Cuba

Una identità in movimento

Divinidades Yorubas

María Argelia Vizcaíno



"... la santería puede entregarse de lleno
al exclusivo culto de los santos.
Estos son los que de hecho,
gobiernan tanto el cosmos extrahumano
como el destino de los hombres"
(Carlos A. Echanove).


En la santería cubana se le rendía culto a alrededor de 30 divinidades; con el paso del tiempo muchos de los orishas del siglo pasado hoy son totalmente desconocidos, mucho más los originarios dioses de Nigeria (país de procedencia) donde existen unas cuatrocientas divinidades que no llegaron a sincretizarse con los santos católicos, sin contar además, que algunas deidades principales de la Cultura Yoruba en Africa no son de importancia, o no se le da la misma veneración en Cuba, porque en nuestro país además de sus raíces yoruba-lucumí y la penetración católica se enriqueció con ciertas prácticas supersticiosas que trajeron los europeos al nuevo continente.

Por todo esto es erróneo atestiguar que la Santería es africana y que procede de la misma religión yoruba, cuando hay, además de lo antes mencionado, diferencias evidentes entre sus tradiciones. Aunque un yoruba africano moderno puede asistir a las ceremonias santeras cubanas y entender lo que se habla y sus ritos, nunca llegan a ser iguales, así que el fenómeno de la sincretización la convierte en una religión completamente afrocubana.

Las deidades principales en la santería cubana que son llamadas "orishas" — y según sus leyendas fueron espíritus de personas que en vida eran importantes personajes para las tribus africanas — son menos de veinte, entre los que se destacan: Elegguá; Ochosi; Oggún; Orula; Oshún; Changó; Yemayá; Obatalá; Oyá y Babalú Ayé.

Además de los "orishas" considerados principales o más populares, ellos creen en otros santos yorubas, como leímos en el documentado libro de Natalia Bolívar Los Orishas en Cuba están Obbá (que se catoliza Santa Rita de Casia, Santa Catalina de Siena o la de Alejandría, Ntra. Sra. del Carmen, en Matanzas la representan con la Candelaria y algunos creyentes de La Habana la han sincretizado con Santa Catalina de Palermino y la Virgen del Camino); Osún (San Juan Bautista); Los Ibeyis (San Cosme y San Damián); Naná Burukú (Santa Ana); Yemmu (la Virgen María); Oké (Santiago Apóstol y en algunas regiones Santa Marta); Inlé (San Rafael Arcángel); Osaín (San Antonio Abab, San Silvestre, San José y San Benito); Orisha Oko (San Isidro el Labrador); Yewá (Ntra. Sra. de los Desamparados, de Monserrat, de los Dolores, Santa Clara de Asís y Santa Rosa de Lima); etc.

Estos "orishas" al fundirse en el panteón católico sólo se conocieron por sus nombres en castellano pues la mayoría de los seguidores de la Regla Ocha desconocen la historia que llevaron a los santos a los altares católicos. Los santeros más bien mantienen la leyenda africana (patakí u "oddun") para poder distinguirlos, ni siquiera en su mayoría saben el motivo de la sincretización.

También los creyentes de la cultura yoruba acuden a otros santos católicos (sin estar sincretizados) "en urgencia", porque los consideran especialistas en distintas enfermedades, llamándolos médicos celestiales. Como nos ha contado Lydia Cabrera en ese extraordinario libro que nombró El Monte.

Para enfermedades del estómago invocan a: San Gregorio Magno y San Bernardo; para hidropesía le rezaban a: San Fermín y San Quintín; para enfermedades de los pies, San Servando; y de las piernas: San Hilario y San Leonardo; para los oídos y los ojos: San José, Santa Lucía y San Felipe; y la garganta: San Blas, Santa Margarita y Santa Ludovine. Para los partos, San Ramón Non Nato; para los dolores de muela a Santa Apolonia; y el asma, San Jacobo de Sales.

Los creyentes de la Santería y también los Paleros y espiritistas creen que las enfermedades son efecto del odio, la envidia, el rencor, la mala voluntad o castigo que da el cielo o los "orishas" por alguna falta cometida, promesas por pagar a algún Santo, y hasta un olvido involuntario, incluso promesas que deben los padres o algún familiar por uno.

Cada Santo determina diverso género de enfermedades y su consecuencia funesta: la muerte. Por ejemplo, Babalú Ayé (San Lázaro de las muletas) mata por gangrena, las viruelas, la lepra, embolias, erisipelas, ñáñaras, enfermedades venéreas, y tuerce piernas y engarrota (después de la aparición del SIDA también se le atribuye). Oshún (la Caridad del Cobre) y Yemayá (la Virgen de Regla) castigan las partes genitales, el vientre de la persona, matando con agua dulce o salada, con la lluvia y la humedad. Oyá (Ntra.Sra. de la Candelaria o Santa Teresita del Niño Jesús, y en otras zonas La Virgen del Carmen) da la muerte ocasionada por descargas eléctricas, incluyendo los rayos. Inle y Orula enloquecen; y Oggún (San Pedro, el Sarabanda de los paleros) mata a cuchilladas, a machetazos, descarrila el tranvía o el tren, (con el modernismo se le incluye los accidentes de autos).

Todo este complejo sincrético aunque es de origen africano tuvo lugar en Cuba, y hemos observado que deidades que pertenecen a tierras cercanas (en Africa) y a tribus diferentes, se han incluido mientras que otras han ido desapareciendo a medida que va evolucionando el mundo.


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