Cuba

Una identità in movimento


Cuba no debe su independencia a los Estados Unidos (Parte III)

Carlos Manuel Ramírez Olivares


El estado norteamericano fue siempre enemigo de la independencia de Cuba

En artículo anterior, hablamos de los antecedentes que demuestran el porqué. No debemos olvidar que ya en aquellos lejanos tiempos de 1697, se firma la Paz de Ryswick, entre la liga de Augsgurgo y Francia, que fue un hecho de extraordinaria significación histórica para Cuba donde España reconoció el derecho de las potencias europeas a tener posiciones en América. La toma de La Habana por ingleses en 1762, de innegable consecuencias económicas fue una conmoción, un rayo de luz en las espesas tinieblas en que la conquista española había sumido a Cuba. Fijó la atención del cubano sobre la enorme riqueza del país, que esperaban por causes para su circulación, también en el orden social y espiritual. Fue el inicio de un despertar de conciencia nacional, era el nacimiento de la cubanía, era el desajuste insalvable entre gobernadores y gobernados, era apenas perceptible, pero ya estaba presente.

La situación geográfica de Cuba totalmente excepcional en el continente, lo pequeño de su territorio, escaso y pequeño de heterogénia de población, la riqueza de su suelo y su vecindad al territorio de la unión, han hecho que nuestra isla fuese como ningún otro de los países de Hispanoamérica presa, codiciada y fácil, necesaria a la expansión comercial de los Estados Unidos, estos, altamente preocupados por las posiciones de Europa en América, en 1805, algunos años antes de que los cubanos comenzaran a prepararse para alcanzar su libertad, ya, los gobernantes norteamericanos pensaban apoderarse de Cuba; queda demostrado en la notificación hecha en noviembre de ese año por el Presidente Thomás Jeffersón al Ministro de Inglaterra en Washington, de que en caso de guerra con España, se apoderarían los Estado Unidos de Cuba por necesidades estratergícas, Jeffersón, insiste sobre el asunto en 1807 y 1808, en ese deseo yanqui de apoderarse de Cuba, no era solo por la situación geográfica de la isla, sino también la rivalidad con Inglaterra y el temor de que sea la Gran Bretaña, la que pueda adquirirla: por conquista u otras causas. Desde esa remota fecha hasta 1898, la política respecto a Cuba fue siempre a través de todas las administraciones y mantenida desde el gobierno por todos los partidos políticos yanqui.

En memorable nota que envió el 28 de abril de 1823 a Mr. Hugh Nelson, Ministro en Madrid para que le trasmitiera a S.M, aclarando los propósitos, anunciado por Jeffesón de anexarse la isla y la necesidad imperiosa que tiene la unión de poseerla. Los temores de la pérdida de Cuba y Puerto Rico por España, como consecuencia de la guerra entre España y Francia, son los que mueven al secretario Adans a expresar oficialmente la actitud y propósito de su gobierno respecto a ambas islas, dice Adans, por su posición geográfica, son apéndices naturales del continente norteamericano, la isla de Cuba casi a la vista de nuestra costa, ha venido a ser de trascendental importancia para los intereses políticos y económicos de nuestra unión.





    Bibliografía Consultada

      Juan A. Barrero Pérez, La Cubanía Aniquilada por la Enmienda Platt. Páginas 58, 59, 60.


Cuba. Una identità in movimento

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