuba had for decades leaned heavily on the Soviet Union for the support of its economy, Cuban-Soviet relations deteriorated as a result of the liberalization in the late 1980s of Soviet political, economic, and social policies. The Soviet Union initiated the withdrawal of its troops from Cuba in September 1991 over the latters' objections that the withdrawal would compromise the nation's security and open the way to U.S. aggression. When the Soviet Union was dissolved in 1991, the already troubled Cuban economy suffered further from the loss of vital military, economic, and commercial support that had in effect constituted subsidies. Amid severe internal shortages, and with unrest and dissatisfaction growing, Castro declared a "special period in peacetime" of food rationing, energy conservation, and reduction of public services.










































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