Cuba

Una identità in movimento


La visita interpretada a la Casa Templo de la Regla de Ocha

Andrés Rodríguez Reyes


Las prácticas rituales ancestrales introducidas por los esclavos africanos resultaron una forma de resistencia vital ante el medio hostil y aculturador en que eran despiadadamente explotados. Desde su llegada a Cuba comenzó una espontánea integración de los más diversos elementos mágico religiosos africanos entre si. Esta tendencia ya se manifestaba en las tierras de origen, pero se potenció aun más en las condiciones de forzada convivencia común en que se encontraban los esclavos de las dotaciones, independientemente de su origen étnico original. Por otra parte, se inició un complejo proceso de integración de los mismos con elementos de diversos sistemas de creencias, pertenecientes a otros componentes que iban conformando el etnos cubano. Estos fueron, fundamentalmente, los elementos de expresiones religiosas de origen europeo, tales como el catolicismo español, la religiosidad popular española, y luego el espiritismo.

Uno de los productos de la transculturación y del sincretismo de las prácticas mágico religiosas africanas en Cuba fue la Regla de Ocha-Ifá o Santería Cubana, de origen lucumí — yoruba y takua, fundamentalmente. Su finalidad resulta el feliz tránsito por la vida hacia la muerte, por lo que sus rituales se dirigen a la comunicación con sus deidades y antepasados en busca de protección y ayuda. El contenido mágico religioso de dichas prácticas rituales se materializa por medio de una serie de vehículos de carácter sensorial con gran capacidad estética y expresivo emocional, los cuales están estrechamente interrelacionados. Vehículos resultan no sólo los objetos sagrados que simbolizan o representan las fuerzas sobrenaturales adoradas, sino también la música, los cantos, los bailes, la oralidad, la cocina ritual, etc. A su funcionalidad en los rituales le confiere sentido un rico sistema mitológico heredado de la matriz africana, llamado historias de santos. Arroja clara luz, sobre el planteamiento anterior, el principio de representación múltiple, propuesto por el destacado investigador santiaguero, Joel James Figarola. El expresa lo siguiente:

    "... Aceptación del orisha en su totalidad, lo mismo por su manifestación externa completa — digamos, durante la posesión o delante de una reproducción plástica total antropomórfica —, como por un nombre, sus objetos de preferencia, sus continentes, etc."[1]

Debido a que las expresiones religiosas de origen africano en Cuba no poseen centros o edificaciones especializadas para sus cultos y ceremonias, dicha función ha recaído en las propias viviendas de sus iniciados, que en el caso de la Regla de Ocha o Santería Cubana, reciben el nombre de ilé Ocha o casas de santos. Entrar a una de esas casas templos por primera vez, significa el enfrentarse a un inquietante y desconocido universo visual. Este está compuesto por un conjunto de objetos que integran un sistema, cuyo aspecto externo es sólo una parte de un conocimiento más profundo y abstracto, al cual se accede paulatinamente a través de los diferentes niveles de iniciación.

Los espacios de actividad ritual de las casas templos de la Regla de Ocha, por las características físicas, diseño, selección, ubicación y combinación de sus objetos, son capaces de provocar un gran impacto visual en el visitante. En ellos, con palabras de Lázara Menéndez,

    "... Se transita de lo figurativo a lo abstracto, sin que esto suponga ninguna contradicción; existen piezas de corte naturalista,... y otras que se inclinan hacia lo geométrico,.... Utilizan objetos concretos: platos, pañuelos, soperas, coronas, pero la unión de todos ellos da como resultado un conjunto que puede ser figurativo, por sus componentes, y abstracto, porque no existe la posibilidad de identificarlo con nada semejante en la realidad, y en el que se substantivarían color y texturas; aunque no se trata de inscribirlos en una u otra forma expresiva, que al parecer es ajena a sus portadores".[2]

Esto puede tener como resultado, que la persona con poco o ningún referente cultural relacionado con dichas prácticas rituales, a las que se enfrenta, quizás por primera vez, no le encuentre un significado coherente a esta compleja configuración visual. Por esta razón podrían despertarse en él diferentes emociones de tensión, ansiedad, rechazo, aburrimiento o desinterés. Por ello, un requisito indispensable para que no ocurran este tipo de situaciones es una cuidadosa selección de los rasgos a interpretar en la casa templo, y además, una adecuada ejecución de la visita dirigida por el especialista.

En torno a los objetos relacionados con el culto, tienen lugar las ceremonias fundamentales de la Regla de Ocha o Santería Cubana. Ellos son el soporte material del patrimonio cultural inmaterial que resulta esta expresión religiosa. Y es oportuno, entonces, citar a la etnóloga brasileña Juana Elbein Dos Santos, la cual escribe:

    "El creyente no se inclina ante la madera, el barro y la piedra, sino delante de lo sagrado abstracto, de la misma manera que el católico no adora la imagen material de los santos y los crucifijos, sino la esencia mística que ellos simbolizan".[3]

Las ofrendas, atributos, herramientas, ornamentos y representaciones de orishas y antepasados, son para el practicante más que simples objetos. Después de haber estado relacionados, directamente o indirectamente con el ritual, ellos adquieren una nueva calidad. Claro ejemplo es lo expresado por el estudioso cubano, Gerardo Mosquera, al hablar del batá, tambor ritual de la Regla de Ocha. Para este estudioso:

    "El tambor no es un objeto, es una fuerza religiosa viva, participante, a la cual hay que "dar de comer" y tratar ceremonialmente. Su confección es manual y constituye un ritual en si misma, lleno de detalles de obligatorio cumplimiento, que culmina con su consagración".[4]

Estos objetos poseen un gran valor museable que está determinado por su directa relación a las tradiciones rituales de origen africano, parte fundamental del patrimonio cultural inmaterial de nuestro pueblo. En relación a esta afirmación, es aclaratorio el propio concepto de patrimonio cultural inmaterial, propuesto por la UNESCO en el 2003. El es comprendido como

    "... los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas — junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes — que las comunidades, los grupos, y en algunos casos, los individuos reconozcan como parte de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto por la diversidad cultural y la creatividad humana".[5]

Y precisamente estas características las poseen las expresiones de origen africano en Cuba.

El valor museable de estos objetos también puede estar condicionado por su relación con singulares manifestaciones de la Regla de Ocha, con casas templos y familias rituales de gran importancia para el desarrollo del culto en la localidad. Además, ellos pueden ser exponentes de la más genuina artesanía ritual, con un gran valor estético. Esos objetos poseen una acentuada función simbólica expresiva, pues para el creyente, pues se relacionan con una realidad que trasciende lo cotidiano. Ellos forman parte del proceso global de comunicación que tiene lugar entre hombres, orishas y antepasados. Así, para el creyente, un hacha bipene de madera, decorada en blanco y rojo, no es una simple hacha de madera. Es el símbolo de la realeza de Changó, rey de reyes, fabulosa deidad dueña del fuego, el rayo y los tambores. Como tampoco un rabo de caballo carmelita, de mango adornado con cuentas de diferentes colores, es sólo un rabo de caballo, sino un irúke, principal atributo de Oyá, orisha femenino, dueña de la puerta del cementerio, la centella, el viento y las tempestades.

La mayor parte de los objetos relacionados con la práctica de la Santería se confeccionan según las representaciones ancestrales africanas, pero estas han sufrido transformaciones en relación con sus referentes originales debido a los procesos de transculturación y de sincretismo en que tuvieron que funcionar. Por esta razón, en este patrimonio mueble encontramos objetos de la más diversa procedencia y épocas, utilizados como representaciones, atributos y herramientas de los orishas, o simplemente como ornamentos de las deidades adoradas. Ejemplo de ello son las imágenes y figuras de santos católicos, abanicos, muñecos, vajilla de porcelana, adornos de manufactura moderna, etc. Un papel determinante en su uso lo desempeñaron los procesos de sincretismo religioso. Al respecto escribe la especialista Lázara Menéndez:

    "El sincretismo cumplió una doble función; por una parte, acomodó la percepción visual, en tanto que los orishas africanos, en su mayoría tuvieron que ser equiparados con los santos católicos, y esto se expresó visualmente en la incorporación de estampas, litografías, tallas representativas del santoral católico; pero por otra parte, contribuyó a la recreación y a la nueva calificación del fenómeno religioso y a su referencia visual, pues instó a soluciones interesantes, a la flexibilidad y a la asimilación de valores culturales diferentes".[6]


La visita dirigida a la casa templo de la Regla de Ocha

A través de esta visita se pone al visitante en contacto directo con los lugares de culto de esta expresión religiosa de origen africano en Cuba, y además, con sus auténticos actores, los iniciados: santeros y santeras. El primer e imprescindible paso, el cual garantiza adecuados resultados, es una correcta y consecuente preparación, cuyo primer elemento es la selección de las casas templos apropiadas. Para esta selección hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:

  • La casa templo debe ser representativa dentro de la localidad debido a la autenticidad de su práctica ritual, poseer un buen prestigio dentro de la red religiosa de la localidad, y además poseer sus miembros una buena integridad moral, social y política.
  • Tener las condiciones físicos ambientales adecuados: buen estado de conservación e higiene, adecuada dimensión, accesibilidad, circulación sin obstáculos, buena ventilación e iluminación. Las visitas deberán ser realizadas de día, para aprovechar la luz solar.
  • Los objetos relacionados con el culto deben tener un adecuado grado de conservación, alto valor estético, adecuada ubicación, combinación y equilibrio dentro de los núcleos de alta significación ritual de la casa templo.
  • Los núcleos de alta significación ritual seleccionados deben ser identificables respecto al resto de la casa templo, o sea, que el espacio ritual no debe confundirse con el doméstico.
  • Posibilidad de una efectiva comunicación e interacción de los visitantes con el jefe de la casa templo, y otros miembros de la misma.

La visita a la casa templo no es simplemente una visita dirigida, donde la voz del especialista a cargo de la misma ofrece determinadas explicaciones que concederán la información necesaria para la comprensión básica de los sitios altamente significativos por su simbolismo ritual. Esta visita es ante todo una visita en la que es necesaria una adecuada interpretación que pueda garantizar la satisfacción de los visitantes. Según el especialista John A. Veverka, la interpretación:

    "... es un proceso de comunicación especializado, diseñado para revelar el significado y los vínculos entre nuestro patrimonio natural y cultural a través de una implicación directa con objetos, artefactos, paisajes y emplazamientos. La interpretación se trata de un proceso que contiene información cuyo objetivo final es la educación".[7]

Si se tiene en cuenta el carácter esotérico e iniciático de la expresión religiosa tratada, no es difícil comprender que no es posible llevar a cabo una visita en la cual se realice una exhaustiva explicación de todos los elementos de carácter visual que componen la casa templo. Ante todo se deben determinar los rasgos más relevantes y representativos, en relación a su significación ritual y a su intensidad visual, ellos son los núcleos relevantes de significación ritual. En la casa templo de la Regla de Ocha es posible seleccionar una serie de núcleos relevantes de significación ritual, que a su vez resultan elementos tipológicos y estructurales significativos, comunes a todas. Estos son el complejo ritual de los guerreros, el cuarto de santo con el canastillero y la mesa altar espiritista, el rincón de éggun o el muerto, y el cuarto de la nganga o cazuela de Palo Monte.

  • El complejo ritual de los guerreros
    La puerta, entrada y salida de la casa, posee una vital importancia para los santeros. Tiene carácter sagrado, y es objeto de ritos especiales de consagración, propiciación, purificación, etc. A su lado, o cerca de ella, en el interior de la casa, se sitúa el complejo ritual de los guerreros, que está conformado por los orishas Elegguá, Oggún y Ochossi. Ellos representan, respectivamente, el principio y fin de los caminos, la capacidad de guerrear y de rechazar cualquier mala influencia. Su función es asegurar que no penetre ninguna fuerza perturbadora en la casa. Junto a ellos se colocan algunos de sus atributos, adornos representativos, u otros objetos cuya función es lo de "alejar lo malo". El orisha Osun, mensajero de Olofin, deidad suprema de la Regla de Ocha también forma parte del complejo de los guerreros, y puede estar colocado en alto en una repisa encima de la puerta, o encima de algún mueble alto.

  • El cuarto de santo o Igbodú
    Esta es la habitación de mayor importancia ritual en las prácticas rituales de la Regla de Ocha, pues en ella tienen lugar sus ceremonias secretas de iniciación. Esta habitación puede también tener uso doméstico cotidiano en la vivienda del practicante, pero ciertos rituales de transformación simbólica aseguran la posibilidad de la utilización de este espacio con fines mágico religiosos. En el igbodú, en un orden dictado por la tradición ritual, están ubicados la mayoría de los objetos relacionados con el culto. Dentro de este cuarto hay dos centros de actividad mágico religiosa fundamentales Ellos son el llamado canastillero de la Regla de Ocha, y la mesa altar de las prácticas espiritistas del iniciado.

      a) El canastillero
      Este es un mueble, escaparate o vitrina, donde se colocan las piedras, llamadas otanes y los caracoles, que en la Regla de Ocha representan a las deidades u orishas adorados. Esas piedras y caracoles, fuera o dentro del canastillero, se encuentran en vajillas de porcelana o loza (llamadas soperas), en jícaras, tinajas de barro, guiros, bateas o lebrillos de madera, etc. Junto a la representación de los orishas se colocan diversos objetos que resultan ser sus atributos, herramientas, o simplemente adornos representativos. Con los orishas, están relacionadas las imágenes de los representantes del santoral católico que son su contrapartida sincrética. En el interior del canastillero "viven" los orishas Obatalá, Yemayá, Oshún, Inle, Oyá, Obba, Argayú Solá, los Ibbeyi y Orula. Fuera del canastillero "viven" los orishas Changó, Babalú Ayé, Olokun, Orisha Oko, Osain y Yewá.

      b) Mesa altar
      Es común que los santeros también practiquen el Espiritismo, y le rindan culto a sus espíritus, guías y protectores espirituales. Para ello colocan en el cuarto de santo, una mesa-altar, la cual resulta ser el centro de fuerzas ante el cual se desarrollan las actividades espiritistas fundamentales del iniciado.

  • El rincón de eggun o del muerto
    En la tradición ritual de la Regla de Ocha a los muertos se les llama eggun. A ellos se les rinde culto en el llamado "Rincón de Eggun o rincón del Muerto", rincón que debe estar situado en el patio de la casa del iniciado. Allí se les dedica diferentes ofrendas, y ceremonias especiales, con el objetivo de lograr su propiciación en la realización del culto a los orishas o santos. Ello debe efectuarse antes de toda ceremonia importante de la Regla de Ocha.

  • El cuarto de la nganga
    La nganga o cazuela es el recipiente que contiene las fuerzas o poderes mágicos a los que se les rinde culto en la Regla Palo Monte. Esta expresión religiosa es el resultado de la transculturación de las prácticas rituales de origen congo (bantú) en Cuba, y de su sincretismo religioso con el catolicismo español. En su confección se utilizan diferentes elementos materiales que simbolizan las fuerzas naturales y sobrenaturales que los iniciados pretenden dominar y emplear con fines mágico religiosos. Ella comúnmente se encuentra en un cuarto construido en el patio, fuera de la casa del iniciado. Se debe tener en cuenta la posibilidad de la práctica, por un iniciado, de sistemas rituales de diferente origen étnico africano y del Espiritismo. A pesar de ser el objeto de culto de la Regla Palo Monte de origen bantú, la nganga o cazuela de Palo Monte ocupa un lugar destacado en las casas de los iniciados en la Regla de Ocha o Santería Cubana. Por el carácter aun más secreto de sus prácticas rituales, en algunas casas templos no le permiten a los visitantes el entrar al cuarto de la nganga. Esto hay que tenerlo en cuenta en la realización de la visita a determinadas casas de santo.

El reto para la visita dirigida a una casa templo de la Regla de Ocha, es lograr que visitantes con poco o ningún referente cultural relacionado con las prácticas mágico religiosas de origen africano en Cuba, logren una comprensión coherente a partir de las sucintas explicaciones que da el especialista sobre la base de los elementos visuales de la casa templo de la Regla de Ocha. Al respecto es posible alcanzar adecuados resultados, utilizando un guión explicativo en cuya confección se considerado lo siguiente:

  • Seleccionar los núcleos de significación ritual más relevantes a explicar en la casa templo.
  • Tener la información básica sobre esos núcleos de significación ritual.
  • Traducir a un lenguaje inteligible para los no conocedores, no sólo el lenguaje, en ocasiones críptico, de la creencia, sino también el inusual universo visual y conceptual que deben enfrentar.
  • Al revelar los diferentes significados, se debe contemplar las relaciones de interacción e interdependencia de los diferentes conceptos a exponer.
  • Lograr una adecuada coherencia global en el contenido del guión.
  • Brindar una apropiada visión de conjunto de la casa templo, y de su significación en la práctica de la Regla de Ocha.

Durante la ejecución de la visita hay que prestar una seria atención a la propia exposición oral del especialista, pues este resulta el momento en que los visitantes se enfrentan a un complejo mundo visual, del cual no conocen las reglas, y las cuales deben serles reveladas de manera progresiva. En esta exposición oral se debe:

  • Captar la atención, despertar la curiosidad, estimular el interés y el deseo de continuar hasta el final de la visita.
  • Emplear un lenguaje claro, sencillo, original, preciso, sugestivo y asequible.
  • Evitar la lentitud y monotonía en el ritmo de la exposición, para no producir el cansancio e indiferencia de los visitantes.
  • Tener profundo conocimiento del tema, y poder responder a todas las posibles preguntas.
  • Ser creativos.
  • Saber conducir progresivamente a los visitantes a través de la secuencia de los diferentes núcleos de significación ritual del ilé Ocha.
  • Utilizar recursos de comparación, contraste y ejemplificación, además enfatizar los momentos más relevantes
  • Ser capaz de variar la estrategia de la exposición en dependencia de las características, intereses y motivación de los visitantes, y de las condiciones de la visita.
  • Asegurar una adecuada interrelación de los diferentes niveles de lectura (visual, conceptual e interactiva) de los núcleos de significación ritual elegidos en la casa templo.
  • Tratar de lograr la interacción de los visitantes con el jefe de la casa templo. La voz de este último resulta más atractiva a los visitantes que la del propio especialista. Ello es posible lograrlo a través de preguntas oportunas, y de espacios concedidos al iniciado.


A modo de conclusiones

La visita a la casa templo de la Regla de Ocha es ante todo una visita interpretada, pues se debe asegurar la adecuada y coherente comprensión global de un complejo e inquietante universo de imágenes, formas, colores y espacios, de representaciones, que poseen un profundo contenido simbólico de carácter iniciático. Dicha visita ocupa un lugar fundamental entre la gama de servicios que oferta el Museo de la Ruta del Esclavo que se ubica en el Castillo de San Severino, Ciudad de Matanzas. Por medio de ella, los visitantes se ponen en contacto con una de las manifestaciones más importantes del legado africano al Patrimonio Cultural Inmaterial de nuestro pueblo, las expresiones religiosas de origen africano en Cuba. Y se ponen en contacto a través de su soporte material: las casas templos y los objetos relacionados con sus prácticas rituales. Estos últimos conforman un atractivo universo visual, cuya interpretación no sólo tiene un alto valor cultural y educativo para nuestro pueblo, sino también poseen una gran potencialidad incentivadota y atractivo para el desarrollo del turismo cultural en nuestra ciudad. Y esto último es un reto de gran actualidad. ¡Asumámoslo!


    Referencias

      [1] James Figarola, Joel. 1994. "El principio de representación múltiple". Revista del Caribe (Santiago de Cuba) ( 22 ). P. 20.

      [2] Menéndez, Lázara. "Apuntes para el estudio de los recursos plásticos de la Santería". En: Plástica del Caribe. La Habana, Ed. Letras Cubanas. P. 132.

      [3] Elbein Dos Santos, Juana. 1988. "Culto y estética". Revista del Caribe (Santiago de Cuba) (12). P. 20.

      [4] Mosquera, Gerardo. 1989. "África dentro de la Plástica caribeña". En: Plástica del Caribe. La Habana. Ed. Letras Cubanas. P. 146.

      [5] "Convención para la salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial". 17 de Octubre del 2003. UNESCO, París, Artículo 2.

      [6] Menéndez, Lázara. "Apuntes para el estudio de los recursos plásticos de la Santería". En: Plástica del Caribe. La Habana, Ed. Letras Cubanas. P. 126.

      [7] Veverka, John A. 1994. "Comunicaciones interpretativas: la clave del éxito en el turismo rural y patrimonial". En: Interpretación ambiental y turismo rural. Centro Europeo de Formación Ambiental y Turismo Rural. Madrid. P. 124.










Tomado de: Rodríguez Reyes Andrés. "La visita interpretada a la Casa Templo de la Regla de Ocha". En: Actas II. IX Simposio Internacional de Comunicación Social. Centro de Lingüística Aplicada. Santiago de Cuba. 24–28 de Enero del 2005. pp. 528–532


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