Cuba

Una identità in movimento

Origen de algunas canciones cubanas

María Argelia Vizcaíno



"Parece que las frustraciones amorosas
crean las más bellas páginas musicales"
(Dr. Hector R. Wiltz).


Con seguridad el cancionero cubano es uno de las más amplios y bellos del orbe, como ha escrito el Dr. Hector R. Wiltz para el semanario 20 de Mayo de Los Angeles, California, el 19 de noviembre de 1988:

"Cuba querida ha sido rica en magníficos compositores que para escribir de ellos y sus canciones tendría que hacer un libro y muy voluminoso".

Por eso hoy sólo les traigo unas breves anécdotas de algunas canciones que han sido controversiales.

En otros artículos aparte hemos investigado sobre la creación de la canción "Nosotros" de Pedro Junco, y vimos cómo la imaginación del pueblo, quizás influenciados por el tema de una película con el mismo nombre, tejieron historias ajenas a la realidad y para colmo, es la versión que más se ha propagado por los "escribidores". También hemos estudiado la creación de la "Guantanamera" que es uno de los trabajos que ha hecho que más personas me escriban interesados en la cultura cubana y hasta donde sé, se ha traducido al inglés, al italiano, al danés o alemán, lo que me ha producido como es lógico gran satisfacción.

Sabemos gracias a Rosendo Rosell y a su documental obra Vida y Milagros de la Farándula en Cuba, que Manuel Corona se inspiró al escribir su canción "Longina" en una esplendorosa morena llamada Longina O'Farrill que posteriormente asistió al concurrido entierro del autor. En el mismo Tomo I nos relata Rosell que Teofilito, el que afirmaba llamarse Rafael Gómez Mayea, para componer su canción "Pensamiento" se inspiró exactamente el 19 de junio de 1915 complaciendo a una bella joven llamada Rosa María Ordaz, durante una fiesta de una campesina que cumplía quince años a la que Teofilito asistió como músico y cantante.

Pero como dice Rosell en su artículo titulado "Veleidosas historias de las canciones" y publicado por el Diario las Américas el 18 de abril de 1999:

"Resulta muchas veces que la inspiración no es el legítimo producto de un tórrido romance, de una decepción, o cualquier otra realidad, sino surgida de un estado anímico propicio que supo y pudo entretejer una mente dichosa, aunque en verdad es lógico pensar que los mejores temas brotan del corazón que anhela, admira, o sufre... ".

Esto me recuerda una anécdota que me relató doña María Luisa , viuda de Soto, quien fuera el presidente del Colegio de Farmacéuticos Cubanos en el Exilio Dr. Fernando Soto, dueños de la primera farmacia hispana de West Palm Beach. Ellos son naturales de Catalina de Güines, a 51 Km de La Habana, y ella tuvo la dicha de muy pequeña conocer a la persona que inspirara uno de los sones cubanos más famosos en el mundo "Echale Salsita", de Ignacio Piñeiro. Se trata de un señor de la raza negra que apodaban "El Congo" que tenía a la orilla de la carretera un pequeño quiosco donde vendía butifarras, por eso Piñeiro cantaba:

"... en Catalina encontré lo no pensado, la voz de aquel que pregonaba así: Echale Salsita, ah, ah, ah... En este cantar propongo, lo que dice mi segundo, no hay butifarra en el mundo, como las que hace El Congo".

Lo que más me impresionó fue saber que ese humilde vendedor descendiente de esclavos africanos, que hizo que un compositor se fijara en su butifarra considerándola "la más rica y sabrosa que yo en mi Cuba he comido", llegó a dar educación a todos sus hijos, que incluso uno fue abogado a pesar de su pobreza y de su raza supuestamente marginada. Pienso ahora que Piñeiro debe haber sido comilón porque además de "Echale Salsita" tiene otro Son dedicado a la comida titulado "Guanajo relleno".

Hay canciones bellas de un origen muy curioso como la compuesta por el pianista Orlando de la Rosa y llamada "La canción de mis canciones", que está formada con fragmentos de sus propias canciones y su letra nos dice:

"Me voy con mi canción para olvidarte. Me voy porque ya todo terminó. Si una vez yo te dije: mi corazón no puede estar sin ti. Otra vez te repito: no vale la pena sufrir por amor. Me voy como se fue la vieja luna. Me voy, si nuestro encuentro fracasó, si nuestra vidas pudieron ser algo. Pero fue tan solo una aventura. Me voy con mi canción para olvidarte. Me voy con la canción de mis canciones".

Ahí reconocemos sus creaciones: "Mi corazón no puede estar sin ti"; "No vale la pena sufrir por amor"; "La vieja luna"; "Nuestro encuentro" y "Nuestras vidas".

Existen canciones que se conocen con una letra y sin embargo fueron compuestas en un principio con otro propósito. Como el caso de la Clave "Martí no debió morir" atribuida al trovador Alberto Villalón, y muy de moda a principio del siglo XX con versos del Dr. Francisco Eligio.

"En el cielo hay una estrella brillante, que siempre guiándonos va, en la guerra nos hizo invencibles, generosos nos hace en la paz. Tu no has muerto Martí, no. En la mente del cubano tú estarás y aunque pasen siglos, en Cuba venerado tu nombre será. Martí no debió morir... ".

A raíz de la muerte del autor en 1955 escribió el historiador Carlos Robreño:

"... esa clave no fue escrita expresamente como homenaje al mártir de Dos Ríos, y mal podía ser una composición originada mucho antes del comienzo de la Guerra de Independencia (...) en aquel entonces se organizaban en algunos barrios de la capital unos conjuntos musicales llamados Claves, con el objeto de amenizar fiestas populares y familiares y aún religiosas. En el cubanísimo e histórico barrio del Pilar, donde estaba enclavada la Sociedad de su nombre, también se había conjuntado uno de esos grupos melódicos, llamado El Clarín de Oro del cual era directora una espléndida mulata llamada Caridad Valdés y de quien estaba enamorado locamente Tereso, uno de los guaracheros más famosos de aquellos tiempos. Caridad Valdés murió prematuramente... ".

Dicen que su enamorado le compuso esta clave para ser entonada el día de su entierro. Por eso se ajusta tan bien el verso original que dice:

"Aquí falta, Señor: es una voz, falta el clarín de mi clave, pero falta su voz que se apagó... ".


"Cuba lo cantaba todo, sus tristezas, alegrías y amores"
(Dra. Elena Pérez Sanjurjo, Historia de la música cubana)


Apoyo totalmente a la Dra. Elena Pérez Sanjurjo cuando dice en su libro Historia de la Música Cubana que nosotros "... fuimos más conocidos en el extranjero por nuestra música popular que por los grandes descubrimientos que hicieron Carlos J. Finlay y los triunfos artísticos de los mejores músicos y poetas", porque las Estampas de Cuba que primero me dieron la oportunidad de darme a conocer en otras partes del mundo han sido las que he escrito sobre nuestra música, y desde luego, las que hablo de los misteriosos cultos sincréticos.

Lo que muchos no entendemos es el origen curioso que tienen algunas canciones muy populares y la controversia que genera dar a conocer su origen. Ya esto me pasó cuando escribí sobre "La Guantanamera" y "Nosotros", creo que ahora me pasará con la hermosa canción "Aquellos ojos verdes".

Según el enciclopédico libro de Vida y Milagros de la Farándula en Cuba, Tomo III, del amigo Rosendo Rosell relata que el autor Nilo Menéndez, le contó al periodista Enrique C. Betancourt que se la dedicó a

"... una linda cubanita rubia llamada Conchita, Conchita Utrera que conocí en New York (...) me enamoré de ella ese mismo día y por la noche, compuse la música de la canción. Le rogué después al hermano de ella — que era el malogrado poeta y gran tenor Adolfo Utrera — que me hiciera los versos. Le sugerí la letra, y... fueron sus ojos los que me dieron el tema dulce de mi canción".

Y Rosell publica la foto de la dama de ojos tan bellos.

Otra versión tiene muy distinta el Dr. Héctor R. Wiltz, quien la escribió para el semanario 20 de Mayo de Los Angeles, California, el 19 de noviembre de 1988:

"Aquellos ojos verdes... cantada magistralmente por Nat King Cole, la oí en Nueva Zelandia, en mi viaje de vacaciones hace cuatro años en la radio de un restaurante... como la Guantanamera, que he oído en todo el mundo, me estremeció y recordé su historia que relato porque ya los protagonistas murieron. Su autor, Nilo Menéndez, murió recientemente en California ya octogenario... era homosexual y se enamoró de un cubano muy conocido que también falleció en los Estados Unidos... separado del pianista compositor por la inmensidad de Norteamérica de Este a Oeste... que tenía los ojos verdes".

No sé que piense mi estimado lector. Yo no conocí al autor ni sé mucho más de su vida íntima, pero creo que tanto Enrique C. Betancourt que fue un connotado periodista de la Cuba de ayer como el Dr. Wiltz un prestigioso galeno, escritor y orador, no tienen necesidad de mentir para adquirir bienes o fama porque no lo necesitaron antes, mucho menos en el momento de publicar sus comentarios. Si hay algo turbio, quizás sea la fuente de donde el doctor sacó su nota, pero creo que de no ser confiable, él no se ensuciaría al escribirlo. ¿Entonces sería como que el autor Menéndez mintió a Betancourt? Interesante madeja que desenredar para aquel que tenga las posibilidades que mi tiempo no me permite llegar.

En lo que estoy conscientemente de acuerdo con el Dr. Héctor R. Wiltz es que

"... cada país tiene un grupo de canciones que no mueren y sobre todo cuando se ponen viejas, humedecen los ojos de quienes la escuchan si ya, como en el caso mío, se han arrancado muchas hojas del malvado almanaque... ".

En el también estupendo libro de Enrique C. Betancourt Apunte para la historia relata como Moisés Simons compuso "El Manisero" para que Rita Montaner se lo grabara, pero que como no era letrista y le apremiaba la grabación del disco, tuvo que recurrir a Alejo Carpentier, quien no le interesó, así que al otro día se lo dijo a su amigo Gonzalo G. de Mello, conocido por Mellito que se había destacado por traducir los cuentos de O. Henry seudónimo del famoso cuentista norteamericano William Sydney Porter, y en el lobby del Hotel Regina, Simons le tarareó la canción, y "... en un abrir y cerrar de ojos, improvisó la letra de El manisero", que le dio la vuelta al mundo y penosamente omiten el nombre de su coautor.

Otra anécdota digna es la que cuenta Betancourt sobre la inspiración que tuvo Antonio Fernández más conocido como Ñico Saquito para componer "Cuidadito Compay Gallo". Resulta que de joven le encantaba asistir a los velorios porque en su Santiago de Cuba natal en vez de servir para recogimiento y tristeza, servían de esparcimiento, diversión y se intercambiaban chistes. Estando en un funeral en el barrio Los Hoyos,

"... escuchó un cuento acerca de un loro que, por mal hablado, lo metieron en un gallinero, y que al ser requerido por el gallo mandamás del lugar, el loro le espetó que él no estaba allí para poner huevos, sino de profesor de idiomas. De ese cuento surgió la inspiración del novel compositor:

Aquí donde usted me ve, yo tengo mi periquita
busque usted su gallinita
que esas si son para usted"
.

Como éstas, hay centenares de anécdotas de gran interés para todos los amantes de la música cubana, tanto popular como clásica, por ejemplo relata la Dra. Pérez Sanjurjo que cuando Eduardo Sánchez de Fuentes compuso su famosa habanera "Tú" a los 19 años no le había puesto título hasta que ejecutándola en una reunión familiar en casa de Luis Estevez y Martha Abreu, donde se encontraba la señorita Renee Molina (quien fuera años más tarde la esposa de Juan de Dios García Kohly), al escuchar la pieza le preguntó cómo se llamaba, entonces

"... él reiterándole el deseo de tratarla familiarmente le respondió: pues se llama Tú".

Y así fue bautizada la canción que junto a "Siboney" y "El Manisero", antes de surgir "La Guantanamera", representaba a los cubanos en todo el mundo.

La inspiración es un misterio, estoy segura que muchas canciones guardan el suyo junto al alma secreta de su creador.


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